I

9.7K 750 37
                                    

[Editado]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[Editado]

Los bosques susurraban secretos antiguos mientras Thaira danzaba entre los rayos de luz filtrados por las hojas. Como ninfa de los bosques, ella era parte de la misma esencia que los árboles que la rodeaban, vibrando en armonía con la naturaleza. Cada movimiento suyo era como una canción, una melodía que se tejía en el aire y que solo los seres más sensibles podían percibir. El murmullo del arroyo cercano y el canto de los pájaros se fusionaban con su danza, creando una sinfonía de vida y energía.

Pero esa armonía se vio interrumpida cuando una sombra oscura se cernió sobre ella. Thaira se detuvo en seco, su cuerpo tenso mientras giraba para enfrentarse a la figura que se acercaba con pasos pesados. No necesitó ver más que los ojos ardientes y las alas oscuras para reconocer al líder de los demonios, Alee.

El corazón de Thaira se aceleró, una mezcla de miedo y desafío ardiendo en su pecho. Los cuentos de las batallas entre las ninfas y los demonios resonaron en su mente, recordándole la enemistad que existía entre sus dos razas desde tiempos inmemoriales. Su mirada chispeaba con la determinación de proteger su hogar y su libertad a cualquier costo.

—¿Qué haces aquí, demonio? —siseó Thaira, su voz resonando con el poder de la naturaleza que la rodeaba, desafiante y firme.

Alee se detuvo frente a ella, su imponente figura proyectando una sombra sobre la delicada forma de la ninfa. —He venido por ti, Thaira. Eres mía por derecho propio.

El viento susurraba a su alrededor, como si la misma naturaleza estuviera conteniendo el aliento, esperando la respuesta de Thaira. Ella retrocedió un paso, sus ojos centelleando con determinación.

—Nunca seré tuya, demonio. Prefiero morir antes que ser esclava de tu oscuridad —declaró, su voz resonando con la fuerza de las raíces que se extendían bajo sus pies.

Alee sonrió, pero no había alegría en su expresión, solo un deseo implacable. —No permitiré que te escapes, Thaira. Eres la compañera que he esperado durante siglos, y haré lo que sea necesario para que te des cuenta de que perteneces a mi lado.

Con esas palabras, Alee extendió una mano hacia Thaira, pero antes de que pudiera tocarla, ella se desvaneció entre los árboles, dejando solo el eco de su risa desafiante en el aire. Alee apretó los puños con frustración, pero una determinación feroz ardió en su interior. No descansaría hasta que Thaira estuviera a su lado, donde pertenecía, aunque eso significara desatar una guerra entre los mundos de los demonios y las ninfas.

Decidido a no dejar escapar a Thaira, Alee desplegó sus alas y se elevó en el aire con gracia demoníaca. Voló entre los árboles, siguiendo el rastro de la ninfa a través del denso follaje. Los susurros del viento y el canto de los pájaros parecían burlarse de él, desafiándolo a alcanzar a la escurridiza criatura que se deslizaba entre las sombras de los bosques.

Thaira corría con agilidad, su corazón aún latiendo con fuerza por el encuentro con Alee. Sabía que no podía permitirse ser atrapada por el demonio, pero también era consciente de que él no se rendiría fácilmente. La determinación ardía en sus ojos mientras se adentraba más y más en el corazón del bosque, buscando refugio entre los árboles ancestrales que la habían acogido desde su nacimiento.

Mientras tanto, Alee continuaba persiguiéndola, su mente ardiendo con la obstinación de poseer a la ninfa que había despertado un deseo tan profundo en él. A medida que avanzaba, las sombras se alargaban y los sonidos del bosque se volvían más ominosos, como si el propio ambiente estuviera tejiendo una red para atraparlos a ambos en su mortal danza.

Finalmente, Thaira se detuvo en un claro, su respiración agitada resonando en el silencio de la noche. Miró a su alrededor, buscando una salida, una manera de escapar del destino que parecía estar acechándola. Pero cuando volvió la mirada hacia el cielo, se encontró con los ojos dorados de Alee, quien la observaba desde las alturas con una mezcla de determinación y deseo.

—No puedes huir para siempre, Thaira —susurró Alee, su voz resonando en el aire como un eco ominoso—. Eventualmente, te encontraré y serás mía.

Thaira apretó los puños, negándose a ceder ante las palabras del demonio. Sabía que la batalla por su libertad apenas comenzaba y que tendría que enfrentarse a desafíos mayores que los que había conocido antes. Con un último vistazo a Alee, se adentró en la oscuridad del bosque, lista para enfrentar su destino con valentía y determinación.

-----------------------

Como se puede ver edité el capítulo por completo.

Al principio había abandonado la historia porque no me gustó como había quedado, tener en cuenta que fué una mis primeras historias.

Pero aquí está, y ahora planeo terminarla.

Thairax 😊

Reclamada Por Un Demonio [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora