Cap.41 " Remordimiento"

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  "Te amo" se seguía repitiendo esa frase, la primera vez y la última que Hoseok le había dicho antes de que el moreno lo despachara de su departamento con un rencor palpable, "te amo" después de todo ese tiempo era la primera vez que el chico malo le decía algo así al pobre alien, su mente daba vuelta al igual que toda su vida en esos momentos. Supuestamente se iba a juntar con Yonghwa pero después de la gran declaración del mayor, era imposible para el moreno pensar otra cosa que no fuera el guapo azabache.
-Sí, lo siento –decía por el teléfono, tratando de tener el tono normal pero no pudiendo tapar en nudo en la garganta que se presentaba cada segundo que pasaba.
-¿Estás seguro que estás bien? –le preguntó Yonghwa, con su preocupación frecuente hacia el castaño.
-Sí, no te preocupes –mintió –solo es que no me siento muy bien, no veremos mañana.
-De acuerdo –dijo algo intrigado –Mañana vendrás a verme tocar con mi banda, y te quedas en mi casa, recuérdalo –habló, y Tae pudo reconocer su sonrisa detrás de esas palabras, a lo cual este también se la devolvió.
-Sí, mi madre dijo que no había problema, nos veremos –se despidió.
-Adiós, cuídate. –colgó.
Después del término de J-hope y Taehyung, Yonghwa fue el primero en acercarse al moreno y ayudarlo, sabía que este estaba mal y aunque Tae le digiera en todos los tonos posible que él seguía amado a Hoseok, el universitario le dijo que no era importante para él, que pelearía por el amor del castaño y que en realidad, por siempre lo esperaría.
Ya había pasado un tiempo desde ese día y el castaño de ojos dulces se seguía acercando cada vez más al moreno aliencito. A veces era un momento sutil y una caricia tímida, pero el simple hecho de agarrar la mano de su ex novio, hacía sentir al menor que de verdad la relación estaba en otro nivel con respecto a su "amigo".
-Te amo –le repitió Yonghwa, sosteniendo al castaño entre la pared, sin dejarle escapatoria, después de todo, el castaño de alguna forma pensaba en las mil y un formas de evadir ese tema.
-Yong... -trató de decir, pero antes de poder seguir los labios del mayor estaban posados en el otro, no dándole una oportunidad de argumentar. Al moreno solo le vino a la mente al azabache joven, sabiendo que su presencia estaba demasiado presente en su vida, sabiendo que aun no lo olvidaría, sabiendo que lo amaba y estaba besando a otro. El universitario posó su mano en la barbilla del castaño y lo inclinó más hacia arriba, dándole mucho más espacio para jugar con su boca. Un estremecimiento le recorrió la espalda al moreno cuando sintió la lengua pasar por fuera de sus labios.
-Deja de pensar, Tae –le susurró, y en un cerrar de ojos, su lenguas se encontraron, jugando y tocándose con soltura, los alientos estaban más que mezclados y cada vez más Yonghwa se acercaba al castaño, no dejando pasar ni un tipo de aire entre los dos. –Me encantas –susurró entre besos húmedos, mientras que el castaño solo trataba de dejarse llevar por el momento, tomando la nuca del universitario y acercándolo mucho más a su cuerpo, sintiendo como este sonreía arriba de sus labios.
-Yonghwa –trató de para el moreno, cuando se dio cuenta que las cosas estaba llegando muy lejos y el beso suave y delicado, era ahora más apasionado y lujurioso, por las dos partes. –No puedo –decía entre besos, posando sus dos manos en el pecho del dulce castaño.
-Pero Tae yo...
-No –lo paró el otro, no pudiendo sostener la mirada en sus ojos y posándola en sus zapatos. –Yo no puedo dejar de amar a Hoseok, el está enterrado en lo más profundo de mi corazón y aunque no quiera, me aparece siempre en mi mente, atormentándome con todo lo que me hizo, ya sea lo malo o lo bueno. No puedo dejarlo salir de mi cabeza y eso... eso es lo que me detiene al estar contigo, porque no me quiero volver como él, no quiero ser como él y dejar tus sentimientos de lado, no quiero que salgas lastimado, después de todo, te quiero mucho. –se sinceró, ya las cartas estaban en la mesa y no podía hacer nada para retractarlas, aunque en realidad, no quería, el moreno estaba bastante lógico ahora en todo lo que pensaba y creía y sabía muy bien que iría en contra de sus principio jugar con los sentimientos de Yonghwa.
-No me importa. –le respondió el otro, el castaño levantó su mirada rápidamente y vio esas cafés orbes. –No me importa estar contigo y que sigas pensando en él –siguió, el moreno entrecerró el ceño y lo miró con confusión.
-¿qué... qué estás diciendo? –le preguntó, no entiendo como una persona podía ser así con su propio ser.
-Yo quiero que lo olvides, y la única forma de olvidarlo es con alguien más en tu vida, y aunque te demores toda una eternidad, yo estaré para ti ayudándote, como siempre. –le susurró con una sonrisa, con su frente pegada a la del otro y mirando a los vidriosos ojos del moreno completamente hipnotizado.
-Pero... Yo no sé si voy a poder olvi...
-Estaré para ti, eso es todo lo que necesitas saber. –le habló, tomándole sus manos y entrelazando sus dedos, con la respiración del universitario cada vez más cerca y esos labios rozándole los suyos. –porque te amo –terminó, y con un beso cerró su promesa.
Eso ya había sido hace una semana atrás, cuando Taehyung había terminado todo con el chico malo y Yonghwa no lo había dejado ni un día solo, alegrándole los días y sosteniéndole la mano para cuando este recordara en demasía a su chico malo, consolándolo como el mejor amigo de la vida. Pero ahora, las cosas estaba cambando, ahora Hoseok había llegado de la nada, diciéndolo que lo ama, después de que le había dado el beso a Hyuna, la cheerleader por excelencia y la ex de GD, no sabiendo que mierda era lo que quería conseguir el azabache con tal acto.
"Te amo" recordó nuevamente esa frase, sintiendo como su estomago se revolvía en fuegos artificiales y sentía una sonrisa inconsciente en su rostro.
-No! –gritó al aire, recostado en su cama, no queriendo recordar jamás en su vida esos negros y brillantes ojos que lo miraban con lujuria y deseo, no queriendo recordar esa fina nariz junto con la blanquecina y tersa piel, no queriendo recordar nunca más esa mandíbula rígida y masculina que poseía, no queriendo recordar esos exquisitos labios rellenos y rosado que lo invitaban a besarlo cada vez que los miraba, no queriendo recordar sus abdominales ni su fuerte cuerpo, no queriendo recordar esa sonrisa  que le hacía perder el aliento, no queriendo recordar esa forma de hablar del chico malo, tan peculiar y relajada, no queriendo recordar esos besos que lo hacían sentir infinito, ni queriendo recordar esos abrazos que a veces el azabache le daba, no queriendo recordar esos besos, no queriendo recordar nada del rebelde joven, nada, quería olvidarlo con todo su ser, quería sacarlo de su memoria.
"Te amo" escuchó nuevamente en su mente, no pudiendo con el sentimiento y largándose a llorar, ¿por qué ahora? ¿por qué después de todo lo que le había hecho? ¿por qué después de mil y un "te amos" del moreno? ¿por qué después de que este ya se había propuesto en olvidarlo? ¿por qué justo ahora? ¿por qué justo en el momento que tenía otros labios para besar? ¿Por qué en esos momentos?
-Te odio –murmuró el moreno, con lágrimas saliendo de sus ojos y un puchero presente en sus finos labios. –te odio con todo mi corazón. –dijo nuevamente, con dolor y rencor en todo su cuerpo. Pero sin poder controlar esas mariposas en su estomago que le recordaban las bellas palabras del rebelde joven.
La mañana estaba despejada, con un sol flótate y caluroso, que le hizo abrir los ojos con cansancio y pereza. Su alarma para ir a la escuela había sonado ya y tenía que bañarse.
-Te odio –dijo al aire, con el ceño fruncido y mirando a la ventana, la cual revelaba a un ardiente sol. –te odio –murmuró nuevamente, mientras se dirigía al baño.
Al llegar a su colegio, no sabía si haría la misma estrategia de siempre, esconderse por los pasillos, campus, o salones solo para no ver al azabache joven. Pero ahora, no podía ni siquiera pensar en él sin sentir ese dolor de estomago, que era bastante placentero en vez de algo molesto.
-Tae! –le gritó Jimin, acercándose –Te extrañamos ayer, ¿qué pasó? –le preguntó el menor, a lo cual el castaño solo tragó saliva con dificultad y trató de no pensar en ese joven y sus palabras de amor.
-Nada, me sentía un poco mal, pero eso es todo. –dijo, con verdad, en realidad si sentía mal y por eso no había ido a la escuela, pero lo que había pasado después, era para guardárselo.
-Aish –se quejó el menor –no puedes ser así de irresponsable con la escuela, Tae –le comentó, a lo cual el castaño solo sonrió. -¿Haremos lo mismo de siempre? –interrogó, mirando a su amigo. El moreno negó con la cabeza y miró hacia adelante.
-No quiero esconderme más. –Murmuró, caminando a su salón de clases.
Las clases habían pasado extrañamente más rápidas de lo normal, Taehyung solo pasaba durmiendo y soñando con unos "te amos" venidos de ese guapo joven, con ojos rasgados y labios irresistibles.
-Te odio –gruñó el castaño mientras tenía su rostro pegado a su cuaderno en la mesa. –Te odio –murmuró de nuevo, mirando al horizonte sin darse cuenta que algunos alumnos lo miraban con extrañeza.
Al momento de almorzar en el casino, su corazón latía más rápido de lo normal, por alguna razón sus pupilas se dilataron por lo que iba a pasar pronto, sabía que vería al chico malo y no tenía ni la menor idea de cómo se comportaría. Y la espera lo estaba matando poco a poco.
-Vamos, te defenderemos si alguien te hace algo –le dijo Henry con una sonrisa dulce y unos hoyuelos en sus mejillas. Definitivamente ese joven era el más inocente y bueno de todos dentro del colegio.
-Gracias amigo –le respondió el castaño con una felina sonrisa, y ojos sinceros.
El casino estaba lleno de gente, pero aun estaba disponible la mesa donde los chicos siempre se sentaban.
-Suerte –comentó Jimin.
-Los cristianos no creen en la suerte Jimin, todo es porque Dios qui...
-Kook, cállate. –le respondió el chaparro al más chico de todos. Mientras que los dos otros muchachos solo reían a carcajadas por la relación de ellos dos. Polos opuestos pero compatibles. El moreno pensaba que Kook era mucho más diferente a Hoseok que a Jimin, pero en comparación con el castaño menor, Hoseok jamás sería compatible con Kook, de hecho, no había un lugar en la tierra que pudiera poner a esos dos juntos.
-Taehyung –habló una voz cálida y dulce detrás de los muchachos ya con sus platos en la mesa. El castaño sabía muy bien quién era y no pudo controlar su pulso, que comenzó a desenfrenarse en su cuerpo.
-Jin–habló el moreno, con una sonrisa sincera en su rostro. Era extraño pero el mayor era alguien muy especial para Taehyung, tal vez era porque este siempre lo defendía y lo protegía. Tal vez era porque su fuerte atracción de querer ser como el hermano mayor del aliencito. Jin era una buena persona a pesar de los rumores que corrían por ahí.
-¿Puedo sentarme a tu lado?, Tae –preguntó, pero sin dejar de mirar a todos los presentes, no olvidando ningún tipo de formalidad con los que no conocía. ¿Cómo Hoseok podía ser tan diferente a su mejor amigo?
-Emm –murmuró el moreno, mirando a los rostros de afirmación de los otros –Por supuesto. –habló alegré, moviéndose un poco y haciéndole espacio entre él y Henry.
-Wow, nunca pensé estar en la misma mesa que Jung Kook. –comentó el mayor de todos. El  joven chico, con esa elegancia y humildad de siempre solo sonrió.
-¿por qué? –preguntó Taehyung, tratando de tener un tema de conversación en común. Ya era bastante extraño que Kim Seok Jin, el chico malo de la escuela, se sentara en esa mesa.
-Porque Jung Kook es el perfecto hombre a seguir, y yo, junto con... -pausó un tiempo y siguió –mis amigos, no somos un gran ejemplo a seguir. –comentó. Kook lo miró y después de dar una encantadora sonrisa comentó.
-No creo que no sean los hombre a seguir, ni tampoco creo que yo lo sea, solo que ustedes están muy alejados de Dios, y eso no es bien visto por las noonas. –dijo, serio, no había ningún tono de broma en su comentario, y eso hizo que Jin y Jimin estallaran de risa al mismo tiempo, dejando a un perplejo Kook sin entender nada. Taeyung se les unió al momento que entendio todas las palabras y Henry estaba comiendo sin haber escuchado nada.
Pasaron unos siete minutos y la comida había desaparecido, habían comido rápido y no se habían dado cuenta, al parecer Jin podía entretener a cualquier persona, inclusive a Jimin, aunque tratara de no reírse de los que decía el mayor de todos, de alguna u otra forma, Tae podía notar una pequeño vislumbre de sonrisa.
-¿puedo traer a un amigo? –preguntó el mayor, Tae tomó rápidamente la manga de Jin y tiró de ella, haciendo que este lo mirara de inmediato.
-Por favor –le suplicó casi silenciosamente –no quiero verlo. –murmuró con sus cejas alzadas por la desesperación del favor de Jin.
-No. –le negó al castaño con una mano alzada, y una sonrisa aseguradora –Es otra persona. No es Hoseok. Después de todo lo que te ha hecho, TaeTae, no sé si quiera que lo veas más. –comentó con sinceridad, mirando más allá de la mesa. –Ahora ellos están en la sala de arte, pero creo que uno de ellos quería venir a almorzar. Es por eso, nada más. –El moreno lo miró con un poco de escepticismo pero dejó que Jin llamara a su "amigo".
-Si, en la mesa, con Taehyung, así es. Ok, nos vemos. –Solo eso, y no faltaron ni cinco minutos y apareció una linda y dulce sonrisa  por el casino.
-Hola –saludó con modales a los jóvenes, Taehyung con felicidad en su corazón saludó de vuelta.
-Suga! –alzó la voz el moreno. –Que bueno verte por acá. –Comentó con la sonrisa felina.
-Tenía hambre, pero unos idiotas no querían salir de la sala de arte. –murmuró con un poco de enojo. Jin hizo el ademán de que se sentara y Suga miró por un asiento. Encontró uno entre Jimin y a su lado estaba Kook. El moreno vio un pequeño sonrojo en las mejillas de su mejor amigo nalgon, o tal vez el castaño estaba mirando mal. Sí, eso era.
Después de un bizarro almuerzo con Jin divirtiendo a todos con sus anécdotas, un Suga totalmente sonriente y feliz, un Jimin serio, sin hablar nada, pero sin poder sonrojarse con una solo palabra que saliera de la boca del joven mas blanco (Suga), el moreno estaba casado mentalmente. Quería llegar a su hogar y acostarse, pero sabía que al llegar se tenía que preparar para salir con Yonghwa, hoy tocaría su banda por primera vez en un lugar para mayores y el universitario había arreglado todo para que el castaño fuera sin tener que mostrar una identificación falsa.
-Ahora tienes matemáticas. –le comentó Suga mientras caminaban por los pasillos.
-Ajá –asintió el moreno. Sabiendo que se le venía una montaña de palabras de parte del mayor con respecto a Hoseok y su primer encuentro después de lo que pasó, que seguramente el azabache se había encargado de contarles a todos sus amigos, como siempre lo hacía.
-¿A Jimin le gustan las matemáticas, verdad? –preguntó, haciendo que el otro lo mirara con ojos abiertos por la sorpresa, acaso... ¿lo que se había estado imaginando no era tanta imaginación?
-Ammemmmammmhm, si.. os... osea... le ...gus...gustan mucho. –tartamudeó, no sabiendo si creerle a su instinto o no, si de verdad había algo entre Suga y Jimin, algo extrañamente bizarro a los ojos del moreno, después de todo, el menor era uno de los primeros en oponerse a Hoseok, y Suga era su mejor amigo. Algo extraño había ahí.
-Ah, muy bien, gracias –le dijo con una sonrisa, a lo cual Tae solo la devolvió con una severa confusión en su cabeza. –Hoseok estará en tu clase, espero que puedan conversar tranquilos ahora, nos vemos –Y con eso se fue rápidamente, dejando a un castaño plantado en la puerta de su sala y con la boca abierta por el reciente comentario de Jimin. ¿qué mierda pasaba?
Ya dentro de la sala, no había rastro de Hoseok ahí, lo cual dejó a un moreno más tranquilo y pensó, ingenuamente, que el azabache no llegaría. Estaba muy equivocado.
-Taehyung. Toma –le habló una voz, el moreno estaba sentado ya en su mesa, esperando que llegara su profesor, pero alguien se había parado a su lado y sabía muy bien que ese aroma era su ex chico malo, su ex rebelde, su ex Hoseok. Miró hacia arriba y vio una caja en las manos blanquecinas de su ex amante. Pasó sus ojos por allí y rápidamente recorrieron el cuerpo desesperado por ver más. Pasando por los brazos, llegando a su cuello, esa rígida mandíbula y labios carnosos, hasta llegar finalmente a esos oscuros ojos delineados que lo observaban con melancolía y un vislumbre de deseo. Su corazón latió con fuerza, su pulso se aceleró y sintió como todas las miradas estaban en ellos dos.
-Hope...
-Tómalo, por favor –insistió, moviendo la caja más adelante, casi rozando el hombro del castaño. El joven trataba de controlar sus ganas de tirarse con todas su fuerzas a Hoseok, tomarlo y besarlo, sentirlo y acariciarlo, pero se había decidido a olvidarlo, y no iba a caer nuevamente en su trampa.
-No quiero tu limosna. –comentó, mordiéndose el labio al segundo después de tirar esas palabras con veneno, se enderezó y enterró su rostro en los cuadernos, escribiendo cualquier cosa esperando que el guapo azabache se fuera de allí.
-pero... Tae yo...
-Hoseok, basta, o de verdad dejaré de hablarte por toda mi vida. –culpable, esa era la palabra que sentía ahora mismo por todo su cuerpo, revolviéndole el estomago y sintiendo como una parte de su cabeza se mataba a sí mismo por lo que estaba diciendo. "me odio, te odio, me odio, te odio, me odio, te amo, te amo, te amo, te amo, me odio."
-De acuerdo. –murmuró con una voz algo arrepentida, haciendo sentir más mal al moreno, "así se debe sentir una persona al pegarle a un cachorrito" pensó el menor, tratando de quitarse el remordimiento, tratando de acordarse de todas esas malditas noches que el rubio, en ese tiempo, lo había tratado mal. Pero en su mente solo corrían abrazos por detrás, besos en el cuello, estremecimientos en su cuerpo por esas manos, cuerpos pegados y sudorosos, gemidos y arañazos en la espalada, "te amos" y más.
La clase pasó lenta como rio de mierda, si, un rio de mierda.
No podía quitar la mirada de cachorrito abandonado de Hoseok de su mente, menos ese "te amo", menos esos momentos que hicieron que el moreno de enamorara de el azabache. Al mirar a su lado, podía notar la mandíbula rígida del joven, al parecer estaba enojado porque se le estaba marcando mucho, sus ojos estaban tapados por mechones de su cabello sexy oscuro, dejando solo ver esos labios rellenos y exquisitos, dándole un aire de misterio a su aura.
-Te odio –susurró por lo bajo el moreno, sabiendo que no llegaría a oídos de nadie pero justo en ese momento el azabache dio la vuelta y miró directamente al castaño. Este abrió los ojos algo sorprendido, con su corazón latiendo más rápido que lo normal, bajó la mirada de inmediato, sintiendo como crecía un sonrojo en sus mejillas "eres un idiota, Taehyung" se maldecía, después de todo este tiempo, una sola mirada del chico malo, y Tae caía a los pies de este.
Al terminar la clase, todos los alumnos se fueron rápidamente, incluyendo al moreno, que aun tenía el pulso algo acelerado y no podía sacar esa fulminante mirada de solo unos segundos del, ahora, misterioso azabache.
-Taehyung –le habló el joven que dejaba sin aliento al pobre aliencito. –Espera. –le dijo, a lo cual el moreno solo paró, no dándose la vuelta. "¿me ha seguido?" se preguntó. Después de todo, el castaño ya estaba fuera del colegio y había caminado unas 7 cuadras. –Taehyung, mírame. –le suplicó el otro, con ese tono de voz peculiar del mayor. El castaño suspiró rápidamente y trató de ignorar a su palpitante corazón, que era como si quisiera salir de su pecho en cualquier momento.
-¿Qué quieres, Hoseok? –le preguntó el menor, con una falsa seriedad.
-Quiero... quiero saber qué debo hacer para que me perdones –respondió, mirando al castaño con sinceridad y cada vez acercándose más, cada paso que daba él, era un paso más para el menor hacia atrás.
-Hope... hoseok, ya no... no hay nada que hacer –trató de decir sin tartamudear, pero su acento de Daegu se notó muy marcado y ese era un gran aviso para decir que Taehyung estaba nervioso. El castaño pudo notar una sonrisa en el rostro del mayor, y antes de poder criticarlo el otro habló.
-Me encanta que me tartamudees. –aseguró el azabache, mirando directamente a los ojos del otro –Sé que es porque estas nervioso. –comentó nuevamente, caminando hacia el castaño, haciendo que este solo diera pasos hacia atrás.
-Hoseok aléjate, sabes bien que yo...
-Te amo. –habló con seguridad, con una sonrisa de encías, una sonrisa sincera, una sonrisa que Taehyung mataría por ver todo los días, esa sonrisa que hizo sentir al moreno en el séptimo cielo cada vez que era para él, esa sonrisa que le quitaba el sueño, esa sonrisa que no olvidaría nunca, aunque quisiera. –Te amo –habló nuevamente, acercándose con más rapidez donde el moreno y cortando su distancia, ya que el menor estaba solo prestándole atención a esa bella sonrisa, y como su corazón palpitaba cada vez más rápido con esos "te amos" de Hoseok.
-J-hope, yo...
-No me digas así. –suplicó el otro, llegando a la altura del castaño y posando una mano en su mejilla. –Dime Hoseok, me gusta como dices mi nombre real –comentó con alegría, haciendo estremecer al joven menor por ese tacto, delicado pero a la misma vez potente. –Con ese acento de Daegu. –Siguió, acercándose cada vez más a donde estaba el moreno y llegando a mezclar sus alientos –te amo, y no quiero estar sin ti, TaeTae. –le susurró, con sus labios más cercas y sus ojos entrecerrados. Taehyung estaba perdiendo su propia batalla interna y no le importaba. –Dime que me amas, bebé. –imploró entre alientos mezclados y corazones caóticos dentro de su cuerpo. El moreno puso su mano en el pecho de su ex amante y notó como su pulso estaba acelerado, casi al mismo nivel que el de él. –Te amo, y te digo la verdad. –habló sincero, posando su mano en la nuca del menor, acariciando sus cabellos castaños, dándoles estremecimientos al aliencito.
-Hoseok yo...
-Por favor, Tae –rogó nuevamente, acercando su cuerpo hasta no dejar espacio, sus pulsos acelerados y sus alientos mezclados. –Te amo. –se declaró, mirándolo a los ojos directamente y sin dejarlos por ningún segundo. La mano de Tae en su pecho se debilitó por un instante pero de inmediato trató de recuperarse con la última gota de cordura que tenía en su cerebro. Alejando a Hoseok de su tacto cálido y exquisito y no pudiendo saborear esos labios perfectamente definidos.
-No –habló, notando como la expresión del chico malo cambiaba, desde una de éxtasis y alegría, a otra de sorpresa y melancolía, casi como si le hubieran roto el corazón. Algo que al parecer Tae iba a hacer sin dudar, estaba decidido a olvidarlo y si para eso tenía que decirle a Hoseok "no" mil veces, lo haría. –No quiero estar nunca más a tu lado –dijo, bajando la mirada de inmediato solo para no darse cuenta del daño que estaba haciéndole al azabache. El tacto del mayor se retiró lentamente de la nuca y mejilla del moreno. –Yo no quiero verte nunca más en mi vida –terminó, con un ardor en sus ojos, sabiendo que esta era la última vez que tendría a Hoseok tan cerca, sabiendo que esta era la última vez que el azabache se rebajaría a suplicarle por su perdón, sabiendo que esta era la última vez que el chico malo dejaría de ser tal para cambiar por el moreno. Era la última vez, y Tae lo negó... negó lo que cualquier otro daría su vida por que Jung Hoseok le digiera.
-Pero, Tae yo... -y antes de poder seguir con su discurso, se notó de inmediato el nudo en la garganta que tenía el azabache. El moreno con el corazón apretado por el dolor que le estaba haciendo sufrir a su ex amante, lo miró, por última vez, solo para despedirse como corresponde. Pero al llegar a los ojos oscuros del chico malo, pudo notar que estaban vidriosos y preparados para unas rebeldes lágrimas que amenazaban en salir.
-Hope –susurró sin aliento, con sus cejas alzadas y maldiciendo a todo el mundo por ser tan testarudo con el pobre azabache "recuerda lo que te hizo" pensó, pero eran frases que se desvanecían tan rápidos por una sola mirada de su amor.
-Tae yo de verdad te amo –le imploró el mayor, con una lágrima rodando por su pálida mejilla y con dolor en su voz.
-No –habló de nuevo, "valor, fuerza, recuerda el pasado" –Yo ya no soy el estúpido idiota faldero de antes. – "valor" –Ya no soy el débil aliencito que se dejaba lastimar – "fuerza" –Ya no soy el imbécil con quien puedes rotar de personas de vez en cuando – "recuerda el pasado". Y así, sin más, se mordió el labio por el veneno esparcido en sus palabras, y trató de analizar el rostro de Hoseok una última vez más. "Eres malditamente perfecto", pensó. Otra lágrima cayó del ojo del mayor y Taehyung se alejó. Con su corazón palpitando rápidamente, caminaba paso a paso, no queriendo mirar atrás, esos ojitos oscuros y vidriosos que no paraban de implorarle perdón, con esa mandíbula tensa por el ambiente, y esa aura de remordimiento que ahora tenía J-hope, no, no J-hope, Hoseok.
Al llegar a su departamento se desplomó en su cuarto, llorando desconsoladamente, sabiendo que había sido el final, que desde ahora en adelante tenía que superarlo y tener otra vida, lejos de la toxica relación que tenía con Hoseok, "TE ODIO" gritaba en sus pensamientos, tratando de creerse que era una verdad, tratando de creer que el odio que se tenía a si mismo era el mismo que el que tenía para el chico malo, pero sabiendo muy en el fondo que todo era una farsa, que después de todo, su primer amor siempre sería, y al parecer será, Hoseok.
-Te odio –susurró entre sollozos, queriendo matar al azabache por hacerlo pensar así, por crear un caos gigante en su mente y no poder dejarlo en paz ni siquiera en sus sueños.
Ya pasadas unas horas después de la nueva confesión de Hoseok, y unos golpes a su almohada, Taehyung se decidió por olvidar al azabache de todas las formas posibles, y si para eso tenía que estar con la dulzura de persona que era Yonghwa, entonces, que así sea.
-Voy en camino –le habló por teléfono al universitario, el castaño estaba bañado, perfumado y bien arreglado para conocer a la banda de su "amigo".
-Estaremos esperándote, comenzaremos en unos 15 minutos, llega pronto –comentó con su voz aterciopelada.
El bar estaba lleno, universitarios por todas partes y Taehyung se sentía un poco intimidado, se podía notar la edad mayor de algunos y al moreno le daba miedo no encajar con los amigos de Yonghwa, aunque aun no los conocía, si eran hombres grandes con barba, era seguro que el castaño se sentiría pequeño a su lado.
-TaeTae –lo llamó, a lo cual el otro miraba para todos lados hasta dar con su emisor, ahí estaba Yonghwa, con una camisa de beisbolista y unos pantalones ajustados, su pelo estaba estilizado hacia adelante y tenía un poco de delineador, dándole un toque de misterio a su mirada. Se veía muy bien en pocas palabras.
-Yonghwa –saludó el castaño cuando llegó a su altura. El mayor pasó un brazo por su hombro y lo llevó detrás del escenario. Ahí estaba todo instalado, las guitarras, la batería, el bajo, y una pequeña caseta de sonido, seguramente para darle un poco más de apoyo a los instrumentos.
-Ellos son mis amigos, TaeTae –le habló el dulce castaño, presentándole a tres chicos de una estatura parecida a la de Yonghwa, y con una sonrisa en su rostro, Tae se inclinó un poco, saludando sin perder los modales formales. Los muchachos se rieron pero le devolvieron el saludo. Se fueron presentando de uno a uno, El más alto se llamaba Jungshin, era alegre y bastante extrovertido, después venía el "segunda voz" según Yonghwa, que era Jonghyun, tenía facciones bastante guapas y sin olvidar su misteriosa sonrisa, mientras que el menor, pero que seguía siendo más grande que Taehyung, era Minhyuk, era el baterista y el más callado, pero según el universitario, era el más inteligente de los cuatro.
Cuando Taehyung ya estaba instalado en su asiento de primera fila para ver por primera vez a la banda de Yonghwa, pudo notar como este estaba un poco nervioso, su mano tiritaba junto con el micrófono al ponerlo en el trípode y se le notaba un poco incomodo. Ya en la segunda canción, se relajo y pudo disfrutar mucho más la presentación.
Después de 10 canciones y un claro fanatismo en los oyentes, Yonghwa y su banda bajaron del escenario, todos querían compartir con ellos, le regalaron tragos gratis y recibieron más que una carta de presentación por parte de un productor. El moreno había pasado toda la noche con el mayor, pudiendo notar como este rechazaba mil y un declaraciones de amor por muchachas que querían algo más que su amor condicional.
-Espero que lo hayas pasado bien –le comentó el mayor ya dentro de su casa, buscando en el closet un pijama para el menor.
-No tienes idea de lo bueno que eres, Yonghwa –habló con una sonrisa, había tomado un poco y se sentía más ligero. –Y tus amigos son demasiado entretenidos, me gustaron. –se sinceró, el universitario tiró una carcajada al aire y le pasó un sweater azul, junto a unos sweatpants, algo que le hizo acordar al moreno a alguien.
-Espero que vengas otra vez. –le comentó, acariciándole los rebeldes cabellos castaños del menor.
Ya estando en la cama, el mayor pasó sus brazos por la cintura de Taehyung, haciendo que el corazón del moreno se acelerara un poco con el contacto. El pecho cálido de Yonghwa estaba pegado a la espalda del castaño
-¿Taehyung? –le habló, a lo cual el otro solo dio un sonido de asentimiento que lo escuchaba. – te amo –se sinceró. El castaño notó como su pulso se aceleraba y sus mejillas se sonrojaban.
-Yong... Yonghwa. –tartamudeó nervioso por la declaración, aunque ya la había escuchado de la boca del mayor, aun así le incomodaba un poco escuchar la misma palabra, de dos personas diferentes, en un mismo día. –Sabes que yo... yo...
-Lo sé –le habló, teniendo su aliento cálido cerca de la oreja del otro, dándole unos pequeños escalofríos al moreno. –Sé que tu corazón ahora está roto y puesto solamente manos de un idiota, lo sé. –le aseguró, agarrando con más firmeza la cintura del menor. –Pero quiero que sepas que te amo, y que no te dejaré si tú me lo permites.
-Yonghwa –le habló el moreno, sabía que tenía que dejar las cosas claras antes de pasar a una relación con el mayor, se dio la vuelta para poder mirar al otro a sus ojos, tenía que afrontar a su "amigo", tenía que decirle lo que estaba pasando en su corazón. –Hoseok... Hoseok me habló hoy. –le comentó, notando como la expresión del mayor cambiaba de extasiado a una de sorpresa, aunque estuviera de noche, la luz de la luna llena alumbraba con facilidad la habitación. –Y me dijo que me amaba –se sinceró, notando como los ojos de Yonghwa se ensombrecían con cada segundo que pasaba.
-¿Y... y tu... tu le –
-No! –le aseguró el menor antes de cualquier suposición del otro. –No, no no no, le dije que no, que yo no iba a estar con él, que me había hecho demasiado daño, que ya no era el estúpido de siempre, que me olvidaría de él. –habló rápido, para no dejar ninguna duda, lo cual el mayor captó, esbozando una sonrisa.
-Me alegro, mientras sea lo que tu corazón te diga -comentó, acercándose a los labios del moreno y cerrando su conversación en un dulce beso. "mientras sea lo que tu corazón te diga", no podía quitarse eso de la cabeza, ¿acaso eso le decía su corazón? ¿Qué dejara a Hoseok? ¿Qué lo rechazara? ¿Qué no lo viera nunca más en su vida? ¿eso era?. Y antes de poder pensar más, una lengua juguetona pasó por fuera de sus labios, haciendo que el castaño abriera su boca y dejara entrar a su atacante. –Te amo –susurró el mayor entre besos húmedos y que cada vez se hacían más apasionados. El pulso del menor se aceleraba con cada lamida dentro de él y su respiración se entrecortaba. Un estremecimiento pasó por toda su espina dorsal cuando sintió la mano de Yonghwa posarse en su espalda, pero por debajo de su sweater.
-Mhmmm –gimió en voz baja el castaño, al sentir como el mayor lo acercaba lentamente a su cuerpo, y lo apretaba contra él, rozando sus pelvis.
-Tae –susurró el mayor entre besos, dando vuelta al castaño y posándose arriba de él, dejando a un moreno entre la cama y el cuerpo del universitario. –te deseo. –le habló al odio, haciendo que el otro cerrara sus ojos y se extasiara por esa exquisita voz. –Te deseo demasiado. –siguió, posando una palma en el abdomen del moreno y la acarició, mientras que la boca del mayor se encargaba del sensible cuello del castaño, haciendo que el otro solo mordiera sus labios y silenciara un gemido de placer, un placer que le estaba recorriendo todo el cuerpo.
-Ahh! –jadeó al sentir su pelvis rozar con la del mayor, estaba excitado y caliente, quería a ese hombre ahora mismo.
-Estas impaciente –le habló el mayor, mirando al moreno, mientras que este solo veía unos oscuros ojos, acariciándole el estomago, mordiéndole el cuello, rozándole su semi-erección.
-Hoseok –gimió en un deseo descontrolado cuando el mayor pasaba sus dedos por debajo del pantalón de este. Parando al instante.
-¿qué? –preguntó el  mayor, con las cejas juntas, y dejando a Tae algo confundido, dándose cuanta en segundos que no era un azabache, en realidad era un castaño, con dulces ojos marrones, un universitario, alguien que lo amaba de verdad, y que el menor solo estaba tratado de utilizar como forma de olvidar a otro, sabiendo que era imposible. Las lágrimas y el dolor se acumularon como una avalancha e su corazón y se enderezó de inmediato en la cama, alejándose de Yonghwa rápidamente y tomando sus cosas, con lágrimas en sus ojos.
-Yonghwa, yo... yo...
-De acuerdo. –le habló con calma, haciendo que Tae lo mirara con vidriosos ojos. –Pensé que yo podía hacer que lo olvidaras, Tae –comentó, mirando a su regazo y haciendo sentir con más culpabilidad al castaño. –Pero veo que es más difícil de lo que podía llegar a pensar, creo que... creo que no puedo estar contigo si aun sigues pensando en él mientras estamos juntos. –Le habló con un dolor palpable en sus palabras, mientras que el moreno no podía esconder sus sollozos de melancolía. "te odio tanto Hoseok!"
-Discúlpame, Yonghwa. –le habló con un hilo de voz, el nudo en la garganta presente y un dolor en su estomago por la culpabilidad, en segundos se fue de la casa del mayor y abrió su departamento, entró y lo primero que hizo, fue llorar, llorar, y llorar, era entre dolor, culpa, frustración, melancolía y rencor... todo junto. "me odio, te odio, me odio, te odio, me odio, te odio, me odio, te odio, me odio, te amo". El remordimiento le carcomía los huesos.   


BAD BOY [VHOPE]Where stories live. Discover now