Capítulo 8: ¡Mi nuevo Sensei!

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Había transcurrido todo el fin de semana y el lunes sin ninguna novedad. No he visto a Saitou-sama desde entonces y el ambiente en casa se ha puesto extrañamente tenso y pesado. Mis padres no me dirigen la palabra, es como si... estuvieran ocultándome algo y ese algo está a punto de ser revelado, no a propósito sino por accidente.

Me preparaba para asistir a la escuela... Sí, me leyeron bien, a la escuela. Mis padres se encargaron de hablar con la maestra y directora de la escuela el lunes sin mi consentimiento... Ahora me tendrán más en vigilancia e inclusive lástima o tratamiento especial, cosa que mis compañeros evidentemente odian.

No quiero ver a nadie de mi salón... No quiero... Mi madre me lleva a la escuela, el camino en el auto es realmente silencioso y tenso. En lo único que puedo pensar ahora es con qué cara me recibirán mis compañeros... ¿Por qué los sigo llamando así? Ellos no son mis compañeros... Son solamente un peligro para mi... Son de lo peor... Pero últimamente más que nada he estado cuestionándome que tal vez el quien está mal no son ellos, si no, yo. Tal vez yo soy lo peor del mundo... Soy alguien... No deseada... Rechazada, no aceptada en este mundo... Tal vez simplemente nunca debí de existir.

Al llegar a la escuela mamá se estacionó frente a la entrada de la escuela:

- Adiós Harumi, te veo en la salida ¡échale ganas! - dijo mamá entusiasmada con las manos en el volante pero su vista puesta en mi en el asiento trasero.

- Claro... - susurré, abriendo la puerta del carro de golpe, bajándome rápidamente y cerrándola sin cuidado.

Llegué a las puertas del infierno, hubiera preferido seguir en el auto con mamá y su ambiente tenso a que terminar aquí.

Caminé hacia la entrada no muy decidida de entrar pero así lo hice. Me dirigía al salón de clases más lenta que una tortuga al caminar. De verdad no quería llegar, hasta que ahí estaba yo, frente a la puerta del salón, abriéndola lenta y temblorosamente sin saber qué era lo que me esperaba del otro lado.

... Abrí la puerta y ahí estaba...

- ¿¡S-SAITOU-SAMA!? - grité de la sorpresa sin poder creérmelo. Debía de ser una estúpida ilusión que solamente intentaba jugar conmigo.

- Haru-chan... - respondió Saitou-sama acercándose a mi caminando lentamente.

Ambos nos mirábamos como si de solo una ilusión se tratase, pero no era así, no, esto era real ¡vaya que era real! Salí corriendo hacia los brazos de Saitou-sama, derramando unas lágrimas en el camino. ¡Estaba completamente feliz! Todos los nervios y el miedo que sentía se habían ido de mi rápidamente.

- Saitou-sama... - susurré, sollozando, con mi cara hundida en su pecho, embobándome con su delicioso aroma de su loción. 

Lo abracé fuertemente, temiendo a perderlo, pero eso no pasaría.

- Saitou-sama... ¿Qué haces aquí? - le pregunté, apartándome muy lentamente de su pecho y comenzando a secar mis lágrimas.

- ¿Qué haces tú aquí? Esta es la sala de los profesores, no puedes estar aquí. - contestó con su tono comprensible, suave y amable de siempre mientras me secaba una lágrima con sus dedos.

- ¿Oh?... ¡Es cierto!... Creí... Creí que era mi salón de clases... - le respondí inmediatamente un poco alterada al darme cuenta de que mis miedos y nervios me habían superado anteriormente a tal grado de ni saber a dónde me dirigía. - Pero, tu... ¿Qué haces aquí? ¿Acaso ocurrió algo? ¿Vienes a hablar con la directora? Porque mis padres ya vinieron ayer a hablar con ella personalmente sin mi consentimiento... - dije, agachando la cabeza con desaprobación.

- No, no es nada de eso. Yo... Soy tu nuevo profesor, Haru-chan. - dijo Saitou-sama mostrándome una de sus mejores sonrisas.

No puede ser, que alguien me pellizque ¡Estoy tan feliz! ¿¡Saitou-sama será mi nuevo maestro!? ¡No puedo creerlo! Pero ¿por qué? ¿Por qué ese repentino cambio? No es que le fuera mal en su trabajo anterior, tenía mucho éxito, le iba bien en dónde estaba. ¿Y qué le pasó a mi otra maestra? ¿La despidieron? ¿O qué? Bueno, eso no me importa, más bien... ¿Por qué Saitou-sama será mi nuevo profesor?

- ¿Haru-chan? ¿Harumiii-chaaaaan? - preguntó Saitou-sama poniendo su mano frente a mi rostro y moviéndola de lado a lado para despertarme de mis sueños despierta.

- ¡S-Sí! ¿¡De verdad!? ¡Es genial! ¡Ahora podré verte todos los días! - le dije casi gritando de la emoción.

- Mmm. - asintió Saitou-sama felizmente. - Ahora vamos, debes de ir al salón, tomaré mi maletín y unos cuadernillos y nos vemos allá. - dijo muy tranquilamente, dirigiéndose a su escritorio para tomar esas cosas.

- Bien, me adelantaré entonces. - le dije, mientras rápidamente me dirigía al salón.

Estaba tan emocionada por lo sucedido que había olvidado por completo que en realidad no quería ver la cara de esos que hago llamar mis "compañeros", el miedo y los nervios se apoderaban de mi de nuevo. Me encontraba ya frente a la entrada del salón, la puerta estaba cerrada, lista para ser deslizada y permitirme entrar. Mis piernas temblaban y me costaba el respirar. Moví mi mano lentamente hasta la puerta para deslizarla y cuando lo hice, otra mano se puso encima de la mía, quedando las dos manos juntas una sobre otra.

Estaba confundida, volteé rápidamente a ver quien era el dueño de aquella mano.

- ¿Estás lista... Haru-chan? - me susurró Saitou-sama con su sonrisa de siempre dedicada únicamente para mi.

- Mmm. - asentí no completamente segura.

- Bien, vamos. -

HarumiWhere stories live. Discover now