Epílogo.

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   3:42 hs. Ese era el número que marcaba el despertado en la mesita de noche. Siempre era lo mismo; insomnio. Desde el incidente de su mejor amiga. Catt ya no dormía bien, esperaba que alguien viniera y le dijera que solo había sido una pesadilla, pero esto era verdadero. Demasiado.

   Decidida se vistió con lo más simple que tuvo a la vista. A su madre, Catalina, no le importaba mucho lo que hacía su hija, desde el divorcio con el padre de la muchacha, su relación no era la misma. Solía reprocharle. Catt solía evitarla, evitar la pelea que era enfrentarse a ella todos los días. La tormenta.

   A las pocas calles empezó a diluviar esto a la morocha no le importó, miró hacía los costados para ver que nadie la siguiera y se colocó la capucha. El agua no iba a impedir que llegará a su destino que estaba a tan solo tres calles más.

   Al llegar al cementerio. El escenario era casi tétrico, pero ella no se dejó debilitar por las malas jugadas su mente. Para su suerte estaba abierto, buscó rápidamente la lápida, la encontró.

Paris Valentine Robers.

29.08.98 - 12.09.14

Causa de muerte: suicidio.

»una alma perdida«

   Se acercó a ella, rápidamente una lágrima cayo por mejilla, se sentó en el suelo húmedo; no le importaba que estuviera mojado. No le importó que el agia se colara entre su ropa, ni que su cabello de adiriera a su frente. De su bolsillo sacó de un papel; algo amarillento y arrugado.. Era de París.

Querida Catt:
  Posiblemente cuando leas esto ya me habré ido. Lo siento por dejarte sola, por decepcionarte, por no dejar que me ayudarás, pero es que nadie podía.
Catt... Me siento jodidamente mal. Y creó que será así toda mi vida. No hago nada bien. Veo como las personas que quiero se van alejando cada vez más, Catt, sé que hay gente que me quiere pero no se siente así. ¡No puedo más! ¡Quiero gritar, alguien por favor que me abracé porque me estoy derrumbando a pedazos!
No llores, cariño, algún día nos encontraremos. Siempre te escuché y nunca dejaré de hacerlo.
Gracias por todo.
Con cariño; París.

   —Ya han pasado tres meses y aún no consigo dejarte en paz.—rió con nostalgia.

   —Pasaron muchas cosas, papá quiere que vaya al psicólogo—la voz de Catt se rompió, cambiando de tema rápidamente—. Mierda, Paris, ¿Por qué nunca me dijiste que tus padres te ignoraban constantemente? ¿Por qué nunca me dijiste que peleaban siempre? ¿Qué te sentías jodidamente inútil, vacía y rota? ¿¡Por qué!?—estaba llorando, culpándose de todo.

   —París te fuiste al cielo y me dejaste aquí, sola. Tengo el corazón hecho pedazos y el maquillaje corrido. Me gustaría poder reprochartelo pero sé que no es tu culpa, pero es que a veces se siente tan doloroso. Ya no veo tu sonrisa ni te veo caminando en los pasillos de la secundaria. Ya no podré hacerte cosquillas ni decirte cuando te quiero... París esto es tan duro.

   Cerró los ojos y la única imagen que pudo tener fue la de su difunta amiga. Ahí, sintiendola. Sonriendole. Por un momento todo fue paz en su mente, sólo le rogaba a dios que donde quiera que esté, fue feliz.

   —Lo siento—dijó secándose sus lagrimas y sorbiéndose su nariz.—. Solo quería decirte que...

Te quiero, Paris.

Tú nunca fuiste un estorbo para mí,

siempre alegrabas a los demás,

irónicamente tú no eras feliz.

Querías ser perfecta para que tus padres estén orgullosos de tí,

pero dejame decirte,

cariño, tú eras lo más cercar a la perfección.

Eras un ángel,

que no podía soportar el dolor de la Tierra.
 
   Todas las semanas Catt, visita a su amiga con un ramo de tulipanes, sus flores favoritas. Habla con ella y aunque no le responda, Catt sabe que la escucha desde algún lugar del universo.

Fin.

Rota [C]Where stories live. Discover now