Analizó una vez más su atuendo antes de salir del
ascensor.
Hacían días que no veía a su madre, ¿Realmente se
sentía lista como para verla ahora?
Las puertas se abrieron y caminó por el pasillo hasta
atravesar por unas puertas de cristal .Cientos de
personas iban y venían de un lado a otro trayendo
papeles, café, muestras de ropa, acomodando el atuendo de modelos, dirigiendo a fotógrafos y demás;
avanzó sin pedir permiso hasta la oficina de su
madre, tocó la puerta y esta se abrió.
- ¿Querías verme? -Asomó la cabeza sin poner un
pie en el lugar.
- Sí, adelante -Murmuró la mujer desde la otra punta de la oficina.
Se veía radiante, increíble...espléndida .Katherine
siempre sabía como combinar las prendas, siempre
tenía buen gusto con zapatos y todo lo referido con la
moda, ______ era lo contrario.
Tomó asiento y ambas conectaron miradas. - Tu cabello... -Katherine comenzó a inspeccionar el
aspecto de su hija.
- Está corto, lo sé -Se pasó la mano por los cortos
mechones y sonrió débilmente.
- Te pareces a mí cuando tenía tu edad -La expresión
de Katherine era neutra. - He visto unas fotografías tuyas -Una pequeña risa
se escapó de sus labios.
- El cabello corto estaba de moda en eso entonces -
Sin darse cuenta su madre sonrió.
- Quizá ahora esté volviendo -Dijo ______.
¡Estaban llevándose bien! Esa podía ser la primera vez que intercambiaban palabras sin tener un tono
insultante, arrogante o con intención de herir a la otra
persona.
- Bueno...no quiero salirme del tema -Katherine
volvió a su postura anterior. -Te llamé porque quiero
que hablemos ______, realmente siento que debemos hablar -Estaba nerviosa.
- ¿Y de qué sientes que debemos hablar? -Se cruzó
de brazos.
- Cuéntame sobre ese incidente con esa muchacha -
Por primera vez Katherine sintió que debía proteger a
su hija. - Yo...no creo que me sienta bien hablando sobre ese
tema -Agachó la mirada, ¿Quién era ella para saber
todo lo sucedido? Es decir, era su madre...sí, pero
ella nunca había estado presente en ninguna de las
veces que la humillaron o se burlaron de ella,
Katherine no era más que la mujer que la había concebido.
- ¿No quieres hablar del tema o no quieres hablar del
tema conmigo? -Esa fue la gota que colmó el vaso.