Tres

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Furihata se sentía a gusto cuando Seijuurou lo visitaba. Había pasado una semana desde que lo conoció y, sinceramente, no tenía ningún inconveniente con que viniera a observarlo mientras intentaba trepar algo o cuando lo ayudaba a apartar un lugar para que jugase. A veces, ambos, se quedaban en silencio, esperando que el otro hablase y rompiera el hielo, pero Furihata se sentía muy nervioso como para hacerlo y esperaba que Seijuurou lo haga de una forma tan sutil que le parecía admirable. Kouki lo sentía así.

— ¿Sei?—preguntó Furihata mientras caminaba por el borde de la ventana para llegar hacia el pelirrojo que se hallaba mirando fijamente el exterior con una expresión de absoluta concentración.

La lluvia cayó con más fuerza y una que otra persona corría en busca de un refugio. Seijuurou sintió que algo frío tocaba su mano derecha y enseguida pestañeo para mirar hacia ese lugar. Un par de ojos avellana lo miró con preocupación.

— ¿Decías algo, Kouki?—preguntó el pelirrojo mirando al pequeño.

Furihata frunció los labios discretamente—Te estaba hablando pero no me contestabas. Te ves nostálgico, Sei.

—No te preocupes—respondió. Sus ojos, rojo y amarillo, inspeccionaron el rostro de Kouki. Sus labios formaban una mueca y se notaba a leguas que no se iba a tranquilizar con una respuesta simple—Es solo que aquel día también llovía tan fuerte como ahora.

— ¿Aquel día?—preguntó confundido Kouki sin dejar de mirar con preocupación a Seijuurou.

—Cuando recibí la noticia del fallecimiento de mi madre llovió. Fue como si mis sentimientos se reflejaran, exponiéndose ante todos.

Furihata se quedó en silencio. Miró la pálida piel de Seijuurou y notó lo lisa y tersa que era. Como la de su dueña.

—Sei, no te sientas triste.

—No lo estoy, Kouki—declaró el pelirrojo— Aquel día lo estuve, pero hoy no.

Furihata sintió un poco de viento frío entrar por un hueco delgado de la ventana y miró hacia el exterior. Gotas chocaban contra el vidrio, ocasionando que el sonido se convirtiera en una balada del silencio imperial que estaba viviendo.

"Si la lluvia representó tu pena, Sei... ¿Cómo te sientes verdaderamente ahora?", pensó Furihata manteniendo sus pequeñas manos sobre la piel del pelirrojo. 


Little doll |AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora