Capitulo XXIX

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Quiero dedicar este cap, a mis chicas del grupo de Whatsapp, aun que estáis algo locas(viva la locura), sois lo más y simplemente os quiero y compartamos locura juntas. Muaak

Sentía una rara sensación a mi lado, como si el tacto de mi cuerpo estaba sobre algo que no recordaba. Abrí mis ojos para salir de dudas, mirando el cielo directamente, siendo el sol quien me diese los buenos días.

Gire mi mirada sobre lo que realmente me parecía que brillaba más que el propio sol. Derek. Él estaba a mi lado, placido sobre la hierba, descansando. Haciendo que mi mente recordara de inmediato el mejor regalo de cumpleaños que nadie me podía haber dado jamás, algo que nunca llegare a olvidar, por más que quiera o lo intente.

Suspire sin darme cuenta, pero realmente no podía parar de hacerlo. No sé cómo pude esperar tanto tiempo para hacerlo. Miento, si se. Tenía que ser con él tan solo por eso. Ahora tenía dieciocho años, pero había perdido algo a lo que no echare de menos.

Me acerque a sus labios, dejando un corto beso en ellos. Haciendo que simultáneamente abriera sus parpados dejando al descubierto sus ojos verdes, que curiosos buscaban a la causante con su mirada.

Me visualizo, sonriendo a medio lado y estirándose con los brazos por encima de su cabeza, sintiéndose cómodo.

—Derek, gracias por este regalo.—Mencione algo tímida, sin parar de mirarle.

—Lo que no sabía es que yo también me llevaría algo.—Rio entre dientes.

—¿Cómo?.—Pregunte algo sorprendida y pensativa en su respuesta.

—Jajaja adivínalo.—Pronuncio incorporándose.

Me senté sobre donde había estado tumbada, apoyándome sobre mis rodillas, mirando al horizonte y pensando en sobre qué era lo que él se había llevado también...

—Vamos Ash, los papas llegaran en breves y no quieras que sepan esto.—Menciono dándome un pequeño golpecito en la cabeza.

—Pero ¿qué es?.

—Levanta.—Replico sosteniéndome su mano para que me ayudara a levantarme.

Apoye mi palma sobre la suya mientras me levantaba e iba directa al coche. Todavía no me creía que mi hermano había cedido a mi juego de seducción y por fin había cumplido el mayor deseo que contenía desde hacía tanto tiempo. Creía vivir en un sueño.

Sobre el camino, no tuvimos mucha conversación aunque el silencio que se había formado no era para nada incomodo, yo seguía manteniendo su perfume plasmado en mi pelo, y cada vez que el aire entraba por la ventanilla podía enriquecerme de él.

Llegamos a nuestra querida casa, donde por suerte para nosotros todavía no había rastro del vehículo de nuestros queridísimos padres.

—Creo que me daré una ducha. Pórtate bien.—Comento guiñando un ojo. De verdad que llegaba a descolocarme, pero como me ponía...

No quería ducharme, no quería porque, quería seguir manteniendo esta sensación en el cuerpo, seguir manteniendo sus esencias sobre el mío, para no despertarme de este sueño.

Necesitaba descolgar el teléfono, llamar a mi amiga Bryanna y contarle lo que había pasado, que ahora solo ella, seguía siendo virgen, pero no podía hacerlo, al menos que quisieran que lo que paso entre nosotros fuera la comidilla y que nos vieran como unos enfermos.

El sonido del coche, hizo sacarme de mis pensamientos momentáneamente. Incorporándome de inmediato y sacudiéndome la ropa, eliminando aquellos rastros que todavía seguían pegados.

Un sabor Agridulce ♀  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora