-El otro día, después del ensayo, Fernando me llevo aquí y me invitó a entrar. A simple vista te dará miedo, lo sé, pero por mucho que esté abandonada dentro es bonita y está amueblada, aunque eso sí, un poco sucia si está. Ya que tus padres te impiden salir de casa casi siempre y solo te dan libertad a la hora de ir al ensayo y luego cenar fuera debido a lo tarde que terminamos, pensé en que este podría ser nuestro pequeño escondite, en el cual podríamos ir antes y después del ensayo un rato y, alguna vez saltarnos el ensayo y todo si lo prefieres.-Dijo guiñándole un ojo a Elena.
Elena asintió, le encantaba su voz...era como una melodía que no quería dejar de escuchar nunca. Estaba muy enamorada. Miguel la ayudó a subir y a entrar dentro, él, saltó para poder entrar por la ventana. Elena no vio lo que Miguel le había explicado, era muy diferente a lo que él le dijo. Había una cama en medio de la habitación. Una cama antigua, con sabanas rotas y semiquemadas, y unas cuerdas que reposaban sobre la almohada. Todo estaba lleno de suciedad, polvo, telarañas...y en el fondo, había una puerta corrediza.
-Esto no es lo que vimos el último día, lo juro.-Dijo Miguel con una expresión de preocupación en su rostro la cual hizo que Elena se asustase mucho. Esa habitación...le pasaba algo extraño, algo que hacía que ella quisiese salir lo antes posible. -Igualmente, miremos el resto de la casa, puede que no recuerde bien esta habitación debido a que estuvimos poco tiempo en ella-Dijo Miguel, aunque su palabras no eran muy convincentes. Usó el teléfono como lámpara y se dispuso a abrir la puerta del fondo de la habitación(...)
