Losers; 5sos

Capítulo uno

(N/A: Al final del capítulo hay una aclaración para que podáis entenderlo todo mucho mejor, también si queréis recomiendo escuchar She's kinda hot ya que es como la banda sonora de esta novela )

Odio madrugar. Literalmente, preferiría arrancarme los pelos de mis cejas uno a uno si eso evitara levantarme cada mañana. Y mucho más si ese fuera el primer día de clase. Mentiría si dijera que no había escuchado el despertador, pero simplemente lo apagué y lo ignoré. Prefiero mil veces quedarme en la cama antes de verle la cara a los mismos gilipollas de todos los años. Es más, preferiría echarme ácido sulfúrico en los ojos. Lo único que me impide hacerlo es que no tengo el suficiente dinero para comprarlo. Triste, pero cierto.

El despertador volvió a insistir, y yo de mala gana, me revolví entre las sábanas y lo golpeé con el pie, haciendo que chocase con la papelera de mi habitación y tirase por el suelo todo lo que había adentro. No le di importancia y me acurruqué en mi cama, ya que mi habitación de por si era la cosa más desordenada que había visto. Mi madre dice que vivir aquí es inhumano y yo, sinceramente, le doy la razón. Me podría esconder entre toda la mierda que hay en el suelo y no me encontrarían en meses. Ahora que lo pienso, sería una buena excusa para faltar a clases. Perderme entre la mugre y no ser visto jamás. Eso sí, esto tiene que oler jodidamente mal. Pero estoy seguro que aun así, olería mejor que mucha gente del instituto. Algunos necesitan clases de higiene.

Mientras me replanteaba como poder desaparecer de la faz de la tierra, se escucharon ruidos por el pasillo. Que alguien me salve, ahí viene mi madre. Pensé en hacer la típica actuación amateur del enfermo, pero con mi madre eso no cuela. Pensándolo mejor, no había otra salida que no fuese saltar por la ventana y huir a otro país, pero aún así me encontraría. El ochenta por ciento de las veces mi madre me da miedo. Y ese veinte restante corresponde a cuando está durmiendo. La escuché parar en frente de mi puerta y le di la espalda a esta, cerrando los ojos, Pobre de mí. Abrió la puerta de mi habitación y al entrar resopló. Esto era típico ya para ella. Abrió las cortinas, haciendo que la luz entrase y luego sentí sus ojos en mi nuca. Cerré mis ojos fuertemente.

-No me chupo el dedo cariño, sé que estás despierto, así que levántate, es el primer día de tu último año de instituto, ¿no estás feliz?- Mi madre sacudió mi brazo y yo rodé los ojos con cuidado de que ella no mirase. Porque si me pillara haciéndolo, probablemente ahora sería ella quien me tirase por la ventana. Y tendría que huir también, pero esta vez a otro planeta. Hubo unos segundos de silencio, hasta que comenzó a dar golpecitos con el pie. Entonces, ya sabía que las cosas se iban a poner feas.- Son las siete de la mañana, no me quiero poner de mal humor, pero como sigas así voy a tener que tomar algunas medidas y llamar a tu hermano.- Amenazó y yo resoplé, dando las primeras señales de vida.

-Jack no me da miedo.- Respondí, tapándome más aún con las sábanas. Literalmente, pude sentir a mi madre fruncir el ceño. Utilizaba de excusa a mi hermano Jack porque esto ya había pasado más de una vez y el había sido la única solución. El resultado fue que mi flequillo terminó teñido de verde chillón, por lo que tuve que ponerme un gorro para ir a clases. Pero eso no solucionó las cosas, porque al entrar a clases me hicieron quitármelo. Y así fue como me convertí en "Mazorca andante" durante dos semanas enteras. No le hablé a mi hermano en un mes.

Escuché a mi madre salir de mi habitación y suspiré, pudiendo sentir la paz en el silencio. Cerré los ojos, sintiendo como el sueño hacia efecto en mi. Y de repente, una bocina resonó en mi oreja. Me sobresalté, botando en mi cama y chocándome con la estantería, haciendo que todos los libros que tenía ahí cayesen sobre mi cabeza.

-¡¿PERO QUÉ COÑO HACES JACK?!- Le grité, sentándome en la cama y tapándome los oídos. Al rato, mi hermano dejó de tocar la bocina y sopló el altavoz como si fuese una pistola. Alzó las cejas y la guardó en el bolsillo trasero de su pantalón. Se cruzó de brazos, orgulloso por su acción. A veces me pregunto de donde coño saca Jack toda esta mierda.