Capítulo 7

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Sus ojos estaban fijos en la zona en la que había visto desaparecer a sus compañeros hacía ya unas horas, tenía la esperanza de verlos aparecer cuanto antes, porque cuanto más tiempo estaba allí, sola, en la cubierta, más pensaba en él, en todo lo que habían pasado juntos, y el porqué.

¿Por qué tenía que ser él?¿Por qué me pasa esto a mi?¿Por qué te enamoras siempre de una persona que no siente lo mismo que tú?¿Por qué cuesta tanto olvidar?

Solo faltaba una cosa, algo tan simple como porque.

Las dudas desaparecieron al verlo aparecer de entre los árboles, Nami no pudo reprimir su risa, había resuelto el problema, simplemente le gustaba porque era él, no había nada más.

-¡¿De qué te ríes?!-Preguntó enfadado el espadachín a la vez que subía al barco.

-Se supone que tú te ibas a encargar de la costa, no del interior.- Dijo intentando contener la risa, lo cual fue imposible.-Bueno no te enfades, no es para tanto.- Dijo dirigiéndose a la cocina.-¿Quieres comer algo?-Preguntó entrando por la puerta.

-Pues...-Dijo pensando el peliverde.- Un plato de comida no me vendría mal.-Sabía que su amiga era capaz de cocinar sin incendiar la cocina, al contrario que su capitán, entró en la cocina y se sentó en su sitio habitual.

Un silencio inundó la cocina, solo se oía el ruido del agua que caía del grifo y el de la sartén en la que estaba cocinando Nami, no tardó mucho, enseguida le puso el plato en la mesa a su compañero y se sentó frente a él.

-¿Dónde están?-Preguntó Zoro ante el absoluto silencio en el barco.

-Se fueron a buscaros,- Dijo apoyándose en la mesa.- como tardabais tanto tuvieron la brillante idea de irse a dar una vuelta.

-¿Y estas cuidando tú sola el barco?- Preguntó el espadachín con la botella de sake en la mano, Nami asintió con la cabeza.- Si nos descuidamos nos lo roban en un abrir y cerrar de ojos.- Dijo riéndose.

-Te tenía que haber dejado muriéndote de hambre.- Dijo levantándose de su silla.

-Pues esta bueno, aunque el cocinerucho lo hace mejor.- Dijo Zoro con ganas de molestarle un poco.

-Voy a estudiar el clima de esta isla.- Protestó ella.- ¡Cuando termines friega los platos!-Gritó desde fuera.

Ahora todo estaba en su sitio para Nami, excepto el clima.

-¡Maldita sea!-Protestó Zoro en la cocina, la pelirroja se estaba aprovechando de él, le iba hacer fregar todos los platos. ¡Todos! No se salvaba ni uno. El peliverde tardó un rato en fregarlo todo. -Cuando salga se entera. De esta no se libra. Maldita bruja. - Repetía una y otra vez.

Cuando por fin terminó de fregar y salió a buscar a Nami no estaba en la cubierta, se encontraba en la biblioteca, haciendo equilibrio sobre el borde de una silla.

-¿Se puede saber que haces?-Preguntó acercándose a ella.

-Buscar un libro. -Protestó ella. -¿Ya fregaste?-Preguntó sin apartar la vista de la estantería en la que buscaba.

-Si.- Contestó el cogiendo uno de los libros que había sobre la mesa. -¿Para qué buscas tantos libros?-Dijo a la vez que lo volvía a dejar en su sitio.

-Necesito averiguar que pasa en esta isla. Tiene un clima raro. -Contestó leyendo el título de todos y cada uno de los libros.-¡Aja!-Dijo a la vez que estiraba el brazo todo lo que podía para coger el libro que buscaba, pero en esto perdió el equilibrio y se cayó en los brazos de Zoro, que había tenido más reflejos que ella.

-¡Te tengo!- Dijo su amigo con ella en brazos.-¿Estás bien?

-Lo tengo.- Dijo mirando el libro que se encontraba en sus manos.- Gracias.- Dijo antes de saltar de los brazos de Zoro al suelo.

Zoro no dijo nada, solo la miraba estudiar el clima, era algo aburrido, bueno decir que era aburrido se quedaba corto, ella no apartaba la mirada del libro ni un solo momento, se levantó de su sitio y se encamino a la puerta.

-¿A dónde vas?- Preguntó la pelirroja clavando sus ojos marrones en él.

-A dar una vuelta.- Ella negó con la cabeza, no lo iba a dejar salir del barco ni muerta.

-Tú te quedas aquí, que luego te pierdes y haber que hago.- Depositó el libro sobre la mesa y se estiró sin levantarse de su silla.

-Yo no me pierdo...-Protestó saliendo por la puerta.

Ya no le dejaba ni salir a dar una vuelta por la isla, ni que esa bruja fuera su madre, menuda mandona. Cogió sus pesas y se fue a la parte trasera del barco, si no le dejaban salir entrenaría, pero no se iba a pasar lo que le quedaba de vida sentado en una de las sillas de la biblioteca, era lo último que le faltaba.

Al cabo de un rato el ruido volvió al Sunny, se escuchaban las voces de todos sus compañeros, pero no fue a verlos, se quedó entrenando, no quería aguantar al maldito cocinero y sus malditas broncas.

Todo era perfecto, el silencio, era lo mejor que había en ese momento. ¿Cuándo decidieron volver? Con tanto ruido era imposible concentrarse.

Salió de la biblioteca de mal humor, y allí se encontró a todos sus compañeros, solo faltaba el peliverde, al cual le había prohibido salir del barco, por lo tanto no estaría muy lejos.

-¡Nami-swam!-Gritó Sanji nada más verla salir por la puerta.

-¡Qué sea la última vez que me dejáis cuidando el barco a mi sola!- Gritó Nami al ver a Ussop y a Franky intentar entrar en la cocina sin llamar la atención de la navegante.

-Lo sentimos.-Dijeron Ussop y Franky a la vez.

-Navegante-san.- Nami se giró hacia Robin.-¿Y Zoro-kun? No lo he visto desde que salimos esta mañana.

-No te preocupes, fijo que está bien.- Responde la pelirroja.

Pelea a bordo (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora