Capítulo 14.

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-¿Cómo demonios es que las matemáticas se te hacen fáciles? 

Ross ríe, me besa los labios.

Le sigo el beso, sólo que esta vez me subo encima de él, me pongo a ahorcadas y me rozo contra su miembro, él gime.

-¿Estás excitado?

Pregunto haciéndome la tonta.

Podía sentir su erección debajo de mí, y además, podía notarla.

Me relamo los labios.

-Estoy excitado desde que te quitaste la remera porque me dijiste que hacía calor

Me río, sus labios besan los míos de nuevo.

Cierro los ojos para poder disfrutar mejor del beso.

Tratando de olvidarme de mis otros problemas, pero no podía por más que lo intentará.

¿Cómo romper con Ross de la forma menos dolorosa? 

¿Cómo romper con él sin que luego de eso me odie? 

Emma me dio dos semanas. Sólo dos semanas para romper con él. De lo contrario, se quedaría con el auto.

El auto, no era la gran cosa, era antiguo, pero esos autos valían mucho en estas épocas.

Pero a Emma y a mí no nos importaba cuanto podía llegar a valer.

Nos importa, ya que, fue el auto que mamá uso toda su vida, se lo regalo papá el mismo día que mamá le dijo que estaba embarazada de Emma.

Desde ese día, mamá se dedico a cuidarlo como si fuera porcelana, a ella tampoco le importaba el valor de aquel auto, si no, le importaba porque el hombre que más había amado en su vida se lo regalo con mucho amor.

Según Kelly. Pero estoy segura de que fue así como sucedió todo. De no ser así, Kelly no nos habría dicho nada.

Desde que Emma me había dicho que tenía las llaves del auto, y también me las había mostrado, se me ocurrió la idea de "robarle" como lo hizo ella al momento de tomar las llaves.

¿Pero cómo?

Conozco a Emma mejor que a la palma de mí mano, ella no escondería las llaves en cualquier lugar, no valía la pena ni intentar buscarlas.

Vuelvo a la realidad al escuchar un gemido por parte de Ross.

Me separo con las mejillas ruborizadas, sonriente, Ross me devuelve la sonrisa.

-Me tienes tan caliente...

Murmura mordiéndose el labio inferior. 

Sus manos viajan hasta mi sujetador, intenta desabrocharlo, pero justo en este momento, alguien toca la puerta.

Mis ojos se abren a tope, me bajo del regazo de Ross y me pongo mi camiseta.

Ross se cubre la erección que tiene entre las piernas con una almohada, me indica que abra la puerta con la mirada.

Maldita sea.

Me miro en el espejo, me arreglo el cabello como puedo, y abro la puerta que estaba con seguro. 

Casi me caigo de la vergüenza al ver a Stormie detrás de la puerta.

Maldición.

¿Qué pensaría de mí ahora?

Aún así trato de sonreirle. 

Ella me devuelve la sonrisa.

No esta enfadada.

Las Carter's | Ross LynchOnde histórias criam vida. Descubra agora