Parte 1. Capitulo 6

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En la foto Calisto, la hermana menor de Elara, en su forma humana y lobuna

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En la foto Calisto, la hermana menor de Elara, en su forma humana y lobuna.


Mierda, mierda, mierda. Me pasé la mano por el pelo, tratando de tranquilizarme. Había encontrado a mi Mate, y la alegría que esa revelación debería haberme traído se vio empañada por la dura realidad de que él ya estaba emparejado. Un detalle menor, pensé con sarcasmo mientras los recuerdos de su rostro continuaban atormentándome.

Apoyé la cabeza en la pared de la cocina y dejé escapar un gruñido de frustración. Era hermoso, con ojos marrones que casi parecían negros, cabello ondulado ligeramente alborotado, alto, fuerte y marcado. Todo en él recordaba a mi verdadera mitad.

Mi loba estaba alborotada por dentro, aullando de frustración, impotencia y dolor. Él era nuestro, clamaba, pero la presencia de la otra loba, Dacota, me hacía dudar de las cosas. Jacob había mencionado a Dacota en relación con el ataque de los lobos.

Cerré los ojos y me encogí sobre mí misma mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas. El dolor era abrumador. Por una vez, deseé no estar sola. Empecé a pensar en cómo podría localizarlo después de que esta época pasara. Si la otra loba era Dacota, Jacob debía conocer a mi verdadero Mate.

Me levanté de la silla, me sequé las lágrimas y caminé hacia el teléfono. Tomé varias respiraciones profundas, intentando calmar mis sollozos. Necesitaba correr para liberar la tensión y el conflicto que se habían desatado dentro de mí.

Marqué el número de Jacob, esperando que entendiera mi necesidad de escapar de mis pensamientos y emociones abrumadoras.

-¿Elara? - preguntó Jacob, su voz llena de confusión. - ¿Estás bien?

-Necesito correr, Jacob - dije con voz apagada. - Necesito alejarme y despejar mi mente. Ya no puedo soportarlo.

-Pero es pleno día - respondió Jacob, con preocupación evidente. - Ninguno de los miembros de mi manada puede cambiar sin luna, Elara.

Asentí en silencio, sabiendo que tenía razón. A pesar de la necesidad de correr, sabía que no podía cambiar en este momento.

-Sigue el río hasta la colina norte - continuó Jacob. - Ahora mismo te puedo asegurar que no habrá nadie en esa zona. Tendrás espacio para correr y liberar la tensión.

-Gracias - gimoteé. - Muchas gracias, Jacob.

-Elara - su voz dejó entrever preocupación. - ¿Qué está pasando?

-Te llamaré después - dije rápidamente antes de colgar el teléfono y dejarlo sobre la mesa. Luego me desnudé con rapidez y coloqué una mochila de emergencia en mi espalda. Salí corriendo de la casa, y en cuestión de minutos, mi pelaje níveo volvió a cubrir mi cuerpo.

Mi loba aulló de placer mientras corría a toda velocidad. Llegué al río en menos de diez minutos y comencé a trotar hacia la colina norte. El camino empinado me ayudó a gastar la energía acumulada.

Cuando llegué a un saliente en la colina, me apoyé en mis patas traseras y salté al saliente más cercano. La pequeña cascada roció mi pelaje con su gélida agua y gimoteé de placer. Luego, saqué la lengua para probar el agua, que nunca había disfrutado tanto.

Me acurruqué en el saliente, admirando la vista. Todo estaba lleno de vida, con un verde exuberante y brillante que se extend


Me acurruqué en el pequeño saliente, observando la exuberante vegetación que se extendía en todas direcciones. El bosque parecía cobrar vida ante mis ojos, con una paleta de verdes vivos y matices de colores brillantes. El sol filtraba a través de las hojas de los árboles, proyectando sombras danzantes en el suelo del bosque. El canto de los pájaros y el susurro del viento llenaban el aire con una sinfonía de sonidos naturales.

Alcé el hocico, inhalando profundamente para captar los ricos aromas del entorno. Cerré los ojos y me sumergí en la fragancia del bosque. No había rastro de olores amenazantes, solo la pureza de la naturaleza en su forma más prístina. Mi cuerpo se relajó al sentirme en este refugio de paz.

Finalmente, decidí volver a mi forma humana y me senté en el borde del saliente. Alargué la mano hacia el agua que fluía junto a mí, dejando que la fresca cascada recorriera mi brazo y mojara mi pecho. El agua fría era refrescante y revitalizante, como un bálsamo para mis emociones revueltas. Por un breve momento, encontré consuelo en la armonía de la naturaleza y en el tacto del agua que me rodeaba.

Pero sabía que no podía quedarme aquí para siempre. Era hora de enfrentar la realidad y considerar los desafíos que el encuentro con mi Mate traería a mi vida. Con determinación renovada, me preparé para dar el siguiente paso, saltando hacia el destino incierto que aguardaba en mi camino.

Luz de Elara. Saga lunas de Jupiter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora