Capitulo 25

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Volvimos a Los Ángeles hace una semana y aunque durante la gira hubo momentos en los que eché de menos estar a solas en mi habitación, ahora que estoy aquí, no me siento tan a gusto. Así cuando me llama Kitty al despacho el viernes por la mañana y me invita a un showcase esa misma noche, tengo que contenerme para no besar el teléfono.

Un showcase es una forma de presentar a alguien nuevo a la gente importante del mundillo. En este caso se trata de un cuarteto indio-británico, razón por la cual Kitty pensó que quizá me gustara conocerlos. No es que el grupo me interese mucho, pero estoy deseando salir de casa, y tomar unas copas tampoco me vendrá mal. Por supuesto, antes tengo que informar a Zayn...

Sigue distante conmigo. No hemos hablado de lo que pasó en los Yorkshire Dales y a veces pienso que quizá todo fuera un sueño. Pero no, sucedió. Duele demasiado para ser una fantasía.

Hago ademán de incorporarme, pero me vuelvo a sentar y maximizo una página de Internet que ya tenía abierta. Aguanto la respiración mientras echo un vistazo a los mensajes, al final suelto aire aliviada.

Esta semana ha recibido innumerables mensajes de fans enamoradas en sus cuentas de Facebook y MySpace deseándole una pronta recuperación. Después, el miércoles, vi algo que me dejó helada: "¡Has sido el mejor polvo de mi vida! Espero que nos volvamos a ver la próxima vez que vayas a Italia. Podríamos repetir...".

El jueves, recibió otro del mismo estilo, solo que esta vez el país en cuestión era España.

Me he propuesto utilizar estos mensajes para volver a la realidad, pasar página y seguir con mi trabajo. Desgraciadamente, no funciona así. Vuelvo a cargar la página y leo los últimos mensajes antes de cerrar la ventana con desgana. Sé que me estoy volviendo obsesiva. Una figura familiar pasa por delante de la puerta.

-¡Rosa! -exclamo. Se detiene de golpe al tiempo que salgo del despacho a toda prisa-. Ya se lo llevo yo. Tengo que hablar con él. -Le quito la taza de café. Rosa cede de mala gana y vuelve a la cocina.

-¿Estás libre esta noche?

-Eso creo.

Estoy segura de que sospecha que algo ha pasado entre Zayn y yo. El otro día entré en la cocina cuando Zayn también estaba y el ambiente se puso tan tenso que se podría haber cortado con un cuchillo. Ella no dijo nada, pero sé que no se le escapa ni una.

Subo con cuidado las escaleras y llamo antes de entrar.

El rostro de Zayn se ilumina cuando ve la taza de café y se oscurece de nuevo cuando se da cuenta de quién la trae.

-Déjala ahí mismo, Chris. -A continuación se gira y me da la espalda.

Hago lo que me ha indicado y dejo la taza sobre la mesa.

-Tenemos que hablar de varias cosas. -Intento mantener un tono profesional, pero me siento muy incómoda. He estado acumulando cosas, para no molestarlo más de lo necesario.

-Dispara. -No me mira y centra toda su atención en la guitarra que sostiene entre sus manos.

-Tienes cita con el dentista... Pellizca una cuerda.

-Tienes cita con el dentista... Pellizca otra cuerda.

Vuelvo a intentarlo.

-Tienes cita con el dentista a las tres y media, mañana. Zayn, ¿puedes dejar de tocar la guitarra un momento?

Se detiene y me mira, con expresión dolida.

-Tienes cita con el den...

-Sí, ya lo he pillado -me interrumpe-. ¿Qué más?

Zayn Be GoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora