Capítulo 14: Sonrisa

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[Taehyung]

Las fiestas son malas. El alcohol es malo. Los ruidos son malos. El dolor de cabeza es malo. Hobi...

- Hobi es bueno – susurré acurrucándome entre los brazos del mayor, quien comenzó a acariciar suavemente mi cabeza, relajándome por completo. No sabría cómo habría podido soportar esa maldita resaca sin sus mimos.

- No debiste beber tanto...- respondió dejando un beso en mi cabeza.

Ahora nos encontrábamos en su casa. Cuando llegamos Jimin estaba encerrado en su cuarto, y si no fuera por el desayuno a medio terminar que había en la cocina, hubiéramos pensado que aún seguía durmiendo. Yo me fui con Hoseok a su habitación, y allí nos echamos en la cama.

- ¿Quieres que te lleve a casa? –preguntó dulcemente. Yo negué sin siquiera abrir los ojos.

- En mi casa hay mucho ruido. Contigo es mejor.- expliqué doblando inconscientemente el labio inferior. De veras que no quería pisar mi casa, al menos hasta que el dolor se fuera. Mi madre y hermana eran las personas más ruidosas que existían.

Seguimos abrazados un rato, hasta que debí caer dormido, porque cuando desperté ya no había tanta luz por la ventana y me encontraba solo en la habitación. Me levanté y fui hasta la cocina, cogiendo una de las tortitas que aún cubrían el plato. Estaba fría, pero poco me importó. Necesitaba llenar mi estómago o moriría de hambre, hasta empezaba a quejarse con gruñidos. En el salón estaba Jimin viendo la tele. Me hizo hueco y senté a su lado, recostándome sobre él. Al levantar la vista noté que parecía triste, no prestaba atención a la tele, más bien veía pasar las escenas del documental como si nada.

- Tu novio está duchándose –me informó sin despegar la vista del frente.

- Jiminnie... - se giró para mirarme e hice un puchero. No me gustaba ver a Jimin triste, me había acostumbrado a verle alegre. Sin pensar, llevé mis manos hasta las comisuras de sus ojos y las estiré, convirtiendo sus ojos en dos pequeñas líneas, igual que cuando sonreía.- Así mejor – señalé satisfecho.

- ¿Qué haces, Tae?

- Que sonrías. No es divertido verte triste. –solté su rostro, devolviendo sus ojos a la forma original.

- La gente normal suele elevar las comisuras de la boca –puso el ejemplo con el mismo, levantándolas brevemente, forzando una sonrisa.

- Pero es que Jiminnie sonríe con los ojos.

Ladeó la cabeza, mirándome confundido, y yo volví a estirarle las comisuras de los ojos. Era gracioso ver la mezcla entre sus labios formando una línea y los ojos sonrientes. Comencé a reírme y para mi sorpresa, él no tardó en acompañarme.

- ¿Entonces tú sonríes con las orejas o cómo? – respondió agarrándome las mencionadas y tirando suavemente de ellas, provocándome más risas. En algún momento terminamos haciéndonos cosquillas y estrujando y moldeando la cara del contrario mientras intentábamos no caernos del sofá por la risa.

- ¡Caíste! – exclamé victorioso, poniéndome en pie sobre el sofá al ver como Jimin se sentaba en el suelo tras haberse caído del asiento.- ¡Desde ahora yo soy el rey y propietario del sillón y necesitarás mi permiso para sentar tu desmesurado trasero sobre él!

- ¿Cómo que desmesurado tra...- frunció el ceño y volvió a lanzarse sobre mí, incumpliendo las normas que yo, como rey, acababa de establecer. Vale, quizás en ningún momento dijimos nada acerca de que quien cayese al suelo perdía la pertenencia del sofá... ¡Pero se me había ocurrido y a mí me valía! Además, era divertido.- ¡Ahora verás, mocoso!

Solté un chillido nervioso al notar como volvía a colocarse sobre mí y empezaba a hacer cosquillas. En algún momento salió Hoseok de la ducha. Al vernos no tardó en unirse al juego, obviamente poniéndose de mi lado. Terminamos la "pelea" cuando Jimin rogó clemencia, casi sin aire. Yo también estaba quedándome sin aliento, así que nos dejamos caer sobre el sofá y decidí firmar la paz.

- Viendo que te encuentras mejor, te llevaré a casa. Mañana tenéis clase. –declaró Hobi cuando nos hubimos recompuesto. Yo asentí y me puse en pie. Me moría por quedarme en su casa y seguir jugando con ambos, pero estaba comenzando a hacerse tarde y no quería abusar de la confianza que me daba mi madre.

- Voy con vosotros – anunció Jimin, también levantándose del sofá. Solté una risita al ver los pelos que se le habían quedado, y él me pellizcó la mejilla como respuesta para después comenzarse a peinarse en el reflejo de la tele.

- Perfecto – Hobi volvió a revolverle el pelo, estropeando el trabajo del moreno, quien le dedicó una no muy amistosa mirada.-¿Vamos en tu coche?

Jimin asintió y nos pusimos en marcha. El mayor de los tres se pidió conducir, y por algún motivo Jimin no mostró queja alguna, sentándose en los asientos traseros conmigo. No parecía feliz del todo, pero sí más alegre. En un momento se giró y me miró, elevando ligeramente las comisuras de su boca.

- Gracias Tae.

Sonreí y me encogí de hombros.

- No me las des. En realidad éramos dos contra uno. Habría sido injusto quedarme la propiedad del sofá para mí solo, por muy buen monarca que hubiera sido.

Rió y me revolvió el pelo. Esta vez sí que me sonreía con sus ojos, aunque yo no fuera del todo consciente del porqué. Tenía todo el sentido del mundo lo que acababa de decirle, habría sido muy egoísta quedarme la pertenencia del sofá para mí, por eso había terminado compartiéndola con él.

- Gracias de veras.

- De nada, supongo. –respondí conforme, disfrutando de la inigualable sonrisa de mi amigo.


Puzzle (BTS Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora