El inicio de un final feliz

El Principio, centro y fin de mi universo

Capítulo 7 El principio, centro y fin de mi universo.

Nota de autora: Los personajes no me pertenecen si no a Edward Kirsis y Adam Horowwitz en la cadena ABC.

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Desperté llena de energía, incluso antes de que el despertador sonara, algo que está pasándome mucho, pero no me molesta. Emocionada voy al baño para alistarme para salir a correr, loca por llegar a la mansión. Desde hace casi dos semanas mis carreras mañaneras terminan en el portón de la mansión donde Regina me espera para entrar las dos. Después de una sesión de besos yo me baño y arreglo en el cuarto de la reina mientras el desayuno está listo, luego me reúno con ellos para desayunar los tres en familia.

Tras vestirme y estar lista, salgo del apartamento cerrando tras de mí, bajando las escaleras rumbo a la acera donde empiezo a correr tranquila, escuchando música 'fantaseando con Regina' ¡eso también! Correr me gusta, me ayuda a pensar aunque Regina dice que duda que yo piense mucho, tal vez sea verdad, después de todo cuando la tengo cerca es lo menos que hago pero... ¿Quién logra pensar coherente con una mujer así cerca? Definitivamente yo no.

Al llegar a la calle Miflin sonrió al ver a mi reina con un albornoz esperándome frente al portón, la bella y tierna escena hace que el corazón se me acelere y no tiene nada que ver con los ejercicios, apresuro el paso y cuando llego a donde ella no me detengo la levanto por la cintura en un abrazo y le doy un par de vueltas en el aire, ella se sujeta a mis hombros mientras ríe libre y yo con ella. La dejo en el suelo suavemente sin soltarla, atrapada en su mirada.

Siento como la magia fluye entre nosotras, como mágicamente nuestros corazones van sincronizándose hasta latir como uno solo. Como con el rose de sus dedos en mi cuello envía espasmos cálidos y placenteros por todos mis nervios erizando mi piel, dirigiendo todo mi ser hacia ella. Me inclino y beso sus labios sintiendo como los colores explotan tras mis párpados y su delicioso sabor a manzana en mi boca. En ese beso entrego todo cuanto siento por ella; amor, ternura, pasión, amistad, protección y muchas otras sensaciones que se escapan de mí; en ese beso, por mis poros, con la magia para mezclase y unirse a ella...

Me alejo un poco sin abrir los ojos, descansando mi frente en la suya respirando su aliento, maldiciendo internamente el oxígeno que no me deja vivir de sus labios. Siento como nuestras esencias bailan juntas en armonía. Me acerco a ella estrechando nuestro abrazo, eliminando los centímetros entre nosotras, ocultando mi rostro en su cuello. Ella me agarra firme contra ella y nos quedamos así olvidando el tiempo. Un torbellino de sensaciones me estremece y nos rodea arrullándonos. Beso su hombro, inhalo su esencia y beso su cuello deleitándome con su aroma y sabor a mujer.

-Buenos días mi reina- le susurro en el oído seguido beso delicadamente su frente. Regina se aleja un poco sin soltar el abrazo y me besa de forma corta pero apremiante provocando que sienta mi alma derretirse del gusto.

-Buenos días mi caballero- me contesta sonriendo, siento que voy a estallar de alegría cada vez que me dice así, le doy un beso de pico y me alejo riendo, le tomo la mano y caminamos a la mansión.

-¿Cómo durmió, majestad?- le pregunto abriéndole la puerta de entrada como buen caballero dejando que pase primero. Ella entra y cierra tras nosotras.

-Bien, Sir Swan. Una noche tranquila ¿y usted?- contesta deteniéndose al frente de las escaleras. Agarro suavemente su mano y hago una reverencia algo exagerada besando el dorso de su mano sin dejar de mirarla.

-¿Contigo en mis sueños? Siempre es un buen dormir- tengo el gusto de ver sus mejillas rosadas y sin evitarlo rio abiertamente, lo que provoca que el sonrojo se acentué, definitivamente me agrada ser la única de tener ese efecto en ella. Le robo un beso rápido pasando a su lado para subir los escalones dispuesta a bañarme.