Capítulo 5.

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—¿Que hora te crees que es, señorita? —le gritó papá a Briana cuando entró.

—Las doce...

—Sube a tu cuarto, y sin cenar.

Briana obedeció y subió al cuarto sin rechistar. Me terminé de comer mi plato de patatas y bacon y ayudé a mamá a fregar los platos. Se sorprendió, parece ser que esto no lo hacía muy a menudo antes. Pero como no sabia quien era... No podía seguir comportandome cómo tal. No recordaba si era un delincuente y un drogadicto de diecisiete años, o si era el típico niño bueno que ni sale de la biblioteca. Observé mi brazo lleno de tatuajes, y descarté esa última opción. Mamá y papá fueron a dormir, yo les dije que vería la tele un rato más, pero en lugar de eso, espere que se metieran en su cuarto y cogí un plato de la cocina para llevarlo de patatas y huevos fritos que habían quedado, ya que Briana no había cenado. Subí las escaleras con cuidado de no hacer ruido, me dirigí al cuarto de Briana y toqué dos veces antes de entrar. Estaba sentada en la cama mirando la calle oscura iluminada por dos farolas que ya parpadeaban.
Me senté a su lado en la cama y le ofreci el plato, que lo cogió haciéndome un gesto de agradecimiento.
Espere a que se lo comiera para hablar con ella.

—¿Estas mejor? —pregunté.

—Al menos ya no tengo hambre.

—Mira.. ¿tu eres amiga de Samira verdad?

—Se podría decir que si. ¿Por que?

—¿Por que me dejó? —pregunté sin rodeos.

—¿No te lo ha contado? —negué. —Te vio con otra. Un día que mamá y papá no iban a pasar la noche en casa, quedasteis después de que vinieses de la placeta, pero bebiste más de la cuenta y apareciste con la asquerosa de Rosalie, y para más delito, no cerraste la puerta con el calenton. En resumen, os pilló dale que te pego en el sofá. Lo pasó fatal porque tenías una fama horrible de estar con todas y ella no lo creyó.

—¿Y después fuimos amigos, así sin más?

—A ver, no. Ella se mudó unos seis o siete meses con su tía a Barcelona para conocer a más gente y olvidarse de ti, la muy estúpida estaba enamorada. Yo te encontraba todas las noches llorando en tu cuarto e intentaba animarte con las canciones de farruko, pero no era suficiente. No salías, no querías ir a la escuela... Estabas fatal, y desde entonces no bebes. Un día volvió sin explicación alguna y tu volviste a salir a la calle, aunque ya no ibais a estar como antes.

Flashback

Querida Samira.
Hola, soy yo, Jared, el idiota que te dejo ir. Sigo lamentándome de lo que hice cada vez que un suspiro sale de mi boca, sigo llorando y pensando en ti.
Se que con esta estúpida carta en un papel arrugado no va a hacer que cambies de opinión y vuelas a mis brazos, aunque eso seria lo que más desearía en este momento. Quiero que vuelvas, que me digas lo bonito que soy cuando despierto, cuando me rio y se me escapa ese sonido de cerdito, que me acaricies el pelo como solías hacerlo y que me digas lo mucho que me quieres... Porque por un motivo sigo aquí, viviendo :la esperanza de que algún día puedas hablarme y perdonar lo mucho que lloraste por mi.

Atentamente, Jared.

Fin del flashback.


—¿Y quien tiene esas cartas? —le pregunté a mi hermana sin comentarle que había tenido otro flashback.

—Samira las tiene todas.

—¿Puedes llamarla y decirle que venga?

—Por supuesto, pero hoy ya es tarde. Mañana cuando te despiertes la llamo y que venga a comer. —Asenti.

—Buenas noches hermanita.

—Buenas noches Jared, te quiero.

FOTO MANUEL.

Atentamente, Jared. [EDITANDO]Where stories live. Discover now