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Michael se levantó de su cómoda cama para dirigirse al baño y darse una ducha, luego ponerse el horrendo uniforme de su escuela, desayunar lo que su hermosa madre hizo antes de marcharse y por último esperar a su buen amigo; Luke.

El chico no se demoró mucho en la ducha, alrededor de diez minutos.

Cuando ya estaba listo salió de su habitación y fue a la cocina por la comida que le había dejado su madre.

Estaba a punto de darle el primer mordisco a su emparedado cuando el timbre sonó.
Perezosamente se levantó de la silla para ir a ver quién era el que llamaba a su puerta. Él ya tenía una sospecha.

—¡Luke!—dijo en forma de saludo al ver de quién se trataba.

—¡Michael!—saludó el rubio con el mismo tono que su amigo usó.

El mayor sonrió de lado y se hizo a un lado para que el rubio pasara.

—¿tu mamá ya se fue?—cuestiona el más alto, a lo que Michael asiente.

Michael fue por su emparedado y tomó su mochila, la cual estaba tirada en un rincón de la cocina.

—listo.

Salieron de la casa, la escuela quedaba un poco lejos del vecindario de Michael. Sin embargo, no les gustaba tomar un bus. Luke odiaba irse en el transporte público, ya que casi siempre iba rebosado de gente o eso era lo que creía el teñido.
R

ealmente Luke prefería caminar para estar mas tiempo con su amigo-crush.


En el camino Michael devoraba su emparedado y Luke lo observaba, en más de una ocasión le ofreció de su desayuno pero él se negó. Michael no supo el por qué, después de todo el de ojos azulados amaba comer.

A los minutos llegaron a su instituto. Luke suspiro estaba ansioso por saber que le tenía preparado ese día.


Omg, aún no supero que esta sea la tercera vez que público esta historia. En serio espero que alguien la lea y le guste.

Muke ♡ Where stories live. Discover now