23. Samuel Abellán.

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Samuel Abellán:

El es el tercer chico con las iníciales S.A.

Ósea, es mi siguiente víctima en ser próximamente interrogado.

Samuel, o Sam como lo llaman todos. Es el galán de mi escuela, la secundaria Ridgeway (Si chicos, voy a la escuela de ¡Carly, ósea envídienme bitches) . El llego hace unos cuatro años, cuando fue transferido desde su país de origen, España. Y desde el día que piso este terreno, se volvió bastante popular, especialmente entre las hormonales chicas.

Sam tiene unos muy bonitos ojos azules y un cuerpo de infarto que cualquiera envidiaría.

Pero no se engañen mis queridos amigos, lo que trae locas a las chicas no es su sexy y sensual musculatura, no. Definitivamente lo que pone las hormonas calenturientas (no estoy segura que esa sea una palabra) es su encantador y seductor acento.

Así es chicos, apunten. No hay nada más atrayente para una chica que un lindo acento extranjero.

Había estado espiándolo durante toda la hora de receso. Pero no había logrado verlo haciendo nada que indicara que él era el chico que tanto había estado buscando, durante todo este tiempo.

Tenía que espiarlo sola, ya que mi mejor amiga y cómplice de crímenes Emma Meller, había sido víctima de un resfriado y se encontraba en cama con 37º de calentura.

Me encontraba detrás de un casillero tratando de hacer lo mismo que en las películas de misterio y espías, de algo tenía que servir estar tanto tiempo frente la pantalla del televisor. Sam por otro lado se encontraba... ¡Alto!, !¿Donde se había metido Sam?!

Mire hacia abajo. Ah, estaba agachado amarrándose sus agujetas.

Todo lo que este chico hacia era caminar de la manera más cool posible por los pasillos del instituto, mientras regalaba una sonrisa moja bragas a cada chica que pasaba por su lado. Pffff, como yo... digo lo de caminar cool, ya saben, lo otro no.

Intente imitar su caminado, mientras lo seguía muy disimuladamente. Ya saben, tengo dotes de NinjaEspiaKarateca como en las películas. Pero como tengo también dos pies chuecos y torpeza multiplicada por 100 al aguacate, tropecé con mis zapatos cayendo de cara contra el suelo.

Aushhhhh!!

Frote mi cara adolorida mientras revisaba no haberme roto un diente. Afortunadamente los pasillos estaban más desolados que la cafetería cuando el especial de la semana son frijoles. Sip, siempre más de uno llegaba a la enfermería con un feo dolor estomacal.

Siento mis mejillas arder al divisar que Sam ha visto mi caída y mi pésimo intento de "imitarlo". Ahora se encuentra parado frente a mí, mientras me ofrece amistosamente su mano para ayudarme a levantar.

Si me dieran un frasco de nutella por cada vez que me encuentro en un momento vergonzoso, probablemente ya sería una chica obesa y millonaria.

No tomo su mano porque el orgullo me gana y decido levantarme sola, pero aun así le murmuro un "gracias" antes de darme la vuelta para marcharme y hacer como si no hubiera pasado nada. "Claro, como si el chico más guapo y caliente de la escuela no me hubiera visto caerme de cara contra el piso dejándome más fea de lo que soy"

Doy varios pasos lejos y cuando estoy a punto de perderme en un giro nuevamente hacia la cafetería, escucho su risa resonar en mis oídos y entonces me volteo a mirarlo confusa, este tiene su vista pegada a mi trasero.

¿De qué se ríe? ¿Acaso tengo un cartel en el trasero que dice azótame de nuevo? ¡No otra vez porfavor! ¡Oh por dios, un chico realmente caliente acaba de ver el letrero de mi culo!

¿Admirador Anónimo? ©Where stories live. Discover now