Capítulo 12: John; la última frontera

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18/02/1999 Sesión 10:

Ese día jueves, Jamie volvió a asistir solo a su consulta. Alex notó de inmediato, un aire casi melancólico en él. Su sonrisa estaba presente, pero carecía de su calidez así como de su soberbia natural. Algo en el interior del muchacho: parecía haber hecho un quiebre.

—¿Te encuentras bien? —cuestionó Alex. Ya no le pareció lo correcto su pregunta habitual.

—Bien, diría jugando a darle una respuesta ambigua, pero la realidad es que siento..., ¿cómo decirlo? Que ya debería empezar a ver la luz al final del túnel.

—¿Qué significa eso, Jamie?

—Si me permite, primero me pondré cómodo. —le sugirió llegando al diván.

—Por favor... El tiempo que necesites —respondió Alex señalando el asiento con su mano derecha.

Jamie apenas sonrió mirando el piso: —Siempre tan amable, Alex.

—Más que amable... Yo diría que estoy preocupado. Jamie; no te veo muy bien.

—En ese caso, tal vez debería empezar a usar lentes —dijo el muchacho riendo por lo bajo—. No tiene que aclararlo. Entiendo lo que dice y tiene razón. La verdad es que comienzo a sentir el peso del mundo sobre mis hombros y lo que es peor, está empezando a descender hasta mi pecho. ¿Sabe lo que eso significa?

—¿Culpa?

—No. Digo que el peso del mundo me está empujando hacia abajo.

—Me haces pensar que no puedes seguir.

—Eso mismo, Alex. Ya no puedo seguir. Tampoco crea que estamos hablando de lo mismo; usted solo puede creer que estoy diciendo: ya no puedo seguir con esta sesión y la verdad es que, ya no puedo seguir aquí ni así. Me estoy dando por vencido y lo estoy haciendo tarde, porque la verdad, no soy tan inteligente como todos creen. Ese es el motivo para darme por vencido ahora y no cuando era el momento justo... Usted entiende: antes de hacer todo lo que hice.

—¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?

—Dejar de ser como es... —Jamie suspiró agotado—. Usted es tan amable conmigo al igual que lo fue él, Alex.

—¿Quién, Jamie?

—Su nombre era John.

Alex lo pensó, ese nombre le resultaba desconocido. No figuraba en el expediente de Jamie, pero él mismo le había dicho que mucho de lo que decía allí, eran sus mentiras y nada más.

—Pudiera ser que ese: ¿sea el nombre de un sexto hombre al que mataste?

—¿Por qué dice un sexto hombre? Ya le expliqué que yo no maté a Yuri, solo lo ayudé a escapar... Y no. —pronunció negando al mismo tiempo con su cabeza—. John fue alguien que vino a recordarme la insoportable sensación de esperanza después de perder a mi madre.

—¿Él era uno de tus parientes, Jamie?

—Otra vez no y tampoco es: ‘era’. Quiero creer que hoy, él es tan feliz como merece serlo... ¿Sabe, Alex? John fue mi primer amor. Al menos el único que solo me obligó a creer o reconocer que sentía eso, que lo sentía verdadero. Le sorprenderá saber que: ese puede ser el recurso más devastador que cualquiera podría usar en su contra.

Jamie Truman: Historia de un asesinoWhere stories live. Discover now