Mis reglas

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Isabella

En la mañana les conté a mis hermanos lo de la bruja que sentí anoche y ellos de una vez dedujeron que Camilo quería saber dónde nos estamos quedando para atacarnos así que después de desayunar me pidieron que hiciera un hechizo que no permitiera entrar a nadie a la casa a menos que nosotros les demos permiso pero necesitaba unas cosas que no tengo así que Sebastian y José fueron por las cosas.

-¡Llegamos Isabella!

Escuche decir a José así que salí de la biblioteca y fui a la entrada, cuando llegue Sebastian me entrego la bolsa con las cosas que necesitaba para el hizo.

-Bueno a lo que vinimos.

Dijo Sebastian algo ansioso, fuimos a la sala principal y puse la bolsa en una mesita mientras los chicos corrían los muebles luego me dirigí a la cocina para coger el tarro de sal, apenas llegue a la sala los chicos ya habían corrido los muebles así que hice un pentagrama con la sal y empecé a sacar las cosas de la bolsa y las fui colocando dentro del pentagrama, lo primero era verbena lo cual es venenoso para los vampiros, luego saque una poción con hierbas de wolfsbane lo cual es como veneno para los hombres lobos, lo tercero es una pluma de un cuervo para las brujas, ya que da mal vibra, y lo último es un cráneo para los humanos que son muy gallinas, me senté en el centro del pentagrama, cogí el grimorio de mi madre y comencé a recitar el hechizo.

-"haec quatuor quae habeo nisi quod nemo poterat introire vivere sinitis intrare"

Dije y luego los cuatro objetos se prendieron fuego para luego desaparecer, luego se sintió una brisa muy fuerte y luego todo quedo callado. Me paré y fui rápidamente por una escoba, para luego empezar a barrer la sal con dirección a la puerta principal.

-Y listo, ¿Ya acabaste? – pregunto José.

-Sí, solo tengo que terminar de barrer toda esta sal – dije abriendo la puerta y sacando la sal.

-Isabella, ¿sigues usando el grimorio de nuestra madre? – pregunto Sebastian apenas José y yo entramos, yo solo asentí muy normal viendo el grimorio en las manos de Sebastian - ¿Y, el tuyo?, ya sabes tú grimorio.

Me quede helada ya que nunca he hecho mi propio grimorio, es decir tengo mis propios hechizos pero nunca he creído que sean buenos para un grimorio propio, solo los sigo anexando al grimorio de mi madre, mis hermanos esperaban la respuesta pero yo solo me digne a bajar la cabeza y para mi suerte un celular sonó, José sacó su celular y contestó.

-Halo- dijo José y luego se quedó callado para después formar una sonrisa, guardo su celular, Sebastian y yo lo miramos intrigados – El chico malo nos va a decir sus reglar.

Nos subimos al auto y nos dirigimos a una dirección donde se supone que nos veremos con Camilo.

Llegamos al lugar, es una casa de dos pisos en el medio de alguna calle, si aún no me aprendo los nombres de las calles y barrios, apenas nos bajamos aparecieron dos vampiros y nos escoltaron por la gran puerta para llevarnos hasta donde supuse es la sala principal, en esta hay unos cuantos muebles con una mesa en el centro, cuadros en todas partes y un mini bar al fondo, en uno de los sofás se encuentran Camilo, Juliana, Luisa y un chico que antes no había visto su cabello es de color oscuro, sus ojos color claro, verdes para ser exactos además tiene una barba delgada muy sexi y popular hoy en día.

-Bueno creo que ya sabe a qué los llame, tomen asiento – dijo egocéntricamente Camilo, pero aun así nos sentamos "por cortesía" - ¿Se les ofrece algo?

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