CAPITULO 1

86 9 6
                                    

11AM. Buenos Aires. Día soleado y clima agradable en la ciudad. El circo acababa de llegar. En el interior del motor home principal se encontraba un hombre de unos sesenta y pico de años, recostado sobre una silla mecedora – tallada en madera fina –, con la mirada perdida hacia el frente y una hipócrita sonrisa se dibujaba en su rostro mientras se le venían imágenes del pasado a su mente...

Diez años atrás...

El mismo hombre, algo más joven pero con la misma mirada siniestra, irrumpe drásticamente en la oficina del abogado Costa...

– "¡Corta ya ese teléfono y pone atención a lo que te voy a decir!" – le ordenaba haciendo que Costa obedezca con los ojos sorprendidos y aterradores a la vez – "Quiero que hagas desaparecer las escrituras que dicen que 'Cuore' es de mis sobrinos... todos, inclusive ellos, tienen que seguir pensando que el circo es mío".

– "Pero... eso va en contra de la ley, no puedo hacer eso, Mateo" – le dice el abogado mientras se ponía de pie intentando negarse a su orden.

– "No va a ser la primera vez que actúes contra la ley... o, ¿te tengo que hacer memoria de lo que pasó hace dos años?" – le decía Mateo con una sonrisa maquiavélica al recordarle el secreto que los une.

– "Está bien... todo se hará como vos querés, como siempre" – Costa accedía a su chantaje y se volvía a sentar de una forma derrotada ante la mirada sonriente de Mateo.

2015

Era un día muy movido en el circo, esta noche sería la primera función en la ciudad... la primera después de treinta años, su última visita a la ciudad. Idas y venidas, de aquí para allá de cada uno de los que trabajan en él.

En el centro del escenario estaba Luz, la estrella de 'Cuore', concentrada en su nueva performance. Durante su ensayo notó que un hombre la observaba...

– "¿Qué pasa?" – le dice sonriendo Luz.

Maxi, su amigo del alma y presentador del circo la observaba con una sonrisa en el rostro – "Nada, me gusta los detalles que le estas agregando".

– "A vos te gusta todo... nunca un 'no me gusta', ¿no?" – respondía Luz riéndose.

– "No no... no es que me guste todo, vos sos una artista increíble y a nadie le puede no gustar" – le decía Maxi, quien admiraba su talento.

– "Siempre te digo lo mismo, no le puede gustar a todo el mundo, va a haber cosas que a alguien no le va a gustar, nada ni nadie es perfecto Maxi".

– "Vos lo sos" – insistía su amigo, apoyándose en una columna con los brazos cruzados, mientras la miraba fijo a los ojos.

– "¡Basta!" – le pedía Luz entre risas.

– "Es verdad" – decía serio Maxi mientras se acercaba a ella.

Luz y Maxi se conocían desde niños y siempre fueron los mejores amigos, junto con Valentina, también trapecista del Circo. Luz lo quería mucho, para ella ha sido un gran apoyo desde que sus padres murieron en un accidente automovilístico cuando estaban en plena gira... Consideraba a Maxi como a su hermano del alma aunque, no así ella para él. Maxi la amaba en si-lencio pero, nunca se animó a decírselo por miedo a perder su amistad.

En ese momento en que permanecían muy cerca los dos, de repente sienten que alguien los estaba observando... Era Mateo, el dueño del circo, quien los miraba serio y, al darse cuenta, los dos se alejan un poco y quedan inmóviles...

– "¿Qué están haciendo? Hoy tenemos función y tienen que aprovechar el cien por ciento para ensayar" – les decía en un tono alto de voz, como era su costumbre.

Vidas RodantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora