Capítulo 1

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Una mujer de unos cuarenta años, rubia, muy bonita me recibe y me hace entrar al palacio por lo que creo es una puerta de servicio. La abre e ingresamos a lo que parece ser la cocina de un restaurante con miles de estufas, estantes, mesas... Muchas personas están corriendo de un lado a otro mientras que varias de ellas dan órdenes con preocupación en sus rostros. Debe haber problemas, pienso.

—Bienvenida al palacio, soy Rose, la ama de llaves y la encargada de contratación de personal, señorita...

—Stacy Hale —respondo rápido.

—Stacy, te estaba esperando. La señora Heene me ha hablado mucho de ti y de lo bien que hacía su trabajo para cuando trabajaba para ella.

Amanda Heene es el nombre falso de la jefa Benson. Se preguntarán, ¿por qué yo no uso un nombre falso? La respuesta es simple: porque no existen archivos sobre mí, así que tampoco hay necesidad de tener un nombre falso. Ella se encargó de que todos desaparecieran (o que, directamente, nunca existieran).

>>Empiezas mañana. Vivirás en el palacio, trabajarás todos los días, salvo un fin de semana al mes que tienes libre, y tu horario comienza a las nueve y termina a las diecinueve, puedes hacer lo que quieras después de eso. Acompáñame, te llevaré a tu habitación para que te instales.

La sigo por un largo y fino pasillo, decorado con un empapelado marrón en las paredes y una alfombra, del mismo color sobre el piso, lleno de puertas que, supongo, serán las habitaciones del resto de los empleados. Mientras caminamos rumbo a la habitación me va explicando las reglas y demás cosas del palacio. Se detiene frente a una de ellas y me mira.

—Tus cosas ya deben de estar dentro. Ven mañana a las seis para presentarte al resto de los empleados y para que te dé las últimas indicaciones sobre tu trabajo —explica—. Una criada vendrá en unos minutos para mostrarte el castillo —mira su reloj y su rostro se torna alarmado—. Me tengo que ir, hasta luego —se despide con un saludo de mano y la veo desaparecer por el largo pasillo.

Ingreso en la habitación y la observo  detenidamente. Una cama de una plaza se encuentra frente a mí junto a una pequeña mesa de luz con una pequeña lámpara al lado derecho. Un simple escritorio con una silla, un armario lo suficientemente grande para guardar la mayoría de mi ropa y una puerta blanca de madera, que probablemente conduce al baño, complementan el cuarto que está pintado en colores pasteles. Una habitación sencilla pero cómoda.

Me dirijo hacia mis maletas, una negra y una rosa oscuro, que están en el lado izquierdo de la cama. Tomo la rosa y la coloco sobre las sábanas. En esta decidí guardar toda mi ropa mientras que en la negra coloqué mis cosas de agente secreto junto con la información de la misión.

Una vez guardada toda mi ropa en el armario tomo la otra maleta y saco todas mis armas. Las escondo lo mejor que puedo excepto a mi Glock 23, mi pistola favorita, que la coloco en el primer cajón de la mesa de luz. El resto están distribuidas por el resto de la alcoba: en el baño, debajo de la cama, detrás y en el clóset...

Escucho un golpe en la puerta que me distrae. Doy una mirada rápida a la habitación para ver si todas las armas están ocultas y, cuando compruebo que sí, cierro la maleta y grito un adelante.

Una joven de unos veinticinco años con pelo oscuro y ojos del mismo color entra en el cuarto con una sonrisa.

—Soy Samantha Rossi, pero me puedes decir Sam —se presenta mientras me ofrece una mano, la tomo y le sonrío—. Rose se olvidó de entregarte esto —me ofrece una caja—. Es tu uniforme de criada. Rose dijo que mañana te presentes con él puesto en la cocina.

Protegiendo a la Familia RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora