El salto

895 102 13
                                    

Móvil de Astrid

Tienes un nuevo mensaje de Hipo:

Astrid, ¿dónde estás? Llevas media hora cambiándote.

No se si quiero hacer esto.

Venga, ya has llegado hasta aquí. ¡Será divertido!

¿Y si muero?

Te he dicho que te tirarás conmigo, y nunca me ha pasado nada.

¿Y esa pierna que te falta de qué es?

Ya te dije que fue en un accidente de coche.

No me lo dijiste.

Pues ahora lo he hecho.

Vale, pero sigo sin querer tirarme.

Por favor, Astrid, es tu regalo anticipado de cumpleaños, mucha gente lo ha hecho y sigue viva.

¡¿Y la que no sigue viva qué?!

Mala suerte, poco habilidad con los paracaídas, mal tiempo y monitor inexperto.

¿Y si hoy tengo mala suerte?

Astrid, tu monitor soy yo, y de inexperto no tengo nada.

¿Cuándo hiciste esto por primera vez?

Con doce años.

¡Doce!

Si, bueno, cómo mi padre murió y estaba solo porque todavía no había conocido a Chimuelo, me daba igual caer mal o bien, solo quería probar. Y me encantó.

Oh, vale, lo haré.

Vaya, es verdad que a las chicas se las convence con historias tristes.

Eso solo tenía un poco de triste, y cómo te lo hayas inventado te aseguro que...

Que... no me lo he inventado. Cien por cien cierto.

Vale, venga, ya voy.

¡Te esperamos!

Astrid apagó su móvil y lo guardó en la mochila que había traído, no quería que volara con ella. Llegó al pequeño avión, e Hipo le abrió la puerta y la ayudó a subir, un gesto muy amable por su parte a vista de Astrid. El avión despegó, poniendo a Astrid todavía más nerviosa, y cuando llegaron arriba del todo cogió la mano de Hipo sin darse cuenta, pero él si lo hizo, y se sonrojó muchísimo. Cuando la rubia miró al castaño, asustada, y se dio cuanta de su sonrojo y de que miraba hacia otro lado, buscó un motivo por el que estuviera así, y lo encontró. Inmediatamente apartó su mano de la de él con brusquedad, sonrojándose ella esta vez.

-¡Chicos, ya estamos, es la hora! ¡Preparaos!

-Venga, Astrid, tranquila, no te va a pasar nada, te lo prometo. Estoy contigo, y sé lo que hago.

-Vale... ¿Qué hay que hacer ahora?

-Espera.

Él cogió una mochila con cuatro cuerdas y con unas anillas de metal en la punta, y se la puso, y después cogió un arnés y se lo dio a Astrid, diciéndola que se lo pusiera y ajustara. Ella obedeció, si no lo hacía bien se caía seguro.

-Bien, ahora... ponte delante de mi.

-¡Qué!

-Hazme caso, si te quieres tirar segura déjame que lo haga cómo sé.

Ella le hizo caso, colocándose ante él, y empezó a sentir cómo sus manos rozaban su cintura, hasta que sintió algo atarse, y a Hipo acercarse todavía más.

-¿Qué es esto?

-Así te tirarás conmigo sin caerte.

-Ah, pues entonces átalo bien, ¿eh?

-Si, si. No quiero que te lleves un mal recuerdo la primera vez que nos vemos.

-Bueno... ¿Y ahora qué?

-Esto. ¡Flyn, las puertas!

-¡Voy, socio!

-¿Preparada? Ponte las gafas.

-¡Creo que he cambiado de opinión!

-¡No que va!

Él le puso las gafas a Astrid, que al ver la altura a la que estaban se arrepintió de subirse a ese avión, aunque sentir el calor de Hipo tan cerca la calmaba, pero no lo suficiente.

-¡Ahí vamos!

-¡No no no no no no no no nooooo! ¡Ahhhhhhhhhhhhhh!

Holiii, siento haber tardado tanto en actualizar, pero cómo dije en mi otra historia, tenía la mente seca y al mismo tiempo a reventar de ideas para otras historias. Espero que os guste. OS QUIEROOO. Chao ♡♥♡





"Escribiendo..." Hiccstrid  *CANCELADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora