Capítulo ocho.

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  –¿Puedo besarte? –pregunté en un susurro, tomando su rostro en mis manos; por un segundo... sentí que me miró verdaderamente. Mordió su labio como si no sabía qué hacer, y era demasiado sensual, mucho más de lo que imaginé.
–No. –Contestó intentando apartarse, y fue como si reaccionó por un 'tick' de milisegundo.
–¿Por qué no? –volví con el susurro, acercándome peligrosamente y disfrutando de su oxígeno que chocaba contra mi pera. Se dejó llevar, por primera vez en todo este tiempo.
–¡No! –tironeó de mis brazos para atrás, alejándose a un paso de mí. –No se puede, Justin.
Nuevamente, la aburrida y madura ______ Denninson apareció.
–¡Sí podemos! –exclamé yo, sonando una voz gruesa y dura. ¿Desde cuándo pido permiso para besar a alguien? Ah sí... desde hace segundos, que prometí "cambiar por ella"; qué tontería.
–No. Y es mi última palabra, Bieber. – <<¿A mí que me importa lo que digas?>> ¡Solo quería un insignificante beso! Ya casi ni recordaba el del otro día, por besarme con otras desde ese entonces.
–Uno, por favor. –Rogué viendo como cerraba sus parpados y respiraba tranquilamente.
–¡No! –siguió negándome.
–¿Por qué eres tan difícil de tratar? –sin pensar, lo solté. Y al instante me arrepentí al ver como ella fruncía el ceño de su frente indignada.
¿Quién la entiende? Le digo que es difícil y se enoja... y puedo apostar, que si hubiera dicho "fácil", —mintiendo, obviamente—, ella me habría echado a patadas de su casa. No la conocía hace demasiado, pero lo suficiente como para saber eso.
–No soy difícil... el problema es que estás acostumbrado a tratar con putas que se regalan solamente porque eres Justin Bieber. –Sin respirar, contestó rápidamente. Levanté mis cejas en sorpresa, y agradecí que fuera ciega para no ver mi cara. Mierda... sí que era brava. Pero tenía razón... ¿quién no quisiera besarse con Justin Bieber? Exacto... nadie, además de _____ que era un caso de extinción.
–¿Qué problemas tienes conmigo?
–¡Ninguno! Pero odio que seas creído por ser... tú. –Mostró indiferencia, pero no lo era verdaderamente. Sus parpados por fin se abrieron revelando el verde brilloso que titilaba para mi dirección.
–¡Prometo cambiar! ¡Pero solo quiero un puto beso de tu parte! –exclamé con brusquedad, sin querer. Odio ser impulsivo... y al parecer, ella también.
De millones de chicas en el mundo... me tuve que cruzar con una ciega loca difícil, apuesto que es virgen también. Aunque una parte, muy en el dentro de mi interior, se divertía y le parecía interesante alguien distinto y nuevo para la lista mental de "chicas".
Y sin esperar su respuesta, avancé el paso que nos diferenciaban, y la tomé con una mano en su cadera, y otra en la nuca, donde su cabello nacía. Sonreí por sobre sus labios al ver como ella reaccionaba a la perfección con mis labios; aproveché que su boca se mantenía abierta, y obligándola a retroceder tomando en cuenta a la pared que sentía cercana, la acorralé. Sus manos pararon en mi espalda, ocasionándome una corriente eléctrica interiormente al sentir como mi cuerpo sólido, chocaba con el pequeño de ella y mágicamente... encajaban como nunca me había sucedido. Sin embargo... era lento, pasional y sin duda, ambos lo disfrutábamos. Yo más que nada.
Mi estómago se llenó de extrañas cosas en el interior, dándome miedo pero pasión a la vez. La forma en que ella besaba, era tan adictiva que no me daban ganas de detener, y podía sentir que hace horas nos estábamos besando... aunque claramente, fueron segundos. Quise abrir mis ojos para observarla, pero no podía; la tentación era tan grande, que no me dejaba. Era como si mi mente se concentraba con la de ella, pensando en lo mismo: nosotros.


{••••}


–¿Tu sueño es ser escritora? –Pregunté pestañando varias veces hacia ella, quien miraba el horizonte del televisor. Negó con la cabeza metiendo un puñado de papas fritas a su boca. Y recordé el beso de hace un rato; inconscientemente sonreí.
–Nop. –Recalcó la 'p' y tragó antes de hablar de nuevo. –Mi sueño es poder observar claramente algún día. –Contestó y pude detectar que una cierta tristeza abundó en su sueño. Me sentí mal por un minuto, pensando lo raro e inseguro de la ceguera.
–¿Puedes imaginarme? –No sé por qué... pero pregunté eso de una manera inusual en mí: suave y clara, haciéndola sonreír a medias.
Era hermosa. Y aunque me guste y fascine verla enojada, su sonrisa y tranquilidad no era comparada con nada.
–Mmmh... no. –Dudosa respondió. Sonreí, y acercándome para quitarle el tarro de papas fritas, tomé sus manos engrasadas, pero no me importaba. –Ugh, están sucias. –Hizo una mueca de desagrado mientras yo reía entre dientes; se sentó como indio enfrente mío y dejó que sus manos, sean llevadas por mí hasta mi rostro, justo en las mejillas... y allí las dejé para que ella misma extravíe mi territorio facial. Cerrando sus ojos, se inclinó para adelante, quitando las manos por unos segundos para limpiarlas con su gigante buzo tres números mayores, aunque le quedaba muy bien.
Con cuidado, tanteó y con sus dedos, rodeó mis ojos que se cerraban cuando las caricias eran presentes de su parte.
–¿Color de ojos? –preguntó. –¡No, espera! –exclamó de repente, pareciendo emocionada. –¿Negros? –negué con la cabeza, aún con los ojos en una sombra negra. –¿Grises? –volví a negar. –Mmh... ¿violeta? –rió tontamente en una carcajada simpática y tanteé la cabeza para ambos lados, suponiendo no saber qué decir.
–¿Recuerdas a alguien con ojos violetas? –hipotéticamente, pregunté divertido.
–Nah, pero en mi cabeza lo son.
–¿Estás loca? –se encogió de hombros desinteresadamente.
–Las mejores personas lo están.
–¿Alicia en el país de las maravillas? –volví. Recordaba esa parte de la película, donde Johnny Depp le decía a Alicia la misma respuesta que ella me dio.
–Exacto. –Contestó esbozando una sonrisa y siguió tocando mi rostro –Entonces... ¿marrones café o mieles?
–Mieles, supongo... pero puedes decirles violetas, amo el violeta. –Rió tontamente, mientras yo también lo hacía.
¿Cómo podía ser que hace unas cuantas horas no me podía ni ver, y ahora justamente me hablaba, me imaginaba, y se burlaba de mí?
–¿Te caigo mejor ahora? –sentí sus manos por sobre mi frente y las subió para mi pelo; jodidos escalofríos me hicieron cerrar los ojos y relajarme más. Lanzó otra carcajada, y se sintió como si ella negaba la cabeza.
–No. –Abrí los ojos de golpe y detallé con más precisión su boca y lindos dientes pequeños, curvados y mostrados en una hermosa sonrisa. –Todavía odio que seas conocido... arruinarás mi vida. –En broma, que pude captarla, rodó los ojos haciendo desaparecer su sonrisa.
–Pero no del todo... todo el mundo quiere algo de Justin Bieber, tú tendrás algo que nadie más tendrá. –Aclaró la garganta, y pestañó clavando los ojos en mi pecho, y eso que yo estaba sentado de la misma manera que ella: de indio y enfrente suyo.
–Eso no me interesa demasiado. –Hizo otra mueca como si no le interesaba. Y me sentí confundido. –Solo lo hago porque me beneficia a mí... y a mi familia. –Abrí mis ojos como platos, intentado procesar sus palabras.
¿Me estaba usando? ¿_________ Denninson? Por primera vez en mi vida... me sentí como si me patearan el trasero con un pie de acero, un jodido y pesado acero.   

Ojos Ciegos ( Justin Bieber & Tu )Where stories live. Discover now