Los niños que odiaban a la Luna

Desde que los hombres te encontraron en medio del sendero y de sus caminos, ellos te han escrito, observado, estudiado, contemplado, adorado y entregado toda su devoción hacia ti. ¡Incluso enviaron a uno de los suyos para estar contigo, Luna!

Y de todos ellos, uno te incomoda, todos te observan cada noche que apareces, pero él... ese hombre. Te preguntas si es posible que alguien tan cruel y horrible pueda considerarse humano, pero dejas de lado tus pensamientos, debes esconderte y dejar que la luz del Sol haga su trabajo.

Y oscurece otra vez.

La Bestia salió de su cueva.

A cazar niños.

Mientras esconde los pequeños cuerpos grises en la tierra, te mira feliz, sientes que estás acorralada en su mirada.

La Gran Bestia te desea.

Al observarte piensa "¿Por qué estás tan lejos de mí?" y tú solo observas, silenciosa y lejana de aquel solitario.

Los niños preguntan a la Gran Bestia por qué los quiere, él te señala y pronuncia "Ella los necesita". Esos pequeños te miran por última vez, con rencor, con odio, porque creen que eres la única testigo y razón de su muerte.

Todos en el pueblo de Fobétor buscan a las criaturas perdidas, los habitantes se preguntan ¿Dónde se encuentran los niños? ¿Quién los tiene? ¿Para qué los quiere? Pero tú conoces cada movimiento de cada hombre y mujer que te adoró, guardas sus secretos, ocultas sus pesadillas.

Y quieres gritar "¡No es verdad! ¡No lo hace por mí! ¡Lo hace por...!" Te quedas callada, porque tienes una promesa con esa egoísta Bestia

¿Acaso es el único monstruo en ese pueblo, en este mundo, Luna? Tú, que ocultas en tus cráteres los deseos más dulces y horribles de estos hombres ¿Por qué cometen todas estas atrocidades?

Los observas, y la Bestia sonríe con sus dientes amarillos, lo escuchas gritar con su vocecita aguda "¡El número once, mi reina, EL NÚMERO ONCE!".

Pero tú solo sientes náuseas.

"Solo falta un niño más para que su plan funcione", piensas y sabes que no lo puedes impedir.

Y lloras.

Gracias por leer :) y la ilustración que aparece en multimedia es de Edward Gorey, uno de mis ilustradores favoritos.