"Sin ti/Without You" Del James

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No sé si ya habían escuchado esta pequeña historia que escribió uno de los amigos más cercanos de la banda y de Axl Rose, este hombre escribió un relato a finales de los 80's basándose en la compleja relación entre Axl y Erin, principalmente se dice que este pequeño cuento surgió cuando Erin sufrió una sobredosis causada por mezclar diferentes drogas que le suministró Steven Adler tras una fuerte depresión causada por una de las constantes discusiones que tenía con Axl, para la pareja ese fue un momento muy difícil y según declaran Axl no se separaba ni por un segundo de su novia, temiendo por su vida. Los nombres cambiaron pero ya entenderán quién es quién.

Aquí les dejo la historia:

"Aunque deseaba compartir la danza, Mayne no se permitió interrumpir tanta belleza. El perfectamente torneado cuerpo de ella se meneaba infantilmente, pacíficamente, lentamente rindiéndose al ritmo. Su inocencia era encantadora, su hermosura arrebatadora. Mayne supo que ella se enojaría con él por espiarla, mirándola sin permiso, pero el voyeur adolescente que habitaba en su cuerpo de adulto lo animaba y descartaba las consecuencias. Además, era un espectáculo sólo para sus ojos. Los ojos de ella brillaban, recordándole el océano, vasto de belleza y misterio. Una leve brisa bailaba entre su melena de leona. Un vestido largo semi-transparente cubría su tonificado cuerpo y una leve capa de sudor la hacía brillar.

Se veía demasiado hermosa para ser real. Durante ese medio segundo de euforia visual, Mayne admitió que ella era la única mujer a quien había amado de verdad. Los ojos de ella temblaron. "Debe haberme escuchado" pensó, mientras ella volteaba hacia él. No quería arruinar la belleza, sólo disfrutarla. Los gruesos labios de ella sonrieron amigablemente. Luego la canción comenzó a aumentar su volumen.

Una aguda punzada de pánico lo atravesó cuando se dio cuenta cuál de todas sus canciones era. Un sudor frío exudó de sus poros y el terror lo consumió. Su visión se volvía turbulenta mientras la realidad se distorsionaba. Respirar se le hizo más difícil, complicado. La desesperación atacó y retorció cada músculo de su delgado cuerpo. Peor que el dolor era el miedo que experimentaba. La insuperable ansiedad lo agobiaba enteramente mientras se acercaba al equipo. Todo perdió su textura natural; las paredes, el piso, el aire... se volvieron surreales. Entre más ruidosa era la música, más difícil era para él moverse. Tenía que quitar el CD pero sus pies se sentían como enormes bloques de concreto. No se podía mover lo suficientemente rápido. Ella ya había puesto el cañón de la pistola contra su sien.

¡¡BANG!!

Mayne se despertó cubierto en sudor. Un callado grito aún se ahogaba en su garganta. Las últimas seis horas las había pasado en un coma autoinducido de drogas y alcohol con el que buscaba dormir. Dormir, un extraño lujo ahora imposible de lograr sin asistencia alguna. Y no importaba si dormía seis horas o seis minutos, la pesadilla siempre se las arreglaba para entrometerse. Ninguna píldora para dormir o antidepresivo alguno lo podía evitar. Él había escrito esa canción y ahora estaba eternamente condenado por ella. Con manos trémulas enjuagó el sudor de su frente y limpió sus dedos en las sábanas de satín. Su reloj de oro y las pulseras tintinearon. Girando sobre su costado dirigió su mirada al reloj digital sobre la mesita de noche que tenía un refrigerador empotrado. Sobre el reloj había un paquete medio desocupado de Marlboros. Al ver los números verdes estos no le devolvieron significado alguno. En realidad no importaba qué hora era, pues su tiempo era el dinero de otros. Al lado del reloj había algo mucho más importante que el dinero o el tiempo. Se sentó lentamente. Ojos abrumados repasaron la mesa de mármol, buscando cualquier rezago del precioso polvo marrón. Encontró fósforos quemados, cigarrillos doblados, cápsulas vacías, pero nada de droga. No importaba. Siempre podía hacer que le trajeran más. Sentándose en el borde de la cama, Mayne se inclinó y abrió la puerta del refrigerador de la mesita de noche. Dentro había varias Budweisers, soda, y una botella helada de Dom Perignon. Sacó una lata de cerveza y despachó la mitad de un solo trago. Hacía esto cada mañana. Instantáneamente su adolorida cabeza se empezó a sentir mejor. Aunque no estaba dispuesto a admitirlo, había llegado el momento de volver a la vida. Sabía que debía ir al estudio pronto, pero no tenía ganas de hacerlo. Además, las grabaciones de su último álbum "Alone" habían acabado hacía un mes. El álbum ya estaba en las etapas finales de mezclado. Si a Mayne le gustaba lo que escuchaba, lo aprobaría y el álbum saldría al mercado como estaba programado. Si no, debería ser remezclado hasta que lo aprobara. ¿Entonces para qué mierdas lo necesitaban a él? Decidió holgazanear tanto como pudiera antes de ponerse en pie.

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