Capítulo 8: No hables mientras masticas.

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¡Gracias por leer! <3

PD: Brythel en multimedia.


―Buenas noches, Kathery.

No sé si sea por la inesperada reacción de Ethan ante su nombre hace unas horas o por el simple hecho de que es la progenitora de Brythel, pero su voz me asquea.

―Buenas noches, Brianna.

Pasa con la frente en alto a mi casa y le sigue Brythel, con su pose narcisista y de superioridad. Agh, apesta a gato.

―Buenas noches a ti también ―susurro para mí misma, después de que la chica haya ignorado mi presencia olímpicamente al entrar a mi propiedad.

La cena transcurre tranquila, con las voces de mi madre y Brianna inundando el lugar. Yo solo hablo cuando se me hace una pregunta directa, igual que Brythel. No puedo evitar mirar frecuentemente a la mujer que está sentada frente a mí. No sé cual sea la historia entre ella e Ethan, pero la necesidad de saber me está matando. No puedo concentrarme ni pensar en nada más.

― ¿Cariño? ―La voz de mi mamá me saca de mis cavilaciones―. ¿Podrías traer el postre, por favor? Está en la cocina.

―Claro. ―Le sonrío levemente y voy por lo que me indicó.

¿Qué habrá de postre? ¡Por favor que sean fresas con crema! Amo las fresas con crema. Se me hace agua la boca solo de pensar en ellas y no puedo evitar relamerme los labios.

―Vaya, estás pensando en mí.

Brinco exageradamente del susto. Juro que mi corazón dejó de latir por un milisegundo.

― ¿Qué cojones estás haciendo aquí? ―le pregunto intentando no gritar. Él solo me mira divertido.

He decido ignorar el hecho de que no confía en mí. Honestamente, no sé porqué me lo tomo tan a pecho. Es decir, sólo hemos convivido una semana, supongo que es lógico que no se sienta especialmente ansioso por contarme sus asuntos personales. Además, si va a seguir quedándose aquí, será mejor llevar la fiesta en paz. Él también pareció haber olvidado el asunto. Simplemente borramos el episodio y volvimos a la relación de indiferencia y comentarios irritantes y sarcásticos.

Quién sabe, tal vez el problema sea yo. Tal vez yo soy la que fue lo bastante ilusa para pensar que le inspiraba confianza de alguna manera. Yo soy la tonta que se encariña demasiado y rápidamente. Eso es lo que hago.

―Bajé por el postre. ―Se encoge de hombros.

Es entonces cuando veo que lleva un plato con fresas con crema en una mano, mientras que con la otra atrae la cuchara hacia su boca. ¡Se está comiendo mis fresas con crema!

― ¿Qué sucede contigo? ¿Sabes que tenemos visita? ¿Cómo le hiciste para bajar sin que nadie se diera cuenta? ¿Acaso tienes estiércol en la cabeza? ―Gesticulo con las manos, intentando sacar la frustración que siento. De verdad no entiendo en qué estaba pensando―. ¡Y ya deja mi bendito postre! ―Le arrebato el plato de las manos y, antes de que pueda quitármelo, meto la cuchara a mi boca y la babeo exageradamente, intentando asquearlo. Sin embargo él me mira indiferente.

― ¿En verdad crees que eso va a evitar que siga comiendo? ―Frunzo el ceño.

―Sí ―respondo con la boca llena. Él hace una mueca.

―No hables mientras masticas, resulta asqueroso. ―Bueno, ahí está el punto débil.

― ¿Cómo dices? ―pregunto, bajando el mentón con exageración, dejándole ver las fresas trituradas en mi cavidad oral. Él sacude la cabeza asqueado y me da la espalda. Suelto una carcajada por su reacción.

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Where stories live. Discover now