En la Ducha

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RATED M. (Pa que no digen que no avise)

Hace tiempo que no subo uno de estos... gócenlo! x)

No hay nada mejor que una ducha.

Después de un arduo día de trabajo, llegar a casa, tirar el bolso en el sofá y desvestirse para bañar tu piel con el frío pero refrescante roce del agua en la piel ardiente, cansada, sucia... Y más cuando empiezas a ser reconocida como la sucesora de Frank Gehry de la arquitectura con apenas un año de experiencia en el mercado.

Eso te asegura llegar a casa todas las noches pidiendo una refrescante ducha.

La modesta casa en Greenwich Village estaba silenciosa solo con su presencia y los sonoros pasos que daban a las escaleras que subían al segundo piso, a su habitación, al baño y a su tan anhelada ducha, miro con dulzura y anhelo la foto de ellos juntos pegada en el armario antes de desvestirse, quería estar bien bañada y oliendo a frescura limpia antes de que llegué, así podrían ir a cenar a ese nuevo restaurante francés que abrieron en la 5ta avenida.

Desde lo de París debía reconocer que se enamoró de la comida.

Con solo una toalla encima de su escultural cuerpo de 22 años mientras abría la llave de paso y metió una mano retirándola violentamente, había olvidado quitar el agua caliente siendo que ya comenzó el verano, pronto el agua fría corrió poniéndole la carne de gallina dentro del cubículo de cristal que era su ducha, cayendo en su rostro deslizándose por los suaves pómulos, bajando por sus delicadas curvas y muslos hasta lamer fríamente las puntas de sus dedos.

Delicioso y refrescante.

Suspiro largamente poniendo las manos sobre sus pechos como si abrazara a la fría y placentera columna de agua que la bañaba, siempre se tomaba unos minutos para deleitarse con la sensación en su rostro y su piel blanca bronceada, luego empezaba con el champú de limón que a él tanto le gustaba, el suave masaje en su cuero cabelludo y luego en sus largos cabellos rubios hasta el comienzo de su espalda, sonreía al pasar los dedos entre sus ondulados mechones dorados con cuidado de no estirarlos demasiado pero si el suficiente para desenredarlos, le gustaba su pelo aunque le hubiera gustado ser castaña o pelinegra, es difícil que te tomen en serio al principio cuando eres rubia.

Estaba tan absorta en el masaje y sus pensamientos que no oyó la puerta abrirse.

Ahora se enjuagaba el pelo asiéndolo, viendo su cuerpo desnudo y mojado en medio de chorros de agua deseó que él estuviera ahí con ella, que sus manos pudieran acariciarla más seguido, pero su labor casi tan ardua como la suya también le quitaba tiempo, Percy sabía cómo "animar" las cosas en la ducha.

La puerta corrediza del cubículo ducha se abrió.

Y antes de que pudiera perderse nuevamente en sus pensamientos sintió como los brazos que anhelaba la envolvían por detrás y algo duro se pega a su espalda, su sonrisa se ensancho hasta casi ocupar todo su rostro cuando su mentón se posó en su hombro y su voz le susurró al oído.

"Hola, chica lista"

Retuvo sus manos en su vientre mientras sus dedos le daban suaves caricias planas mientras echaba un poco la cabeza hacia atrás para dejar sus labios besar su mejilla y mirar de reojo sus ojos verdes.

"Pensé que llegarías a las ocho" le contesto sarcástica reteniendo las manos en su cuerpo con las suyas para impedirle retirarla y cargando el olor a mar en estas.

"Atraqué en el muelle más temprano" la besó en la coronilla. "Y no me pude aguantar más"

Respiro la refrescante fragancia que despedía su pelo mojado.

En la Duchaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن