El chico de los 32 lunares.

once

Querido Aiden:

En estos meses, he pensado mucho en un nosotros. No se si para ti es posible hacerlo ya que tu forma de ser no es esa. En un principio me pareciste jodidamente intrigante, pero ahora...

Taché eso y tire mi quinta carta fallida al basurero. Solo quiero irme lejos. Lejos de todas las cosas que me hieren. Lejos de mi familia, lejos de mis amigos, lejos de Aiden, lejos de todo. Ya no quiero tener que seguir viviendo de esta manera. Con pequeños momentos de felicidad que instantáneamente se borran y no queda mas que la tristeza y la nostalgia.

No hay nada que hacer... Solo quiero despejar mi mente por un rato. Olvidarme de todo aquello que solo saca mi lado deprimente, quiero irme lejos de aquí y empezar de cero. Sin nadie que me acompañe. Ha pasado ya una semana desde el funeral de Marie y... Aun la extraño, como desde el primer día que me fui de casa.

Salí a fumar un poco. Tomé el mal habito desde hace un par de semanas, sentía que la presión era demasiada para mí.

-Tengo que despejar mi mente. -Pensé para mis adentros. -Deja de auto compadecerte.

Me puse unos shorts, una sudadera y unos crocs. Amarré mi cabello en una cola y salí al parque cercano a mi apartamento. Solo había una silueta ahí, no iba a tener que saludar, no tenia ningún compromiso con aquel desconocido.

Cuando me acerqué, la silueta se levantó de su asiento y se dirigía en mi dirección, no podía distinguir nada, mis ojos veían borroso y empecé a sentirme mal, quería vomitar. Seguro era el estrés. Pero fuese lo que fuese simplemente no me hacia nada bien.

Sue, Dios mio.

Mierda.

¿Por que el debe estar en cada sitio que yo este? Lo último que vi fue a Aiden sosteniendome, cuando estaba apunto de caer. Llamándome, pero yo no podía responderle. Sólo veía una luz detrás de el y su cara preocupada. Mi ultimo pensamiento fue un punto un poco mas abajo de su ojo.

Un lunar, el numero...

No reacciono.

Y caigo en sus brazos.