Narra Len
Estaba durmiendo tan tranquilo en mi cuarto y escuché un plato romperse. "Habrá sido la sirvienta, a veces es un poco patosa" pensé en mi cabeza, a si que sin preocupaciones volví a cerrar los ojos y a encerrarme en mi profundo sueño.
Desperté en la mañana, en un cuarto que no era el mío, y estaba primo Oliver a mi lado leyendo un libro.
--Oliver, ¿dónde estoy?-- dije recién levantado.
--Estas en mi cuarto, por lo visto la cerradura de tu puerta se atasca y ahora mismo la estan arreglando-- respondió.
--Ah, no lo sabía-- me levanté y me dí una ducha fría. Al parecer todos me esperaban en el comedor.
--Len, ¿has dormido bien, florecilla de primavera?-- dijo mi madre.
--Si, ¿y usted, madre?--
--Estupendamente, corazón.--
Me senté y se me escapó un bostezo. --¡S-sumimasen!-- me disculpé.
--Lleva más cuidado la próxima vez, cariño-- dijo mi madre.
--S-si...-- respondí.
De repente, se acercaron dos tipos que parecían muy fuertes. --¿Quiénes son ustedes?-- pregunté.
--A partir de ahora serán tus guarda-espaldas.-- respondió mi madre.
--¿Guarda-espaldas? Yo no necesito guarda-espaldas.-- dije con un tono agudo de voz.
--Hijo mío, Kaito está recuperando poder y no queremos que nada te ocurra-- mencionó mi madre.
--¡Pero yo no quiero que dos tipos a los que no conozco de nada me estén espiando viendo todo lo que hago hasta cuando duermo! ¡¡Me niego!!-- dije agoviadamente.
--Len, no te espían, te vigilan, TE PROTEJEN,...--
--¡¡No, me niego!!--
--Len, no me esta gustando este comportamiento tuyo-
--¡No me importa!--
--¡¡Len, ya esta bien!!--
--¡¡Me niego!!--
--¡¡YA ESTÁ BIEN!! ¡¡Vete a tu cuarto, ESTÁS CASTIGADO!!-- Gritó mi padre y yo me fuí furioso.
Me tumbé y me tapé con las sábanas. Estaba muy pero que muy enfurecido. A la media hora, escuché los pasos de mi padre venir hacia mi habitación a si que cerré los ojos y me dormí lo más rápido posible.
Narra narrador
El Rey entró a la habitación del muchacho para pedirle disculpas, al entrar se lo encontró dormido; le quitó las sábanas de la cara y le besó la frente, cerró la ventana y se fué tranquilamente.
Narra Kaito
Len había quedado dormido y aproveché para sorprender al pueblo. Lo lleve a mi hermoso castillo y lo amarré a una silla. El muchacho despertó al rato y se sorprendió al ver lo hábil y rápido que yo era.
--¡¡Suéltame, cacho mounstruo!!-- me gritó.
--No puedes saber si soy un mounstruo o no... nunca viste mi rostro-- respondí.
--¡¡Eso no me importa, suéltame!!--
--Quieres que vuelva a ponerte la venda en la boca, como veo...--
--¡¿Qué quieres de mí?!--
--Te quiero a ti... desde que vi ese rostro tan hermoso, esos grandes ojos azules, ese pelo dorado,... me enamoré de ti--
--¿No se suponía que querías matarme...?--
--Antes si, hasta que creciste y pude ver la hermosura en la que te has convertido, Len--
--K-Kaito...-- se sonrojó y asombró.