Extraño

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"No me arrepentiré nunca de haberte mentido, lo haría una y mil veces más con tal de saber que sigues con vida, Ran...Por ti, haría cualquier cosa, incluso dejarte ir si es por tu bien.  Y ahora que te he perdido...¿Qué sentido tiene para mi estar en este mundo?.Definitivamente no hay lugar para mi"

Cada segundo, cada minuto ,es una tortura al no vivirlo contigo. Me mata. Siento ser tan egoísta, pero ya no puedo más, estoy cansado....Necesito irme. Adiós Ran."

—¡No!..¡Detente Shinichi!—Gritó la karateca desesperada al ver a Shinichi poniéndose una soga en el cuello—Espera ¡Shinichi!—Seguía gritando, pero él no la escuchaba."

De repente se levantó empapada en sudor, y con la respiración agitada.

—"Era un sueño"—Pensó la violácea al verse en la cama.

Su corazón latía a mil por hora. ¿Qué significaba esto?. Ran comenzó a debatirse mentalmente ya que todo lo que había visto le había parecido demasiado real.

—Cariño, ¿Estás bien?—Preguntó el marido de Ran, levantándose al verla en ese estado.

—Lo-Lo siento Reizo, te he despertado—La violácea se disculpó, forzando una sonrisa.

Reizo era el esposo de Ran, tenía los ojos de color marrón chocolate, el cabello castaño claro, y un estado físico tan magnifico como el de un atleta.

—No te preocupes ¿has tenido una pesadilla?—Preguntó Reizo con  notable preocupación.

—Si, soñé que había perdido un combate de Karate—Mintió.

—Ah...pues vaya—Su esposo forzó una sonrisa—. Ya ganarás la próxima vez.

—Si, será mejor que volvamos a dormir... Buenas noches querido—Ella de despidió, apoyando su cabeza en la almohada.

—Buenas noches, cielo

Ran se seguía debatiendo mentalmente aquel extraño sueño, tenía una sensación en el pecho que, de alguna manera, se le hacía familiar. Tropical Land, sí, fue exactamente ese día en el que su cuerpos había experimentado este horrible sentimiento, pero ¿Por qué ahora sentiría algo así? Después de tanto tiempo, se suponía que todo había quedado en el olvido ¿Verdad?

Ella suspiró.

Tanto pensar en aquella situación saturó su mente en cuestión de minutos. Ran, no tardó en quedarse dormida, nuevamente, para aproximarse en el mundo de los sueños.

Los rayos del sol saludaron a la ciudad de Osaka, ya eran las ocho de la mañana y la paz reinaba en cada hogar....Bueno, menos en una. En la casa de Heidi Hattori, los ruidosos pasos acompañados de varios gruñidos, eran el desayuno del detective del Oeste, sin olvidarnos de mencionar los innumerables portazos que habían recibido las puertas de la casa.

Podría confundirse con un ogro sin ningún problema.

Heiji estaba estresado, algo no andaba bien. Llevaba toda la mañana tratando de contactar con un amigo, pero para angustia del moreno, éste no le contestaba.

—"Kudo ¿por qué no me coges el teléfono? ¡Maldita sea!"—Pensó irritado ya que era la décima vez que lo llamaba.

—Heiji ¿qué sucede?—preguntó su esposa sosteniendo a un niño entre sus brazos—¿qué ocurre? ¡Heiji!—Insistió.

—¡Aaaaaaahhhhh!—Él se asustó al darse cuenta de lo cerca que estaba Kazuha—No me asustes así, mujer.

—¡Pues dime entonces porque andas tan inquieto!—Le dijo Kazuha alterada.

Sueño [Sin Editar]Where stories live. Discover now