Epílogo.

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Narra James.

Había escogido el ramo mas lindo y significativo para Mi Emma, ella merecía lo mejor donde sea que este.

Suspiré.

Me hacía mucha falta.

La extrañaba como nunca había extrañado a una persona.

Caminé por los tristes pasillos del hospital, donde se encontraba mi única razón para vivir.

Emma estaba en... "coma"

Me costaba aceptarlo y decirlo.

Había pasado un mes, un mes de tortura.

Ambos extrañábamos a Emma.

Los médicos habían dicho que quizás podía despertar o quizás no.

Pero tenía el vago presentimiento que lo haría.

Llegué a su habitación y la vi, acostada en su cama durmiendo como la bella durmiente esperando a su príncipe azul que la despertara con un beso.

—Emma, mi amor he venido a verte.

—Dason te extraña y yo también. —tomé su mano.

—No nos dejes solos, por favor.

—Te amo.

—Emma, por favor despierta. —una pequeña lágrima salió.

No quería llorar, no de nuevo. Siempre lloraba hasta quedarme sin lágrimas. Besé la pequeña mano de mi amada. Y salí de la habitación.

Fui a buscar al pequeño Dason y lo llevé a la habitación donde se encontraba su madre.

—Emma, por favor. Te necesitamos. —Comencé a llorar.

—Eres nuestra luz, mi luz. Sin ti no podré estar feliz y completo.

—Vuelve por favor.

Dason comenzó a llorar como si supiera que es lo que sucede, me acerqué a Emma y le besé la frente, caminé a la puerta cuando su hermosa voz me detuvo.

—James—dijo en un susurro.

Me acerqué a ella, Emma comenzó a desesperarse.

—Tranquila, mi amor.

—¿Dónde estoy?

—Estas en un hospital.

—¡¿Dason?! —abrió sus hermosos ojos verdes oscuros que tanto amaba de ella y de mi hijo.

—Tranquila, está aquí.

Puse a Dason en sus brazos, lo abrazó y le besé. ¡Dios extrañaba sus labios!

—Voy a ir a buscar al Doctor.

Salí con Dason y se lo entregué a mi madre, fui a buscar al doctor y le comenté lo sucedido. Abrió sus ojos y fue corriendo a la habitación de Emma.

La revisó y estaba en perfecto estado, me dejó solo con ella.

—Te extrañe mucho Emma.

La abrecé y ella me correspondió. Y comenzó a llorar igual que yo.

—Tenía miedo James.

—Yo igual Emma, pero ahora seremos felices. Vanessa se suicidó.

—¿Esta vez seremos felices?

Asentí.

—Seremos felices los tres y con los que vendrán. —ella rió suavemente.

—Siempre tan idiota.

—Tú me vuelves así.

—Te amo.

—Te amo.

Cuatro años después.

Narra Emma.

—James deja de hacer travesuras con Dason. —dije tocándome mi abultado vientre de casi 7 meses.

—Pero mami, papá me dijo que esto le gustará a mi hermanita.

—Es verdad Emma, hay que comenzar a practicar para desechar a todos los hombres que se acerquen a mi pequeña. —me crucé de brazos, pareciendo enojada.

—Dejen de ser celosos los dos, Ella será igual que yo.

—Por eso mami, no hay que dejar que ningún hombre se acerque a ustedes.

Rodee los ojos, Dason era igual a James.

—Bueno bebé es hora de dormir. —llevé a Dason a su habitación.

Al salir de la habitación después de leerle un cuento a Dason, James me tomo de la cintura.

—¿Qué te parece tu y yo esta noche?

—Eres un pervertido.

—Pero soy tu pervertido.

¿Quién iba a pensar que el idiota, cretino, estúpido y mujeriego de mi jefe se iba a enamorar de mí?

Ni yo lo creía.


Un cretino e idiota de jefe.#EDreamsAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora