CHAPTER I

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En punto de las 12:00 del medio día una lluvia inesperada me hizo correr a la primera acera que encontré techada. Era tan fuerte que me era imposible divisar los carros en la vía y mucho menos donde estaba ubicada. A mi lado había una puerta de metal roja, parecía el acceso a un edifico de viviendas, entre de prisa para encontrar refugio mientras me reprochaba una y otra vez el porque tenia la tonta costumbre de jamas cargar el móvil, en este momento podría estar hablándole a Ashe y pidiendo que me recogiera en el auto. Mientras refunfuñaba mentalmente, me sacudía el vestido turquesa entallado que con cuidado había seleccionado por la mañana, había elegido los botines de terciopelo café, que ahora se habían arruinado por la lluvia, me sacudía molesta en el tapete de la entrada, estaba completamente empapada, el cabello que con trabajo me había arreglado por la mañana estaba desaliñado y estilando. La calidez del interior y las luces brillantes me hicieron alzar la vista, me sorprendió el hecho de que no era la entrada para unas viviendas, era una especie de librería o biblioteca, no estaba segura en ese momento, emocionada ante tal hallazgo me adentre, era increíble el espacio, tres pisos atiborrados de libros casi por estallar, los pasillos estrechos te acogían al caminar. Me preguntaba como era posible que había pasado un millón de veces por esa avenida y jamas había visto este lugar. Mientras recorría cada pasillo no pude evitar recordar como hace unas horas estaba en la oficina de mi editora anunciándome la postergación de mi primer novela, mientras me señalaba los porque de los directivos. Me entristecía enterarme que no estaban de acuerdo en apostar por una nueva escritora y no estaban completamente seguros de publicarme. La junta me dejo desecha, salí cuestionándome si realmente había nacido para ser escritora. Pareciera que me habían enviado una respuesta muy clara poniéndome frente al lugar que menos esperaba, pero que inconscientemente más anhelaba. De pronto me abordo un chico que me saco de un salto de mis pensamientos.

-¿Te puedo ayudar?- Me pregunto mientras sostenía en un par de libros en sus manos que estaba a punto de reacomodar -¿Buscas algo en especial? - Me sonrío - Me quede atónita, sus ojos... sus ojos brillaban con un intenso color miel, titubeé al responder... - No ... gracias, no estoy buscando algo en especifico, solo...- Su mirada la recordaba de un lugar, me había enganchado, por un momento me sentí inmersa en una emoción indescriptible, en un universo distinto, sus ojos me mostraban una luz que ya había visto, que reconocía, ¿Pero de dónde? - Dime si necesitas algo, estaré por aquí - Me sonrío con sus labios alargados marcando una comisura en sus mejillas, me pareció familiar ese gesto, pero el se dio la vuelta sin emoción alguna y volteo intuitivamente a verme de nuevo y se alejo, yo me quede parada ahí pálida, atontada por su mirada. Seguí buscando sin buscar, lo intentaba encontrar con la miraba, el atendía a otros clientes, mientras yo lo observaba fielmente, me embriago su aspecto, su barba a medio afeitar y desaliñada, su figura fuerte, torneada, estaba fascinada por su espalda, llevaba una jersey azul añil que hacían juego con los jeans oscuros y unas botas desgastadas color café. Seguí recorriendo la librería. Pensando en el, ¿Quién era?, ¿Porqué sentía que lo conocía ? ¿De donde? se que lo recordaría si así fuera. Tome un libro al azar y me dirigi a la caja donde el chico de la mirada brillante atendía. Dirigí mi mirada hacia su broche de identificación, necesitaba saber su nombre, gire un poco la cabeza para alcanzar a leer - Kay - pronunciaba en voz alt - ¿Si? - Sorprendido respondió - oh.. mi nombre - y sonrío conmigo, de nuevo sus labios se alargaron mostrando esas maravillosas comisuras, pero de nuevo me ignoraba, pretendía no verme. Le devolví la sonrisa, había una energía entre los dos que no se podía explicar, solo se podía sentir. Aproveche para observarlo un poco más, quizá lograría recordar de donde nos conocíamos. Tomo el libro y sonrío, en ese momento me di cuenta que había tomado "El Universo Elegante" de Brian Greene. El paso el libro por el marcador de precios, yo intentaba descifrar sus rasgos, ¿De dónde? ¿De dónde? me preguntaba en silencio. De pronto hable sin pensar - ¿Nos conocemos? - Sus ojos brillantes se hicieron inmensos y se paralizo por un momento - No.. no lo creo - me respondio seco con una sonrisa discreta mientras fruncía el ceño, en señal de incomodidad. - ¿Encontraste lo que buscabas? - cambio el tema de tajo, yo titubee un poco, su cambio de humor me había puesto insegura y me hizo regresar de golpe a la tierra - Si... si, gracias.

- No te ves como una chica que le interese la mecánica cuántica - Otro cambio de humor, de nuevo era amable.

- Es parte de una investigación que estoy haciendo - El asento con la cabeza

- Serian $30 con 50 - Claro - Torpemente saque mi billetera y de ella la tarjeta de credito, la puse sobre el mostrador. El se me quedo viendo fijamente y yo me ponía aun más nerviosa.

- En este momento no aceptamos tarjeta, ¿contaras con efectivo?

- Si, claro, de nuevo busque la billetera, extendí mi mano y le entregue el efectivo, nuestras manos se entrelazaron por un momento y un choque de energía nos recorrió a ambos iluminando la librería con un destello inexplicable, como si el juntar nuestra piel hubiera causado un choque de energía que de pronto un apagón se suscitó, la librería se había quedado sin luz. El alejo su mano inmediatamente y mi corazón latía tan fuerte que podía escucharlo hacer bum, bum, bum. Estaba absolutamente segura que el roce de nuestros dedos había causado tal caos eléctrico, pero quizá solo era mi mente y mis ganas de tenerlo cerca. Me estremecí, mi piel estaba erizada, el bajo la mirada, parecía confundido, sobresaltado me dijo:

- Espera aquí, iré a ver que fue lo que sucedió - Saco dos linternas pequeñas del cajón y me dio una.

- Regreso enseguida - Yo asenté con la cabeza, encendí la lampara, la librería estaba vacía, había perdido la noción del tiempo.

- Disculpa, las molestias, hubo una descarga y reventó los sensores eléctricos

- Ya estaba por irme

- Claro, será lo mejor, te acompaño a la puerta

- Gracias, pero no es... - Antes de que terminara de hablar me tomo del brazo gentilmente y bajo su mano a mi muñeca, tratando de no tocarme con la mano completa, de nuevo sentía ese cosquilleo, esa electricidad, las luces de la librería comenzaron a parpadear como si el choque de nuestra piel fuera el causante, quise comprobarlo y lo tome mano, las luces comenzaron a intensificarse, sacando chispas, estaban a punto de estallar, el me soltó inmediatamente y de nuevo nos quedamos en penumbras, solo nos iluminaban la luz de las linternas, el no me miro, pero podía sentirlo, estaba desconcertado, como si lo hubiera descubierto.

- ¿Qué fue eso? - Pregunte, el no respondió, me detuve, quería una respuesta y la conseguiría así tuviera que quedarme a vivir en aquella librería. - ¿Quién eres?, ¿Porqué siento que te conozco?- el se quedo de espaldas, no voltio, seguía en silencio - No me movere de aquí hasta que me des una respuesta - ¿Qué es lo que acaba de suceder?

- Se fue la energía, aveces sucede - Tire la linterna y de prisa tome de su mano - A esto me refiero - La luz volvió de nuevo aun más intensa, chispeante, el de nuevo me soltó de tajo - No vuelvas a hacer eso - me dijo, mientras se alejaba de mi, desconcertada me encogí de brazos - ¿Porqué no? - por un momento sus palabras me herían - Hablemos en otro lugar - Mi corazón latía cada vez más fuerte, si había una razón y estaba a punto de descubrirla - Esta bien - Conteste con voz baja, lo espere en la entrada, había regresado la luz y el mientras hacia unas llamadas en la caja. Había parado de llover Kay me dirigío a la entrada, cerro el portón rojo de metal, yo me abrazaba intentando cobijarme de la brisa de la noche, hacia frío y aun estaba mojada, la avenida estaba impregnada a tierra mojada.

- Mi auto esta en la parte de atras - Dijo

- ¿A donde iremos?

- A mi casa

- No ire a tu casa - Conteste exaltada- No te conozco - el se sonrío

- Claro que me conoces - Yo molesta ante si cinica respuesta replique

- Sabes, creo que cambie de parecer - El me tomo del brazo con fuerza y de nuevo ese cosquilleo recorrió mi cuerpo, erizando cada poro mi piel

- Necesitas recordar como controlar tu energía - Confundida pregunte

- ¿El cosquilleo?

- No es un cosquilleo, es energía - Me contestaba mientras nos dirigíamos a la parte trasera del edificio

- ¿Tu también lo sientes?

- Si, sube - Me abrío la puerta de su auto, subi atontada sin pensar que me subia al auto de un extraño, pense rapidamente en Ashe, ya pasaban de las diez y no sabia nada de mi desde temprano.

- Necesito hacer una llamada - le dije

- En mi casa puedes hacerla. - Encendió el auto y arranco.

LA VIDA SECRETA DE CASSIDYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora