Capítulo 1

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Derek se acercó con cautela a la zona del loft que hasta ahora había sido su cocina pero que de repente se había convertido en una zona de guerra.

Y en el centro de ese caos, con ollas repletas de comida en el fuego, el horno funcionando a todo trapo, manchas de tomate por doquier, varios vasos rotos y comida para parar un tren, estaba Stiles Stilinski.

Stiles no saludó a Derek cuando llegó a su lado. Ni siquiera le preguntó que hacía levantado tan pronto, pues solo era la una del medio día, y siguió con la comida. Al menos había conseguido que durmiera unas cuantas horas más, ya que él llevaba levantado desde las 8 de la mañana.

- ¿Me recuerdas por qué estoy haciendo esto? – preguntó Derek, mirando con reprobación el caos en que se había convertido su minúscula cocina y todo el loft en general.

Stiles no le miró para responder y ni siquiera paró para darle un beso de buenos días. Todavía tenía mucho que hacer.

- Porque en el fondo eres un cachorrito dulce y cariñoso que no puede decirme que no. Además, tú no estás haciendo nada. Solo has puesto la casa.

- Precisamente. Sabes que no me gustan estas cosas. Y menos en mi casa. Se supone que aquí solo puedo entrar yo y...

- Derek, cielo, TODO el mundo ha entrado en tu loft. Y por todo el mundo incluyo a los asesinos psicópatas de cada temporada. Es ridículo que después de todo eso no quieras que venga gente a la que conoces... Al menos sabes que de ellos te puedes fiar.

- ¿Estás seguro de eso? – preguntó, mirando descaradamente a Stiles.

- Quéjate lo que quieras. Pero, si no te importa, estoy ocupado. Así que, ¿por qué no vas a gruñir a otro lado? Mira, la esquina del fondo, entre las sombras, es perfecta para ti. Ve allí y quédate unas cuantas horas quieto y mirándome amenazadoramente.

En vez de recuperar la costumbre que Stiles le había sugerido, Derek pensó en volver a hacer otra cosa que hacía mucho que no ponía en práctica, como era estampar a Stiles contra la pared más cercana. Pero entonces se fijó en la comida que estaba sacando Stiles de la nevera y que era suficiente para alimentar a un regimiento.

- Luego te quejarás de que tu padre no tiene buena salud.

Stiles cerró la nevera y le miró sorprendido.

- ¿Y eso a qué vine ahora?

- ¿No crees que te has pasado con la cantidad de comida? – señaló la nevera - Solo seremos tu padre, tú y yo.

- Es que eso... - se rascó el cuello con nerviosismo - Eso no es del todo exacto.

- ¿Qué quieres decir?

- Pues eso. Que no es correcto el número de invitados.

- ¿Stiles?

- ¡Qué! – hizo un aspaviento con las manos - Si no quieres que te trate como un tonto deja de hacer preguntas estúpidas.

- ¿Cuántos vamos a ser?

- Pues... - fue salvado por la campana cuando llamaron a la puerta en ese preciso instante - Creo que ese es el primero.

- ¿El primero? – abrió los ojos de par en par, subiendo las cejas hasta arriba del todo.

- ¿Por qué no vas a abrir? – preguntó Stiles a su vez, señalando la puerta con insistencia - No es de buena educación hacer esperar a tus invitados.

All I want for Christmas is YouWhere stories live. Discover now