La cita.

3.1K 144 19
                                    

La mañana siguiente Liliandil se levantó muy temprano y entonces se dio cuenta. No tenía ningún vestido apropiado para su primera cita con Legolas. Buscó por todo su equipaje pero todo era ropa de aventuras, no pensó que fuera a necesitar un vestido en el camino a Mordor. Tendría que ir a comprar uno pero al parecer no había dónde cerca y era muy poco tiempo para que alguien le hiciera uno. Caminó por todo el castillo buscando a ver si había alguna dama despierta que le prestara algún vestido bonito pero ahí solo había guardias y algunos soldados que daban filo a sus espadas y lanzas. Iba viendo para otro lado cuando chocó con una dama de ondulado cabello rubio oscuro y ojos azules. Le sonrió ampliamente y le ofreció una disculpa. Usaba un largo vestido blanco con adornos dorados en la cintura y en el cuello.

-Hola, soy Liliandil
- Yo soy Éowyn, un gusto en conocerte. Veo que buscas algo, ¿te puedo ayudar?
- De hecho sí. Apenas te conozco pero necesito un vestido que me prestes porque tengo una cita. Buscaba una dama que pudiera hacerme ese favor y creo que somos de la misma talla.
- ¡Con gusto te ayudo! No te preocupes si no me conoces aun, sé que seremos muy buenas amigas.

Liliandil siguió a Éowyn a su cuarto que era amplio y limpio digno de la Señora de Rohan pero había algo peculiar. No había los típicos trabajos manuales que les enseñan a las doncellas, en cambio había riendas para su caballo, un arco y una lanza también varios libros de batallas famosas y un casco con caballos pintados en el metal. A Liliandil le agradaba mucho saber que no era a la única a la que le gustaban esas cosas. Cuando Éowyn abrió el closet, Liliandil vio el vestido de sus sueños. Era largo, color lila con adornos plateados, cuello V y amplias mangas. Liliandil se acercó a tocarlo. La tela se sentía suave como la seda de las Reinas de los Elfos, miró a Éowyn quien parecía haber notado el entusiasmo.

-Es tuyo, creo que te queda, no te preocupes si no,  conozco a alguien que lo arregla en menos de una hora
-Muchas gracias- dijo Liliandil con una enorme sonrisa. Se lo puso y le quedó perfecto.
-¿Es tu primera cita?
- Sí, nunca había tenido una antes. Es que estaba muy ocupada cuidando del bosque y ya me lo habían pedido pero quería cumplir mis responsabilidades de manera adecuada, además nunca nadie me había gustado tanto como me gusta Legolas.
-Nadie cree en el amor a primera vista en estos días. Los he visto a Legolas y a ti. De verdad se nota que se gustan mucho y que eso llegará a amor.

Liliandil se sonrojó y siguieron platicando mientras platicaban de varias cosas. Éowyn puso flores rosa pálido en el cabello castaño de la elfa y lo trenzó de forma simple pero elegante. Después de que se despidieran porque Éowyn tenía que ver a su tío Liliandil se sentó en la cama pensando en Legolas y la cita. Sabía que él lo haría perfecto pero le preocupaba arruinarlo o que al final a Legolas no le gustara tanto su forma de ser. Decidió dar una caminata mientras llegaba la hora en que Legolas la iba a pasar a recoger. Jugaba con las mangas del vestido reprimiendo las ganas de morderse las uñas, mala práctica que tenía cuando estaba nerviosa y que su madre mil veces le había dicho que parara. Decidió pararla ese día porque se tenía que ver perfecta para él, hasta el más mínimo detalle. Quería que todo fuera como siempre había soñado.

Llegó la hora y Legolas pasó a su cuarto a recogerla usando una elegante túnica poco más debajo de las rodillas color plateado con pantalones negros y botas altas que parecían de Rohan. Llevaba un ramo de flores rojas de las praderas y rosas de muchos colores que combinaban con el rojo. Tenía un peinado más elaborado y más elegante y una delgada diadema plateada en la frente porque era el príncipe. Tomo la mano de Liliandil y entrelazó sus dedos con los de ella. Así caminaron hasta un tranquilo lugar cerca del río, las estrellas brillaban más que nunca, como si supieran que esa noche era especial. Había una manta sobre el pasto con comida y aunque no suena muy romántico a Liliandil le pareció perfecto. No quería que la invitara a un gran baile ni a un lugar lleno de gente. Quería que estuvieran solos. Afortunadamente Legolas quiso lo mismo. La cita estaba superando las expectativas de la elfa por mucho.

Se sentaron y cenaron mientras reían y platicaban, se sentían felices y a pesar de la sombra y la llegada inminente de los ejércitos del mal, sentían calma y paz. Nunca habían salido con nadie antes pero dentro de ellos sabían que estaban enamorados, que Eru los había hecho el uno para el otro. Legolas llamó a unos músicos y bailaron lento bajo la luz de la luna con el suave susurro del río detrás de ellos. La cita era más allá de los sueños de ambos y  no querían que acabara nunca. Legolas paró de bailar y le pidió a los músicos que se retiraran. Caminaron tomados de la mano platicando hasta un lugar entre el bosque donde los árboles enmarcaban la luna llena de esa noche. Legolas puso un brazo alrededor de la  cintura de ella  y tocó su cara con la otra mano. La besó lentamente y en ese beso puso todos los sentimientos que tenía por ella. Liliandil lo besó de la misma manera. Cuando se separaron Legolas le sonrió y le dio un beso suave antes de preguntarle:

-Liliandil de Lothlorien, ¿quieres ser mi novia?
-Sí, claro que sí- Liliandil dijo con emoción y también se sonrojó un poco.

Legolas la besó de nuevo y luego volvieron al palacio. La dejó en su habitación no sin antes besarla una vez más. En cuanto el elfo se fue Liliandil corrió a contarle a Éowyn. No podía quitarse la sonrisa de la cara y después le escribió una carta a su mamá y a sus hermanos contándoles todo lo que había pasado. A la hora de dormir se quedó viendo el techo repasando cada momento de ese día tan estupendo.

Legolas tenía la misma sonrisa cuando se encontró con Aragorn y Gimli quienes compartieron una sonrisa de cómplices y arrastraron al elfo hasta su cuarto donde lo sentaron, tomaron una antorcha y la pusieron cerca de Legolas.

-Ahora dilo todo- dijeron ambos emocionados.
-¿Porqué?
-Porque somos tus amigos- contestó Gimli
- ¿Qué quieren saber?
-¿Cómo se veía?- preguntó Aragorn
-Hermosa como siempre- el enano puso los ojos en blanco ante esta respuesta
-Tenemos a un romántico- dijo en tono burlón, Legolas le lanzó una almohada y así se lanzaron cosas hasta que les dolía reírse. Todos sonrieron
-Gracias por ser mis amigos- dijo Aragorn bostezando antes de quedarse dormido, loe siguió Gimli y al final Legolas que soñó con su novia. Fue la cita de sus sueños y mucho más, nunca olvidaría este momento pasara lo que pasara. 

NOTA DE LA AUTORA:
Muy feliz Navidad para ustedes y sus seres queridos. Gracias por el apoyo en esta serie. Mis mejores deseos para todos
Los quiero
-Mariana Pace

El  amor de LegolasWhere stories live. Discover now