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- Youngjae, te llegó un paquete. - su hermano mayor, Youngwon, le avisó desde la puerta.

Eso era raro, él nunca, nunca, recibía paquetes. Con suerte alguna pequeña carta de parte de su madre.

Fue hasta donde se encontraba parado su hermano y vio al cartero, un chico alto (demasiado), rubio y con cara de bebé.

- Buen día - saludó cortésmente el chico, entregándole el paquete -, necesito su firma aquí. - apuntó la hoja que estaba encima de la pequeña caja que le fue entregada.

Hizo lo que le dijo el chico rubio y se lo entregó.

- Gracias. - hizo una venia y se retiró del lugar, yéndose en su moto.

Youngjae miró la caja y luego a su hermano algo extrañado a lo que este se encogió de hombros, dando a entender que no sabía de dónde venía tan extraña caja.

Se sentó en el medio de la sala, dejando el paquete delante suyo. Quitó con cuidado el papel que lo cubría dejando al descubierto una caja de color blanco, sin contar la tapa que era de un color rosa, tenía algunos detalles en púrpura alrededor de ella, y en la tapa había un papel doblado por la mitad pegado con un pequeño pedazo de cinta adhesiva, el cual tenía su nombre escrito con una linda caligrafía. Lo sacó con el mayor cuidado posible de no dañar la caja, lo abrió y comenzó a leer en voz baja, todo bajo la atenta mirada de Youngwon.

¡Hola, Younggie! Te seré sincero (aunque siempre lo soy), estoy muy nervioso haciendo esto.
No sabía muy bien cómo debía decírtelo, pero encontré la manera de hacerlo sin arruinarlo ni tartamudear. En la caja se encuentran unas cuantas cartas, pero no te preocupes, son cortas. Creí que sería una buena idea dejar que las leyeras mientras escuchabas las canciones que están en el pendrive, pero debes escucharlas por orden y sin saltarte ninguna, ¿entiendes? ¡Si lo haces ten por seguro que me enteraré! Así que hazme caso:)

Con amor,... ¿no creo que deba escribirlo, cierto?

Youngjae abrió la caja, y tal como decía en la carta en ésta habían más cartas pequeñas y un pendrive. Fue hasta su habitación rápidamente y conectó el aparato a su laptop dejando ver una lista de reproducción enumerada, sin ningún nombre escrito, solo números. Quitó el modo aleatorio de su reproductor de música, para así no saltarse ninguna canción y sacó las cartas de la caja para comenzar a leer y escuchar.

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