8. Lárgate de aquí de una vez

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—Oh vaya, otra amiga del señorito de la casa. Un placer conocerte. —dijo Marta con una sonrisa, al abrirnos la puerta.

—¿Otra? —Kristen levantó las cejas mientras me miraba fijamente.

—Acostúmbrate princesita, aunque tú sigas vistiendo como en el siglo XIX la sociedad de hoy en día ha cambiado—Le contesté mientras me dirigía a mi habitación y le hacía una señal para que me siguiera.

Habíamos llegado a mi casa.

Durante el viaje estuvimos callados después de escuchar sus palabras.

"tú y yo no vamos a ser amigos nunca"

Eso ya lo sabía.

Yo, NO quería ser su amigo por nada del mundo. Pero, ¿por qué ella no quería ser mi amiga? Quiero decir, no es que me importase, no me importaba para nada. Pero todo el mundo quería ser mi amigo.

Bueno, es que yo era yo.

—Tengo que admitir que me sorprende que vivas en una casa tan grande—Kristen comentó mientras admiraba mi habitación conectada a la sala de recreativos.

—Si hubieras venido a mi fiesta lo sabrías, pero como vives en la biblioteca—sonreí maliciosamente mientras Kristen entornaba los ojos de forma adorable.

Espera ¿qué?

¿He dicho adorable?

—¡Que justo ese día a esa hora estuviera en la biblioteca no significa que viva en ella!—Kristen cerró los puños apretándolos muy fuerte para contener su rabia.

—¿Así que lo admites? —Me gustaba hacerla enfadar.

—CÁLLATE—Kristen bufó—¡Me pones enferma! No hace ni veinte minutos me has prometido no insultarme más. Si no cumples tu palabra, yo tampoco cumpliré la mía —cogió su mochila y sus apuntes y se dirigió a la puerta.

—Oye, que era una broma. Por favor ven. Kristen, ¡Kristen! No te vayas, oye... LO SIENTO—Ella se giró de repente y sus ojos miraron fijamente los míos. Tenía un posado serio pero me pareció ver una sonrisa pícara debajo de ese rostro amargo y frío.

—Está bien. Pero solo te voy a dar una oportunidad más—suspiró—Abre el libro por la página 264—le hice caso sumiso, me iba a esforzar al máximo para entrar en Growsberg, era mi sueño. Mientras imaginaba mi futuro en la universidad, empezó a hablar—La energía reticular es la energía que se libera en el proceso de formación del enlace iónico a partir de los iones en estado gaseoso y por tanto justifica este proceso des de un punto termodinámico.

Me

Estaba

Durmiendo

—¿Lo entiendes? 

—Sí, sí—miraba el libro y las letras mientras ella leía pero mi cabeza no entendía nada de lo que ponía.

—Bien, entonces podemos deducir que como más grande es la energía liberada en el proceso, más estable es la red iónica y más grandes son las fuerzas de atracción entre los iones que forman el compuesto orgánico.

No entendía nada, levanté mi mirada hacia Kristen mientras leía apasionadamente las definiciones del libro. Parecía que disfrutaba. 

—A ver, no nos mintamos. No estás entendiendo nada, ¿verdad? —Negué con la cabeza—Vale, a ver...—colocó la mano en la barbilla y murmuró algo—¡Ya lo tengo! —se levantó y me cogió una mano.

Mi cuerpo se paralizó. No me lo esperaba.

—Oye, no es para disgustarte pero no quiero casarme tan joven—dije un poco asustado.

Alerta EmpollonaWhere stories live. Discover now