Despedida

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Mamá, perdoname por lo que voy a hacer, pero ya no puedo resistirlo.
Papá, cuida a mi madre y amala como yo los amo a ustedes.

No se como empezó todo, pero la vuelta que dio en el trascurso de los días causó un vuelco en mi estómago, me mareo como esas veces que te baja la presión y sientes desfallecer.

Todo en mi vida fue perfecto, desde mis amigos hasta en mi casa. Te juró mamá, fui feliz.

Cuando Roy entro en mi vida pensé que estaba completa, él me hacia feliz, me demostró que todas aquellas cosas que creía sobre el amor eran ciertas.
Cuando dijo que gustaba de mi, los cachetes me dolían horrores de las horas que pase sonriendo.
Él fue mi mundo, me mostró con sus gestos, con sus sonrisas y acciones que no había cosa que no pudiéramos superar juntos.

Pero no todo podía ser perfecto.

No se en que momento de la relación todo se volvió tan enfermo. Él me golpeaba cuando hacia algo malo, pero la primera vez, luego de llorarme por horas de rodilla le perdoné porque me prometió no volver a hacerlo.

Mami, cuando me pidió matrimonio en nuestro viaje a la playa, ahí de pié en la arena con el paisaje perfecto no podía decirle que no. Yo lo amaba con locura.

Luego de la fiesta de bodas, y la nueva casa pensé que el incidente había quedado olvidado. Pero no fue así.

Él no era el mismo, llegaba alcoholizado a nuestro hogar, otras veces llegaba fumado. Podía soportarlo, pero no en las veces que llegaba enojado con alguien de su trabajo. Porque era en esos días cuando me agredía.

Me lastimaba de forma brutal, no había maquillaje que pueda tapar mis heridas.

Mami, ¿Es que nunca te diste cuenta cuanto sufría?

Papi, ¿Porqué abandonaste a tu princesa?

Estaba sola, sola con aquella bestia a la que amaba con toda el alma.

Creí poder soportar, creí poder cambiarlo. Pero era imposible.

Ya no se disculpaba por golpearme, ya no me rogaba de rodillas, ahora sólo me golpeaba y luego me obligaba a hacer como si nada habíera pasado.

Tomaba pastillas anticonceptivas a sus espaldas. Perdoname mamá, pero...¿Cómo iba a traer a un niño a este mundo si no podía cuidar de mi misma?

Ser madre fue uno de mis más grandes sueños, y él me lo había arrebatado junto con toda mi dignidad, con todas mis fuerzas, con todas mis ganas de vivir.

Lo peor de todos los golpes, no era solamente eso, sino que cuando tomaba mi cuerpo de manera forzada, ya no decía mi nombre, nombraba a otra mujer, y es ahí cuando no sólo lloraba por el dolor corporal, sino por lo que mi corazón tenía que resistir.

Después de todo, estoy tan enferma como él. Lo amo y no puedo vivir en un mundo donde él no me ame.

Tal vez, cuando muera pueda encontrarme en un mundo diferente con él, y que nos amemos de una forma más sana. Como aquella que de niña soñaba, que en esa realidad si pueda tener hijos y envejecer juntos.

Mami, te dejó una carta para Roy adjunta a esta para que se la entregues.

Escribo esto para que no se pregunten el porqué... Este es mi porqué.

Hoy voy a desaparecer y nadie lo notara.
Lo pensé muy bien.
Será un adiós mudó, sólo no estaré más.
A nadie le contaré, no quiero que nadie me detenga.
Me voy porque estoy cansada de todo.
Me voy porque ya no quiero el sabor amargo de mis gritos, esos que nadie escucha.
Me voy porque el silencio me calma.
Porque quiero.
Porque puedo.
Adiós...

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