Capítulo 16.

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El año nuevo había sido festejado en casa de la abuela de Hollys, con los mismos buenos invitados que en navidad.
Ahora que Holanda vivía allí oficialmente junto a Sam, se sentía acompañada otra vez. Su abuela no salía de la casa a no ser que tuviera que ir a hacer las compras y eso, la reconfortaba.
La soledad se había ido, dejando lugar para la compañía y el amor de una abuela fabulosa.

La pelirroja sonrió mirándose al espejo, sería una gran noche y el "que nadie arruinaría " se lo reservó por si algún idiota decidiera irrumpir en la cena y mandar todo a la mierda como en navidad.
A los pocos minutos había aparecido Kevin, con una camisa negra y azul, vaqueros negros, botas para la nieve y su típico cabello revuelto.
Luego de comer ambos habían decidido ir a beber cerveza a escondidas, en el nuevo balcón de Hollys.
Se sentaron en el borde y admiraron la nieve caer.
El castaño tenía sus anteojos oscuros en la mano y tras dar un sorbo a la bebida los arrojó fuera, al patio trasero del vecino.

—¿Qué hiciste?—preguntó ella mirándolo.
—Este año he decidido no ocultarme tras la oscuridad—afirmó—Además tengo anteojos nuevos, esos estaban muy viejos

Sacó del bolsillo de su chaqueta unos anteojos cuadrados con aumento y se los colocó en la cara.

—Así no sufro la ausencia de los otros—sonrió provocando que sus hoyuelos aparecieran.

Holanda podía ver perfectamente sus ojos azules a través de sus nuevos anteojos y eso la maravillaba. Eran tan azules.

**

Pasados los siete meses, la pelirroja había llegado a último año con dieciséis años y en un año sería graduada para ingresar a la universidad que deseara.
Si bien la relación con su padre no había mejorado, tampoco estaba empeorando, las heridas habían comenzado a cicatrizar, pero aún no del todo.
Perry se había mudado definitivamente a la casa y como la relación había avanzado ahora planeaban casarse. Holanda había llorado noches enteras a causa de ello, se sentía devastada por el cambio pero como estaba atrapada y sin salida, entró en razón junto a el castaño, que la ayudó a desaparecer la angustia.
Mientras que Kevin estaba en su primer año de universidad en la tarea de estudiar Administración de Empresas. Ahora con diecinueve años y con la vista ya casi totalmente recuperada era un joven que tenía el mundo a sus pies. Sacaba diez en sus exámenes y era el mejor de la clase, lo cual fue un enorme orgullo para el señor Brooks, que lo subestimaba pensando que no llegaría a los siete. Gracias a sus exitosos logros, consiguió que su padre le regalara un gigante piso en un edificio a dos cuadras de su universidad, de modo que ahora se manejaba solo, bueno, casi todo, ya que su abuela aparecía sin previo aviso a prepararle la cena y llevaba consigo a Norma, para realizar la limpieza de lo que ella llamaba "la cueva" de su nieto.
Se sentía a gusto con su carrera y así también con su vida.
La relación con Holanda marchaba más que bien. Se veían todas las tardes para beber algo y charlar sobre su día, rutina que sonaba aburrida, pero para ellos lo era todo. Y como si esto fuera poco para ellos, un nuevo miembro entraría en la familia en meses. Frankie, perro guía de Kevin y Sammy estaban esperando cachorritos que para Holanda, serían sus nietos.

Una tarde de otoño, la pelirroja y Kevin se sentaron en el parque junto a sus respectivos perros a tomar sol.
Ella llevaba su uniforme mientras que él tenía una camisa blanca con corbata y pantalones de vestir, prendas que, lo hacían aparentar más grande de lo que era.

Holanda jugaba con el césped, perdida en lo verde de las hojas justo cuando sintió la mano de su novio en su mandíbula.

—¿En qué piensas?—le preguntó.
—En todo, pero al mismo tiempo, en nada-respondió saliendo del trance. -¿Sabes? Yo si estuve pensando en todo, aquí, yo, si, tu novio presente—dijo señalándose—Y cuando termines la escuela quiero que te mudes conmigo, ya sabes, vender el apartamento, comprar algo más grande, solo para nosotros cuatro —sonrió besándola castamente en los labios.
—Cinco en un mes—advirtió divertida.

Kevin negó con la cabeza sonriente y suspiró.

—¿Cómo van las clases?

Holanda no contestó. Estaba perdida en el follaje seco de los árboles a su alrededor y en lo repleto que se encontraba el parque a estas horas del día, cuando el sol está en su punto más alto y los rayos calientan la piel.
Aspiró profundo, cerrando los ojos y disfrutando de la luz del día en su rostro.
Sammy y Frankie corrían divertidos a su alrededor, persiguiéndose el uno al otro.

—Van...bien—dijo al final, mientras sonreía.

Ella se aferró a los brazos fuertes de Kevin y se acostó sobre él, con una sonrisa pícara en el rostro.

—Más que bien, excelentes—aclaró rozando sus labios contra los del joven.
—Eso me parece...genial—jadeó sin lograr contenerlo. Era evitable, Holanda lo traía loco, se apoderaba de él, podía hacer lo que quisiera porque estaba dispuesto a ella cuando se lo pidiera.
—Mejor sería que vayamos a tu apartamento, ya sabes, a comer...

La pelirroja mordió el labio inferior del castaño sin piedad y se levantó a buscar a Sammy.
Fue entonces cuando Kevin se dio cuenta de que su masculinidad dolía y que su pantalón se rompería si no sacaba de allí la lujuria que llevaba dentro.

—Esto es una mierda—se quejó poniéndose de pie lentamente. Su miembro rozaba contra la tela de su bóxer y hacía que contener las ganas, fuera una tarea difícil.


HOLAAAAA HOY VENGO A ANUNCIAR QUE ESTOY TRABAJANDO EN OTRA HISTORIA (POR ESO TARDO MUCHO EN ESTA) Y ME GUSTARÍA SABER SI LA LEERÍAN (COMENTEN SI LO HARAN) ES BUENO PARA MI SABER QUE VOY A CONTAR CON SU APOYO. ESTARÁ DENTRO DE MUY POCO. GRACIAS Y BESITOS ♥

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