El Ogro que sonreía

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Como prometí en mi Face, tendría premio para cuando alcanzara los mil seguidores. Y aquí están, NatVillanueva lo es. Sé que hay autores con muchos miles más pero a mí me vale con los míos. Son los que me han escogido. Entre ellos, dos docenas forman parte de mi día a día y eso no tiene precio. 

Este un prólogo opcional que escribí hace algunos meses. Recoge una escena que tiene lugar antes de que comience la historia. Me pareció divertido mostrar la distancia entre Eva y Oliver antes de aquel fatídico día en el que le disparan. ¿No sabes de lo que te hablo? Bueno, un par de entradas más atrás tienes el primer capítulo para ponerte al día. ¡Saludos lectores! Como siempre, nadie sin vosotros. 

PD: Hoy wattpad anda loquito, nada cambia a pesar del tiempo. 


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—Mira, mira, mira.

Todas nos giramos a la voz de Katta. Comenzaba el espectáculo. Noelia dejó caer el bolso justo delante del guardaespaldas guapo cuando se dirigía al coche. Se agachaba con el culo en pompa y sacudiendo la melena como si posara para un calendario de mecánicos. Nunca supe por qué a la mayoría de los hombres les cambiaba el carácter cuando se colocaban dentro de un traje caro y oscuro. El hombre sujetaba la sonrisa como podía pero su cuerpo hacía el cortejo habitual buscando las posturas con mejores vistas y las excusas para rozar piel. Objetivo uno: conseguido. Macho alfa2, retrasado.

Vamos, Eva, tu parte. Fregona en majo y melena suelta, que perder el trabajo no era ninguna broma. Mojé el suelo justo delante del ascensor, al abrirse las puertas el ogro gruñó sin fijar la mirada más allá de sus pies. Tan solo hizo el rodeo habitual. Objetivo dos: conseguido. Humor asqueroso de Ogro, iniciándose.

En el trayecto hasta las enormes puertas giratorias de acceso al edificio, Katta hacía de las suyas. Marcha atrás y mopa industrial en mano entorpeció su camino en tres ocasiones. Igual hicieron dos compañeras más. El Ogro suspiró. Tercer objetivo: conseguido. Mosqueo, In crescendo.

A pesar de todo, siguió su camino atravesando las puertas de la Torre en dirección a la calle. Las chicas y yo corrimos detrás y pegamos la cara al cristal lateral para no perder un instante del espectáculo. Fuera, la paciencia trasparente del Jefe se nubló al ver que su impresionante coche no lo esperaba en la puerta y el hombre con traje no le mantenía la puerta abierta. Cuarto objetivo: cumplido. Cabreo en trámite.

Entrecejo fruncido y mirada hacia los lados. Hombros arriba. Y aquí llegaba el momento que estábamos esperando, como si de un robot se tratara repitió, con exactitud, los gestos de las últimas tres veces. Se llevó las manos al pelo por pura exasperación y al subir los brazos, ¡culito aquí! Y... ¡paquetón delante! Poco a poco dejó la mano bajar a la cintura, un poco más abajo, más abajo. La metió en el bolsillo y... la sacó. Aquella bolsa de exquisitas gominolas de varios sabores, esponjosas, ácidas, el Top10 de las chuches antidieta, antiaburrimiento y antisoltería. Este hombre, Señoras y Señores, era una estufa andante con el que nos divertíamos a rabiar. Su mandíbula sucumbía ante el dulce placer en su boca, sus carillos se hundían y casi podíamos escucharlo ronronear del gusto. Su lengua estaba jugando con aquello en su boca y su nuez de Adán subía y bajaba cada vez que el néctar la atravesaba. Objetivo cinco: cumplido. Exhibición sensual involuntaria, lograda.

Y detrás del cristal cuatro cercos de vaho delante de la cara de cuatro locas con batas azules y zuecos ortopédicos. Este hombre tendría que subirnos el sueldo por estos momentos de placer. Esas chuches estaban de vicio. Desde luego reír era la mejor medicina para el dolor de pies. Cuando el coche finalmente aparcó delante del Jefe era el tercer puñado de gominolas que se llevaba a la boca. Objetivo seis: cumplido. El azúcar amansa las fieras. Un dulce y un momento de respiro resucitan a cualquiera, incluso a un ogro bien vestido. Saludó con una leve sonrisa y siguió su camino. El jefazo sexy, el mejor ejemplo de que el dinero te da muchas cosas, pero solo lo había visto sonreír desde que las chicas y yo comenzamos este juego.

Dicen que el ser humano solo necesita tres cosas para ser feliz: Algo que hacer, alguien a quien amar y algo que esperar.

Por una cama de Princesa (En grandes librerías en 2016)Where stories live. Discover now