London

o n c e

—¡Sucios!— dice London a la nada. Toma la bola de papel y la arroja en el zafacón.

Entra hacia la cafetería Lockheed, se amarra su delantal, y así London comienza otro día en su no-apasionante pero entretenido trabajo.

—Hola, London— saluda una chica rubia de ojos azules y blanca como el papel.

—Hola, Lizzie— saluda London con una sonrisa.

—¿Cómo la pasaste con Marco anoche?

—Por favor Lizzie, solo me acompañó a casa.

—Me enteré de que te invitó a salir.

—Sí, pero le dije que no.

—¿Alguien en especial?

—No...— dice London con duda—...debidamente— culmina en voz baja.

—Bueno... sí lo hay o no, quiero ser la dama de honor—. London, sólo rodó los ojos y fue a recoger la mesa 4, donde hay una nota.

Hola, London:

Te ves tan tierna y linda con ese moño. Deberías ponertelo más seguido.

Sí, estuve aquí y mañana no me busques por qué no voy a venir.

Te deseo un lindo día.

Con cariño,
Big B.

P.D.: Casi lo olvido:

—Oye, que rico hueles ¿Que perfume es?

—No lo sé, sólo me frote la página 27 de Avon.