Epílogo

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Eva duerme ante mi, su expresión es tranquila, como si nunca hubiera hecho nada malo.

Como si nunca me hubiera roto el corazón.

Como si por su culpa no me estuviera volviendo un loco de verdad.

Mátala, mátala, mátala.

Me dicen las voces.

Mátala, mátala, mátala.

Nadie te quiere más que nosotros.

Mátala, mátala, mátala

Pero yo no quiero matarla.

Ella o nosotros.

Y elijo.

Elijo a quien jamás me falló.

A quien solo quiere lo mejor para mí.

A los que me dañan tan solo por mi bien.

A las voces.

~FIN~

EnfermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora