Capítulo 8

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-¿Una vez más?...-Susurraba ella.

-Si Beth, una vez más he decaído por culpa del horrible espejo gris de nuestro dormitorio.-Contesté en voz alta.

La vida me había enseñado en estos 14 años de edad, que la adolescencia era la peor etapa de la vida, la mas asquerosa y deprimente posible. Me juzgaban todos por no tener un voluminoso cuerpo, pero ya sabía que la pubertad vendría por mi mas tarde que temprano.

-Mi idea de contarle a madre sigue en pie, te estas consumiendo en depresión, lo único que haces es asesinar a los animales indefensos mientras disfrutas placenteramente de lo que haces.-Dijo mi hermana.

Quede frustrada desde mi infancia, yo solía ser rubia por completo lo que genero que siempre fuera popular y sobresaliera entre todas, al pasar el tiempo mi cabello fue tornándose mas oscuro y ahora ya no queda casi del rubio oro que solía lucir.




-Buenos días.-Menciono Dick.

Había soñado todo mi pasado, cuando soñaba cosas negativas que marcaron algún momento de mi vida, daba señal a que algo malo estaba por pasarme. Me detuve a pensar "¿pasará algo con Dick acaso?", estoy segura que si.


Esa adolescente en medio de la nada era yo, en medio de todas las personas desconocidas que rodeaban mi entorno día a día, yo no era el centro de atención y quería serlo. Tocaba salir a recorrer las escuelas de por aquí, tenia que culminar los estudios en su totalidad para posteriormente dirigirme a la universidad. Quería ser psicóloga pero la vida había sido un poco clara conmigo, y quizás ser psicólogo teniendo principios o hasta un desarrollo de esquizofrenia, no seria de mucho, aseguró casi que no podría cuidar de mis pacientes porque me estaría volviendo mas loca. La psicología era algo que quería estudiar, me ayudaría a mi y no solo a mi, también a mis pacientes, a mis adorados clientes; pero posteriormente tenia que pasar por exámenes psíquicos que determinaran mi salud mental, y estaba jodidamente mal de la cabeza.


Rompí en llantos, entre en una desesperación incontrolable. ¡¡¡¿QUÉ TIENES?!!!.-Gritaba Dick. Yo no sabía que decirle, entre el llanto y la desesperación aruñe mi rostros sin parar, tenía ataques de ansiedad. 


¡NO PUEDO MAS CONMIGO, ME ODIO, EXTRAÑO LA INFANCIA, AQUELLOS MOMENTOS DONDE SI ERA REALMENTE FELIZ Y LO SABÍA, SABÍA QUE ERA FELIZ Y QUE CUANDO LLEGARÁ A CUMPLIR LA MAYORÍA DE EDAD NO ESTARÍA TAN FELIZ COMO LO ESTABA, MI CORAZÓN ESTA MUERTO, SECO, TAN SECO COMO UNA HOJA EN OTOÑO!


Entre las peores cosas de la vida, no había nada peor que entrar en desesperación frente a personas que aún te quieren, personas que se preocupan aún por ti y les importas, eso me estaba pasando con Dick, mi mente estaba entregada totalmente al corazón de el, mientras mi corazón me decía que debía llorar en su hombro, mi cerebro solo me ordenaba hacerme mas daño. Lentamente cada pedazo de piel que desgarraba de mi rostro, seguido de pequeñas gotas de sangre que bajaban por mi mejilla.


Él me tomó por la cintura, haciendo que me calmará de inmediato.-CINDY, recapacita, tienes que ser fuerte y ahora más que estas en un lugar nuevo para ti, un lugar para darte a conocer como la buena persona que se que eres, ese corazón tan noble que llevas en ti, te prometo por mi vida, que estaré contigo en todo lo que necesites, que eres... Especial para mí, y mucho...-Dijo Dick. El estaba enamorándose de mi, de mi monstruosa personalidad, no conocí lo malo de mi, aunque si se tratase de lo bueno, no tengo nada positivo ni bueno que dar de mi. 


La tomé de la mano, la acompañe al baño, para que se limpiase su hermosa mejilla y curarla, curarle todas aquellas heridas que se había causado.




Beth, Cindy, van tarde al colegio, apúrense. Es momento de alistarse de manera veloz, o si no llegaran tarde otra vez y no  las dejaran entrar a clases.-Gritaba madre.

Ahí estaba yo, al lado de mi hermana, por la mañana, amargada como siempre, solo le interesaba el aprendizaje de algunas clases, en cambio a mi si me gustaba aprender, de todas las clases, sobretodo la de biología, amaba la naturaleza y el estudio de la misma. 

Me empujó y caí al suelo. Me raspe todas mis rodillas, mientras madre nos seguía apurando sin  contemplación alguna.

De camino al colegio, saqué una tinta y papel, comencé a relatar como me sentía, de manera aleatoria.

''Un día me decidiré por estar sola, sin más nadie a mi lado, a mi al rededor, tomaré una balsa y me iré muy lejos de todos, estoy segura de que ese día no esta tan lejos como a veces pienso. Mi vida esta vuelta un chicle, toda revuelta sin forma.''



¡Hoy es tu día de suerte!.-Se escuchaban gritos desde el cuarto de al lado.

¿Qué pasa? Me pregunté a mi misma.

-Veo que ya te haz recuperado de tu decaída, te parece si vamos a buscar cupo en las mejores escuelas de New York, lo mejor para ti mi  princesa.-Preguntó Dick.

Me sorprendió mucho que me dijese mi princesa, yo no me consideraba una.

-Si, buena idea, me emociona la idea de saber que pronto quizás estudie de nuevo, no sabes las ganas que tengo por terminar de estudiar y poder ser algo, aunque aún me faltaría la universidad.-Dije.

-Pero... Antes dime algo, ¿cómo es qué hablas tan perfecto español?, ¿no eras Alemana? .-Me dijo él, sospechando de mí.

-Bueno si, pero me gusta mas el español que hablar Alemán, aunque debido a la escuela donde estaba veíamos la cátedra de Inglés que también se me da excelente.- Le contesté entusiasmada. Era primera vez que se interesaba tanto por aprender de mí.


De camino a buscar una escuela, mejor dicho una secundaria, porque iba a cursar el último año, solo que yo le decía ''Escuela''. Nos topamos con lago muy extraño en la vía, había una niña muy parecida a Coraline. La pequeña estaba tirada en el suelo con un oso de peluche que tenía algo en particular, el oso estaba cubierto de sangre, todas las personas que pasaban al rededor de la niña con su oso la miraban como que si ya fuera costumbre que la misma estuviese tirada allí. Siempre me conseguía con cosas ''sobrenaturales'', pero sentía que solo yo las veía, le pregunté un par de veces a Dick si la observaba y el me decía que no.



-¿En serio no la vez?, esta allí tirada, Dick, deja de jugarme bromas, dime que vez lo mismo que yo por favor, ¡DIME QUE LA VEZ!, ¡ES IDÉNTICA A CORALINE!.-Comencé a gritar hasta perder la calma una vez más.











Cindy.Where stories live. Discover now