[Des]conectada |Payson 1|

4. Los tengo a ellos.

Pasó una semana antes de que me pudiese acostumbrar a no despertar con mi celular y eso es porque ahora Pasqual se encarga de despertarme lamiendo mi cara; ha comenzado a dormir a mi lado porque por las noches estoy muy aburrida, así que me entretengo peinando su pelaje o dibujándolo como una caricatura para uno de mis comics. Y solo puedo pensar que... al menos lo tenía a él.

El abuelo me dio una semana antes de empezar a trabajar en la ferretería. No sé por qué exactamente se apiadó de mí, tal vez solo estaba esperando a que me acoplara por completo a la escuela pero de cualquier manera lo agradezco. Por otro lado, Adeline siempre está ahí cuando la necesito y como la mayoría de las veces no tengo nada que hacer, la ayudo en labores de la casa, incluso realmente fui con ella a visitar la tumba de la abuela el domingo y puedo decir que es alguien con quien me llevo muy bien... a diferencia de su hijo, que es por demás frío y cruelmente honesto, nada caballeroso y arrogante. A Ryu no lo vi mucho esa semana, siempre tenía algo que hacer.

En clase todo es normal y eso me alegra, porque era el tipo de normal al que estoy acostumbrada; ser ignorada o simplemente tomada como una más en la multitud. Eso es exactamente lo que necesito. Aunque aún quiero descubrir por qué todo el mundo le teme a Declan y qué demonios pasa con su hermano... también por qué ese chico, el otro a quien Declan amenazó junto con su hermano el primer día, me sonríe cada vez que me ve. Sé que su nombre es Eric y que siempre está con el hermano de Declan pero... a veces compartimos miradas entre clases, lo que me hace sentir incómoda, puesto que no sé qué significan.

Declan no parece soportar a ninguno de los dos y actúa extra irritante después de algún encuentro con ellos.

No paso mucho tiempo con él, casi siempre estoy sola, solo Rachel, la vecina del trampolín, se me ha acercado a hablarme, casi siempre porque tiene algo que quiere que firme pero también hemos terminado hablando sin parar. Ella me agrada.

Mamá, papá, Poppy y Tegan han llamado, todos por separado, para saber cómo estoy la última semana. Les dije que cuando estuviera del todo bien se los avisaría... supongo que no devolveré esas llamadas pronto.

Cada vez extraño más hablar con Gavin y mis demás amigos... he considerado llamar a Tegan y decirle que averigüe por mí, ya que he confirmado que es imposible escaparse de la vigilancia que me tienen impuesta aquí pero me he decidido a ser una chica buena y esperar.

Es domingo a la media noche y yo estoy en el baño casi arrancándome el cabello con las manos, hecha un desastre; mi pelo está erizado y reseco, como es de costumbre cuando lo lavo y se seca. Lo he lavado porque ya no podía estar más tiempo con el cabello sucio, no he tenido más remedio. Sin embargo, ahora no sé qué hacer con él, porque Poppy solía ayudarme a arreglarlo y ahora que ella no está aquí y ni siquiera tengo una plancha para cabello o siquiera un secador, estoy perdida.

―¡Oye, princesa! ―me exalto cuando oigo la voz de Declan gritarme al otro lado de la puerta―. Llevas mucho tiempo ahí y estoy empezando a preocuparme... ¿Te estás suicidando?

Ruedo los ojos.

―Tienes suerte, si muero aquí no es tu responsabilidad ―le digo.

―Sí, bueno, pero voy a ser yo el que tenga que limpiar la sangre así que hazme el favor y sal ya ¿Quieres?

―¡Estoy pensando, déjame! ―gruño mientras presiono mis manos contra mi cara, inclino mi cuerpo hacia adelante, dejando caer mis brazos luego, apoyando mi pecho contras mis rodillas.

―¿Y qué piensas? ―me pregunta.

―En qué hacer con mi pelo ―contesto.

Me pongo de pie y abro la puerta del baño, Declan está detrás de esta con pantalones de pijama solamente. Él disfruta pasearse por ahí sin camisa cuando va a dormir, me pone muy incómoda porque, aparte de las películas, nunca había visto un chico así, quiero decir... no en persona, ni siquiera en la piscina ¡Ni siquiera a Tegan o a papá! Es lamentable pero es cierto.