Capítulo 1

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Soy Mariahk, princesa y heredera al trono de uno de los dos reinos de Saphia. No soy como las otras princesas de cuentos infantiles: delicada y ligona.

Desde muy pequeña me han enseñado a utilizar la espada y a montar a caballo.

Soy muy parecida a la Blancanieves de vuestros dulces cuentos: tengo la piel blanca como la nieve, el pelo rizado y negro como el ala de un cuervo, los ojos azules como el mismo mar y los labios rojos como la sangre.

Soy bastante alta, delgada y fuerte, y según los que me conocen, soy una chica inteligente y valiente.

Soy muy culta y me encanta leer.

Mi fiel caballo, Runkan, es lo más parecido a mi alma gemela que en todos los mundos puede existir.

Tengo una hermana pequeña muy caprichosa, pues solo piensa en vestidos y joyas por descontado. Por si fuera poco, nos llevamos fatal.

Nuestros padres son los reyes de Mankora, donde existen estos seres: los puros (seres que existen en un mundo llamado Tierra) y los impuros (seres que los terrícolas han imaginado alguna vez y ahora existen).

Esto fue así hasta que yo cumplí los ocho años y mi hermana fue consciente que ella nunca sería reina.

Recuerdo la rabieta que cogió cuando se lo contaron. Estaba tan roja y furiosa que pegaba a todo aquel que se le acercaba.

Mi hermana, que por cierto se llama Missica, se pasó desde aquel día encerrada en su habitación leyendo libros (los cuales supe demasiado tarde que trataban de magia negra) y haciendo experimentos.

Bueno, pues después de dos semanas ocurrió la catástrofe. Ese día marcó el fin de mi historia feliz.

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