Cuarenta y uno

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Había estado todo el día pensando en el chico de los e-mail, pero las cosas nunca salen como uno quiere.. sino como deben ser. O eso era lo que intentaba creer.

Alex había llegado un poco antes de que yo me fuera a la cafetería, cuando lo vi instantáneamente me desplome en el suelo... llorando, que él estuviera ahí solo significaba algo. Mi padre había muerto.

Me quede en el suelo llorando un largo rato intentando decir algo, pero no eran más que balbuceos.

Finalmente me subí en el auto de Alex, que por cierto no era mi novio solo el hijo de una de las tantas novias de mi padre, él se había encariñado tanto que lo consideraba un padre. En el trayecto de mi departamento al hospital no dijimos ni una sola palabra, no era necesario.

Al finalizar el día me di cuenta de que no le había enviado un e-mail a Daniel, lo había dejado esperando.

Había sido un día genial.

E-mailWhere stories live. Discover now