10- Una tipica noche en la cabaña de Hades.

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POF Emma.

El pánico, el miedo, el dolor, todo recorría sus venas.

-¡Emma! -los labios de Tifanny se movían, pero ella no la escuchaba, el sonido de la voz de Nico era lo que único retumbaba en su cabeza.

«Vamos, Emma. Solamente un recuerdo feliz. Solo uno.»

Y empezó a recordar. Por todo lo que habían pasado. Y entonces lo halló.

Nico estaba repleto de pintura y ella por igual, ambos reían. El la miraba a los ojos, y parecía que no había nadie más a su alrededor, sólo era ella y esos ojos negros que la veían.

-Eres increíble -el le había dicho en ese momento. -No puedo creer que convertiste un castigo en una guerra de pintura.

-Y yo no puedo creer que me hayas seguido el juego -repuso con una sonrisa.

Él se encogió de hombros y pasó un brazo por mis hombros.

-Es fácil divertirse junto a ti.

Una sonrisa se dibujó en su rostro tanto en el recuerdo como en la realidad.

-Eres mi mejor amiga, Emma.

-Tu igual, tu igual.

Pero una voz llamándola a lo lejos la regresó a la realidad.

-Emma... ¡Emma!... ¡EMMA!

La chica sacudió la cabeza, sintió un tipo de energía recorrer su cuerpo.

Era como si te clavaran un puñado de cuchillos en cada parte de tu cuerpo. Un grito salió de sus labios y lo último que recuerda es ver como su pelo rubio le caía en la cara y el rostro de su hermana gritando su nombre.

POF Nico

Llevaba días sin salir de su cabaña. No quería hablar con nadie. Percy le traía comida y él después de recibirla, lo echaba rápidamente de su cabaña. Casi no comía y ya no entrenaba. Estaba regresando al oscuro lugar en que se encontraba sumergido no mucho tiempo atrás. Se estaba desmoronando de nuevo. Y esta vez, nadie vendría a repararlo otra vez.

Hace días que había intentado hablar con Emma, pero esta ni se aparecia por la cabaña del chico.

Ahora se encontraba tendido en la cama mirando el techo, buscando la solución a su problema. ¿Pero cuál era el problema en realidad?

Quizás era el hecho de que alguien al que le había entregado su confianza, le había enseñado sus secretos y sus miedos, lo haya traicionado.

No entendía por qué las personas a las que más llegaba a querer lo lastimaban tanto. Tal vez la tristeza era un efecto secundario del cariño. Y si así era, pues no quería querer a nadie otra vez.

Siempre era lo mismo:

Le contaba su pasado,su futuro. Le susurraba sus miedos y les gritaba sus sueños. Les enseñaba sus puntos débiles. Y se iban.

Todos se iban tarde o temprano. Y se quedaba solo. De nuevo. Una y otra vez. No podía confiar en nadie. No debía confiar en nadie. Mantener su corazón cerrado para siempre. Y así evitar el dolor.

Quizás así no sentía que su corazón estaba roto. Sólo si...

-¿Hola? -escucho a una voz femenina.

Tocaban la puerta de su cabaña.

-¿Quién es y qué quieres? -preguntó bruscamente.

-Soy Beyoncé y vine por tu cerebro -aunque al chico no le dio tanta gracia, la muchacha soltó una risita -, soy Alice.

¡HOLA, NICO!  © |Nico Di Angelo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora