Capítulo 8

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Las relaciones entre los dos habían comenzado a estrecharse. Gracias a Bridge, Henry podía olvidarse de los comentarios de Lassie por dos horas a la semana y en su lugar intercambiaba notas con Lucian en su cuaderno de apuntes. Las hojas que usaba para "hablar" con él las tenía guardadas en su habitación, junto con sus recortes periodísticos. No iba a arriesgarse a que, como la metida que era, Lassie fisgoneara en su cuaderno y se encontrara con las conversaciones que tenían.

De nuevo habían tenido clase de historia, y por suerte Lassie había faltado de nuevo. El timbre había sonado, lo que quería decir que al fin podían salir del salón para ir al recreo. Henry se levantó de su silla y se dispuso a salir cuando sintió que alguien le había tocado el hombro. No le sorprendió para nada ver quién era.

—¿Sí, Lucian? —preguntó él.

—Eh, esto... —titubeó, jugando con su corbata—. ¿T-tienes planes el sábado?

—Nada en particular —contestó Henry—. ¿Por qué preguntas?

—Bueno, sobre lo del otro día, me preguntaba si lo tenías libre para, uh, ¿te gustaría venir a mi casa? —preguntó. A pesar que le costara, había conseguido mirar al otro a sus ojos—. P-puedes decir que no si no quieres.

—Por supuesto que no diré que no —respondió él. Estaba feliz que Lucian le hubiera tomado suficiente confianza como para invitarlo, y no pudo evitar sonreírle—. Somos amigos, ¿o no?

—¿E-en serio? —preguntó el de cabello negro.

—En serio. —La campana sonó de nuevo, indicando que ya debían haber salido del salón—. Hablamos más tarde, tengo algunos asuntos pendientes. Luego me dices la hora y tu dirección, ¿sí?

—Oh, claro. Hasta luego —contestó. Intentó no sonar desilusionado, pero salió del salón poco después que Henry se hubiera ido.

Cuando llegó a su casa, lo primero que sintió fue sorpresa de ver a su padre sentado en el sillón.

—Hola, hijo —saludó Jules. Su voz nasal lo desconcertó aún más. Parecía que diría otra cosa, pero un estornudo lo interrumpió.

—¿Papá? ¿No estabas en el trabajo? —inquirió él.

—Me dejaron tomarme licencia por hoy. Dicen que pesqué un resfriado por el estrés —respondió, estornudando de nuevo—. ¿Cómo estás? Hace bastante que no hablamos fuera de la cena.

—Estoy bien, ya conseguí anotarme para las elecciones del consejo estudiantil —dijo sonriente—. La campaña comenzará en unos días.

—Me alegro por ti, hijo —comentó su padre—. ¿Usarás el slogan de siempre?

—Igualdad y respeto por sobre todo —repitió—. Nunca me ha fallado.

—Así se habla. Te abrazaría, pero no quiero que te contagies. ¿Qué más me cuentas? —agregó Jules. La madre de Henry siempre decía que su padre trabajaba demasiado, y que podría enfermarse, pero él no se preocupaba por eso. Aun así, que estuviese enfermo por estrés le preocupaba a su hijo.

Siguieron charlando por un rato, hasta que Jules subió a su estudio para leer a solas. Henry también subió a su habitación y revisó su teléfono. Cadenas de ShutApp, mensajes del grupo, algunos mensajes privados, y por alguna razón Lassie no se conectó tampoco. Y lo más importante; ya tenía la dirección de Lucian.

El sábado por la tarde Henry salió de su casa y se dirigió en autobús hasta la casa de Lucian. Ese día no hacía ni frío ni calor, por lo que sólo llevó un suéter marrón sobre una remera blanca y pantalones negros.

Dejándote al margen [Gay]Where stories live. Discover now