Mi cuerpo tirita de pies a cabeza cuando un escalofrio me envuelve. Se siente como si hubiesen pasado años cuando en realidad han pasado solo unas semanas desde que deje la yorozuya. Casi podía tomar la nada entre mis manos, porque eso es lo unico que había, nada. Ni un apizque de calor ni la más insignificante señal de vida. Muy pronto me encuentro perdida en mis recuerdos, totalmente absorta y cabizbaja, levanto el menton y retomo mi postura recordando a que había venido. Aquellas paredes que alguna vez fueron demasiado chicas para cobijar a mi familia ahora me parecen inmensas e incanzables. Me sentía pequeña. Obligada a reprimir mis pensamientos, seguí revisando entre sus cajones; polvo y telaraña cubrían mis dedos, pero ya no importaba, porque finalmente lo había encontrado. Soplo aire sobre la portada descubriendo que el color verde que solía cubrirla ahora es opaco. Por dentro parece estar en buen estado, muchas hojas fueron arrancadas dejando varias paginas en blanco. Se que tomar objetos que no son tuyos es de mala educación, pero, lo necesito.
Luego de haber discutido nuevamente con Shinpachi, sentí la profunda necesidad de ser escuchada. Si claro, ¿quien iría a querer escuchar lamentos ajenos de una chica tonta? Suficiente era la hambruna y enfermedad que pesaba como piedras en el hombro. Estabamos muriendo.
Tal vez mi necesidad de hablar no es tan grande, así que por el momento, me basta con tener una pluma y un pedazo de papel para poder plasmar lo que pienso, mi cuerpo quiere soltarlo. Necesito esta libreta. Después de todo, sadaharu no sabe hablar, Shinpachi ya no es el mejor acompañante y, Gintoki no va a regresar.
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Fragmentos de un diario
FanfictionSon los pequeños cristales de una vida registrados de fragmento en fragmento sobre unas amarillentas y mohosas hojas. Escritos por la mano de una joven yato, siempre con la pluma sobre el papel y con algo de su profundo deseo por plasmar sus sentimi...
