«Cumpleaños»

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Niall, sentado frente a una mesa de madera en el centro de la cocina, deja salir un suspiro, un poco aburrido de esperar a su padre. Cualquier niño de ocho años lo estaría en todo caso, sobre todo cuando la cocina está llena de personas que corren de un lado a otro sin mirarlo mucho.

Él no sabe con precisión porque su padre no ha aparecido, pero luego recuerda que él es quien recibe a las personas cuando llegan, por lo que Niall, aún más aburrido, apoya su mentón en la palma de su mano y suspira pesadamente. Si, bueno, esperar apesta.

—¡Niall!—escucha que gritan en la entrada de la cocina. Él se voltea a mirar por entre toda la gente que anda por la cocina, y ve a Greg llamándolo con la mano. Niall se encoge de hombros y camina hasta donde está su hermano y él, sin decir algo, le tiene una funda de traje negra.

Niall frunce un poco el ceño. —¿Y qué es esto?—pregunta, sacudiendo la funda de traje.

—Eso, hermanito, hará que parezcas un pingüino encopetado, pero debes usarlo—dice Greg, sonriendo ampliamente. Niall lo mira un extrañado—. Ve a ponerte esto, tonto. El señor Russell dijo que asistieras a la fiesta también.

Unos veinte minutos después, Niall se está mirando al espejo entre avergonzado y horrorizado. Avergonzado porque la mujer que lo ha ayudado a vestirse y su hermano están diciendo cuan guapo se ve y lo lindo que es, y horrorizado porqué su cabello, su hermoso cabello, está engominado, aplastado y peinado como si una vaca gigante le hubiese lamido la cabeza.

Niall levanta una mano lentamente y acaricia su cabello, haciendo una mueca de asco.

—¿Qué...que tengo en el cabello?—pregunta, un poco tembloroso.

—Gel para el cabello—dice la señora Hill, moviéndose para quedar frente a Niall y comenzando a apretarle y pellizcarle las mejillas.

Niall se queja y Greg se ríe, pero cuando viene su turno, ya no es tan gracioso. Ambos están ahora vestidos como pingüinos encopetados y lamidos por una vaca.

—Vamos, chicos, bajen. La fiesta debe haber comenzado.

Ambos chicos bajan las escaleras principales, y luego van directamente al patio trasero del castillo, donde un montón de niños y niñas corren, juegan y gritan. Niall ve rápidamente a Elizabeth, sentada a un lado con cara de hastío y a Claire, saltando en un enorme castillo inflable.

Rodeado de tanta gente encopetada y de niños mimados, Niall comienza a sentirse como el pingüino rechazado (pingüino porque su hermano lo había mencionado mientras bajaban las escaleras, aunque Niall ya lo había pensado) de la fiesta. Hay muchos niños rubios y sin cejas, y un par de chicos de cabello rojo y lleno de pecas. A Niall le divierten porque parecen tener el rostro sucio, y la madre de ellos podría escandalizarse mucho si sabe que alguien piensa que sus hijos pecosos lucen en realidad sucios.

—Hola, ¿cómo te llamas?—le pregunta una niña, rubia, alta y desgarbada, de cabello muy largo. Niall piensa en una jirafa sin las manchas café—. Mi nombre es Jessica.

Niall, un poco incómodo, dice: —Mi nombre es Niall—y luego baja la mirada, un poco sonrojado por como lo observa la chica.

—¡Ay, qué lindo, te sonrojas!—chilla repentinamente la chica, Jessica, y luego dos chicas más aparecen, tal vez sus amigas, ambas diciendo lo lindo que es y esas cosas.

Un poco desesperado (porque lo que al parecer iba a ser una conversación, paso a ser un griterío extraño de las niñas, que de por sí ya son extrañas), mira a su alrededor, y se da cuenta de que su hermano lo está mirando, con una sonrisa burlesca dibujada en sus labios. Niall toma la decisión de huir de esa extraña escena, y comienza a retroceder lentamente, intentando evitar que las niñas se den cuenta de su ausencia. La misión casi sale fallida, pero, luego de simular que las oía, Niall logra escapar sin ser notado.

A paso apresurado, Niall llega junto a la mesa de catering, y se sirve un vaso de jugo. Mientras le da un sorbo, mira a su alrededor y se da cuenta de que otro grupo de niñas lo mira y lo apunta no tan disimuladamente, y Niall no puede evitar maldecir su maldito traje y su maldito cabello engominado que aparentemente atrae a las niñas.

Una de ellas hace el ademan de acercarse a él, y Niall, un poco asustado, deja el vaso sobre la mesa y apresura su paso para ocultarse en algún lugar de la mansión.

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Greg, sentado frente a Niall, no deja de reírse de su pobre hermano. Niall ha sido asechado por niñas durante toda la fiesta, y a Greg le divierte bastante que su hermano no sepa manejarlas, cuando pasa todo el día con una niña. Sin embargo, al parecer Niall aún no comprende lo que son las niñas.

Probablemente en la escuela debe hacer que las niñas se acerquen más a él, como en la fiesta. Si, definitivamente debe ayudar a Niall a socializar más con niñas, piensa Greg, viendo como su hermano se sonroja cuando la chica a su lado le sonríe.

Niall, por su parte, no deja de pensar en cómo salir de esa mesa, en donde ni siquiera puede conversar con su hermano porque las niñas lo están atacando por todos lados. Desesperado, mira a su alrededor y le ruega con la mirada a Claire, pero ella ni siquiera lo mira. Niall, no sabe si sentirse molesto con ella o solo salir corriendo.

Al fin, casi por error, deja caer su tenedor al piso, y se baja de su silla para recogerlo, pasando bajo la mesa y huyendo rápidamente del salón donde se estaba desarrollando la cena. Llega al corredor que lleva al salón de baile, ahora oscuro porque nadie lo utiliza, y deja salir un suspiro de alivio. Esa cosa que está pasando allí adentro es peor que en el siglo XIX.

A oscuras, Niall camina por el pasillo y cruza a la otra ala de la casa, donde se encuentra su habitación y la de Greg. Al pasar junto a una maciza puerta oscura, Niall distingue la voz del sr. Russell, fuerte y dominante, y la de otro hombre, un poco más suave.

Con curiosidad, el chico acerca su oreja a la puerta.

—Sabes que mi empresa ya no funciona como antes, y que para poder levantarla necesito más capital—gime el otro hombre.

—Pero eso no significa que debo prestarte dinero sin justificación—ruge el señor Russel, sonando bastante furioso.

—Entonces—dice el otro hombre, después de una corta pausa—, y ya que estamos en su octavo cumpleaños, sugiero que mi hijo, Christian, y la pequeña Claire contraigan matrimonio...

Niall, sorprendido y con el corazón latiéndole a mil por hora, aleja su oreja de la puerta y corre por el pasillo. Al llegar a su habitación, no puede dejar de pensar en lo injusto que es que su amiga sea forzada a casarse con alguien solo por la incompetencia del padre de éste y en cómo ayudar a Claire a salir de esto.

Con una extraña opresión en el pecho, Niall se deja caer en su cama. Se queda dormido unos minutos después, y lo primero que piensa es en Claire, siendo una mujer, casándose con un tal Christian, mientras él observa con expresión sombría y a lo lejos la desdichada unión.

Él hará todo lo que esté a su mano para evitar ese matrimonio.

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Bueno, he tardado muuuucho en publicar eso, pero no habia tenido tiempo de seguir escribiendo esta historia en particular, lo siento. Peeeero, ahora que mi universidad se ha ido a paro indefinido (no sé si reir o llorar la verdad) tengo mucho mas tiempo para escribir y hacer todo esto que me gusta (como caer en el visio de ver un anime de cuando era pequeña) 

No estoy muy segura de si Niall es demasiado maduro para tener solo ocho años en este cap, pero queria dejar en evidencia que a veces los niños tambien son coherentes (abajo Freud y ke xD) 

Nos leemos pronto y muchas gracias por esperar y votar y leer y comentar son las mejores de la vida aun no creo mi suerte! 

All the love. C. 

PD: aaaaah las deje con la duda de mi nombreeee waaaaaaaaa (si hay una persona que me conozca de acá y sabe mi nombre, por favor, no decirlo)

PD2: si, soy chilena, si, tengo 20, si, soy universitaria, si, en Chile la educacion (la sociedad en general) esta muy mal. Pero no tanto como en otros paises. Aqui en Chile la gente roba dinero y se roban entre ellos :) (pero eso no significa que el pais no sea maravilloso) (arriba el hueon la huea hueá hueon culiao fome de mierda)


Once upon a time; n.h auWhere stories live. Discover now